“Mikvé Israel”, la primera escuela agrícola de Eretz Israel, es desde hace tiempo famosa. No es únicamente una escuela o una población; es una institución con una maravillosa historia de enorme importancia, para el desarrollo de la agricultura en Israel. No por casualidad dijo sobre ella David Ben Gurion: “De no haber sido creada Mikvé Israel, es dudoso que se hubiese creado el Estado de Israel”.
Para hablar de los comienzos de “Mikvé Israel”, es necesario retrotraernos 141 años. En Eretz Israel vivían por entonces los miembros del “ishuv ha-iashan”(antiguo poblado judío), quienes habían venido antes del inicio de las “aliot”(inmigraciones), en las postrimerías del siglo XIX. Muchos de ellos se dedicaban al estudio de la Torá, y pocos contaban con un oficio. Se mantenían con los dineros provenientes de la “jaluká”(colectas), que los judíos de la diáspora les enviaban, y consideraban el trabajo de la tierra como una actividad despreciable, apta sólo para los “falajs”(campesinos) árabes.
Tal era la situación de los judíos en Eretz Israel, cuando en 1860 fue creada en París una organización judía llamada “Kol Israel Javerim” (“Kiaj”; en francés “Alliance”), cuyo fin era la defensa de los derechos de los judíos, así como mejorar su situación en distintos países.
Karl Netter
En 1868 visitó Eretz Israel el primer secretario general de la sociedad, Karl (Iaacov) Netter. Pudo observar la situación de los judíos así como la degradación de la agricultura en el país, y comprendió que era necesario acercar a los judíos al trabajo de la tierra, puesto que sólo la agricultura podría mejorar su situación. Netter veía en esta actividad, también un medio para estimular la “aliá”. Se decidió la creación de una escuela agrícola, y Netter comenzó a recaudar fondos.
Sólo la “locura” de un solo hombre podía operar el milagro. Numerosos obstáculos se interponían en su camino: el “ishuv ha-iashán”, que era religioso, temía que la escuela tendiese hacia el laicismo, y sobre Netter se hizo pesar un anatema.
La idea de la agricultura era nueva, y era necesario adaptarse a ella; los árabes no estaban conformes con la idea de los nuevos vecinos, y también faltaban, obviamente, fondos. Pero Netter aportó de su peculio y otros siguieron su ejemplo. Debido a su determinación y adhesión al objetivo, el día 15 de febrero de 1870 la escuela fue fundada y se convirtió en un hecho.
Netter no tenía familia, y era frecuente decir que la escuela era su compañera de vida, y los alumnos, sus hijos.
El objetivo del colegio en sus inicios era, ante todo, enseñar a los hijos de los judíos, el trabajo agrícola. La institución recibió su nombre del Libro de Jeremías, Cap. XIV, vers. 8: “Esperanza de Israel, salvador en tiempos de apuros, ¿por qué habrías de vivir como un extranjero en el país, como un huésped de una noche?”
Viejo y nuevo
Y este año (2011) , con motivo de que en Israel, a raíz de lo que acontece en la
“U.N.”, se viven momentos complicados y difíciles, creo nada más apropiado que rememorar la primera escuela que proporcionó a los jóvenes de Israel el conocimiento básico de la agricultura.
Los inicios
El fundador de ´Mikvé Israel´ comprendió que el progreso del país provendría del desarrollo de la agricultura, y su visión consistía, no en darle a la gente “pescados”, sino, en enseñarles cómo pescarlos.
´Mikvé´, fue no sólo la primera escuela agrícola del país, sino la primer población de la era moderna que contaba con infraestructura. Había allí pozos de agua, pero alumnos casi no había. El primer alumno fue un muchacho de 15 años llamado Itzjak Alhadeff, a quien Karl Netter había encontrado en una de las calles de Jerusalem cuando aquel comía sandía. Netter le dijo: “ven con nosotros a Mikvé y aprenderás a cultivar sandías”
Durante los primeros años la Alliance financió entre diez y doce alumnos por año, y el resto fue mantenido por comunidades judías del mundo.
