Desde 2008 las ventas argentinas al país persa han crecido de manera notable y ya el año pasado sólo las exportaciones de aceite de soja, harina de soja y girasol crudo totalizaron más de US$ 900 millones, superando así la cifra pico de todo el intercambio comercial alcanzado a mediados de los años 90, antes de que la voladura de la AMIA derrumbase también los negocios bilaterales que se habían erigido durante un siglo. El año pasado, Irán se convirtió en el segundo importador de aceite de soja argentina, detrás de la India, y el cuarto de harina de soja. También compra poroto de soja, maíz y trigo, y algo de cebada y arroz. (...) En paralelo con el “resurgimiento” de los lazos comerciales este año hubo un sorpresivo ofrecimiento de Teherán de “colaborar” con la investigación de la AMIA. Aunque el canciller Héctor Timerman lo recibió como “un avance inédito y muy positivo”, representantes de la comunidad judía rechazaron el “diálogo constructivo” propuesto por la cancillería iraní de manera formal y escrita.
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