En el transcurso de la Primera Guerra Mundial, el lugar pasó por muchas vicisitudes: el director de “Mikvé” de aquel entonces, Eliahu Krause, se vio obligado a dispersar a los alumnos durante los años de la guerra; y cuando ésta finalizó, el colegió quedó sin estudiantes. Krause solicitó al Barón Rothschild abrir la escuela para los huérfanos de guerra en Eretz Israel, y así fue.
Eliahu Krause fue uno de los directores más significativos de “Mikvé”. Ocupó ese cargo durante unos 40 años, entre 1913 y 1955, y fue él quien persuadió a la sociedad ´Alliance Israelite Universelle´ de cambiar la lengua de estudio en ´Mikvé´ del francés al hebreo. En 1956 la sociedad Alliance se asoció en el Estado de Israel, a la administración de educación para la colonización dependiente del Ministerio de Educación. En la actualidad, un 50 por ciento pertenece a la administración israelí, y el otro, a la Alliance y a Mikvé Israel.
Mikvé está situado en un cruce, y por lo tanto servía como punto de partida a las unidades de la Haganá (Ejército Judío pre-Tzahal) para sus distintas acciones, fundamentalmente, entrenamiento e instrucción. En el lugar hay una caverna natural, que sirvió de vivienda a los primeros habitantes del lugar, y en los tiempos del Mandato Británico, se empleó para los adiestramientos en el uso de armas y municiones, así como para su ocultamiento.
El Legado
Los distintos directores de “Mikvé Israel” desearon preservar el carácter agrícola de la escuela, hasta el día de hoy.
“Mikvé” es una escuela, una aldea juvenil, que brinda servicios a poblaciones de todo el país, entre las edades de 12 y 18 años, siendo el objetivo, educar para los valores de amor al hombre y a la tierra.
Lo que no cambió, desde su fundación, es el legado, en todo lo vinculado al sionismo. Los dirigentes y maestros fueron y son grandes creyentes en el ideal sionista. Los egresados de “Mikvé” se encuentran, prácticamente, en todos los lugares clave del Estado. El actual director de la institución es Ronen Zafrir.
Visita
Quien visita esa escuela agrícola, como lo hice durante mi actual visita a Israel, Septiembre de 2011, junto a mi esposa Sara y un grupo de amigos, tiene la sensación, que ahí se respira verde; que se huele la tierra, y cualquier residente de la Colonia le comentará, que allí se sienten los cambios de estación y se ve el proceso por el que atraviesa el trigo, desde el arado de los campos de cara a la siembra, pasando por los primeros brotes, hasta la cosecha.
Los alumnos ordeñan, crían polluelos y trabajan en el jardín botánico, que es el primero de su tipo en Israel. El colegio también se caracteriza por tener una enorme hacienda agrícola.
En la escuela se percibe que la unión con la tierra, es sumamente importante. La unión del hombre con el hábitat en el que vive forma parte de la visión de ”Mikvé Israel”
En 1941 se inauguró ahí la sección religiosa. Desde entonces hasta la actualidad (2011), conviven ambas corrientes, la estatal y la estatal religiosa. Además, tienen allí, todo aquello vinculado al legado judío, a la historia y al sionismo del Estado de Israel.
Foto Mítica
En “Mikvé” hay varias historias que ya se convirtieron en mito. La más conocida, es la de la foto de Herzl y el Kaiser alemán.
En 1898 había a la cabeza de Mikve un director llamado Niyego. Fue uno de los directores mitológicos del colegio y obtuvo el mote de ´Herodes de Mikvé´, puesto que construyó ahí la mayoría de los edificios.
Un día, la mujer de Niyego encontró a Herzl y le contó que el Kaiser alemán, Guillermo II, visitaría la escuela, y lo invitó también a él. En el día previsto, Herzl partió con un grupo de niños a recibir al Kaiser; y, efectivamente, el Kaiser llegó montado a caballo. Un fotógrafo perpetuó el hecho con su cámara, pero la fotografía no salió. Dado que no deseaba renunciar a una foto semejante, realizó un fotomontaje, y pegó a Herzl en la foto.
Inmigración y Absorción
Desde siempre “Mikvé” contribuyó en gran medida, al sionismo y al idioma hebreo; estimuló la aliá y la absorción de inmigrantes, como así también, la reunión de las diásporas.
Allí se recibía a alumnos de todo el mundo; era una mixtura muy importante para muchas poblaciones. Hace cuatro años (2007), inauguraron allí una secundaria israelo-francesa, para “olim” provenientes de Francia.
Tienen en la Institución poblaciones variadas: de Sudamérica, Irán, jóvenes de Etiopía y estudiantes de la ex U.R.S.S.
Además, cuenta con el proyecto “Masá” de la Agencia Judía, para estudiantes que vienen a Israel, en colaboración con el Instituto Tecnológico. Ellos llegan por un período de varios meses, luego regresan a sus países de origen y con el tiempo, generalmente “hacen aliá”.
De sueño a realidad
A fin de completar la imagen de “Mikvé”, les relataré una conversación que tuvimos, durante nuestra visita a la institución con quien fuera alumno, y en la actualidad presidente de la Asociación de Egresados, Ezra David. Él nos relató con gran entusiasmo, cómo fue su primer encuentro con el colegio.
Ezra, nos contó aproximadamente, lo siguiente: “Provengo de una aldea, Kfar Iona. Mis padres eran agricultores, yo también, y al llegar a la edad escolar pregunté dónde se estudiaba agronomía, y me dijeron: ´agricultura en serio, es Mikvé Israel´. Llegué a Mikvé en 1957, hace 54años, como alumno. Mi sueño de llegar a Mikvé Israel se concretó”.
“Jamás olvidaré”, siguió relatando Ezra, “el día en que atravesé el paseo de palmeras. Era la persona más feliz y me embargó una emoción enorme: ¡ Estoy estudiando en Mikvé Israel! Tras finalizar mis estudios, regresé a Mikvé como instructor agrícola. Dado que quería ser agricultor, me inscribí en la Facultad de Agronomía, y a la par de mis estudios, fui instructor social en Mikvé. Cuando me recibí, ya era profesor de agricultura en la escuela, y al cabo de algunos años, fui nombrado vicedirector; durante los últimos diez años dirigí la sección general del secundario de seis años; y durante el período escolar 2007, se me solicitó desempeñar la función de director general, cosa que hice durante un breve lapso de tiempo. Ahora estoy en Mikvé en calidad de asesor voluntario. Sirvo como presidente de la Asociación de Egresados, procuro perpetuar la memoria de los alumnos caídos en las guerras de Israel, y obtener becas de estudio para los discípulos del internado”.
Luego le solicitamos que nos contara acerca de la época en que era estudiante de Mikvé, y trataré de reproducir con la mayor fidelidad posible, lo que nos relató:
“Todos estábamos en el internado, unos quinientos alumnos, provenientes de moshavim, kibutzim y haciendas agrícolas, la elite de la juventud. Los estudios eran de un alto nivel, con el acento puesto naturalmente en la agricultura. Los estudiantes, en su mayoría, se volcaron después a la acción colonizadora, a los moshavim y kibutzim. Tuvimos la suerte de aprender con los mejores maestros de agricultura; la mayoría de ellos recibió el Premio Israel”
“El internado tenía nivel. Éramos tan unidos que hasta el día de hoy estamos juntos: los hijos están juntos, los nietos, incluso Iom Haatzmaut celebramos juntos. Este lugar nos formó, influyó en mi personalidad: en la educación para el trabajo, la responsabilidad y brindarse al prójimo. Además de todo eso, se ponía el acento en la vida cultural: asistíamos a representaciones teatrales y hacíamos puestas en escena nosotros mismos”.
“Y algo aún más importante”, siguió relatando Ezra, “algo que me marcó para siempre. Imagínense muchachos de quince años, divididos en grupos de a dos o tres, arando en medio de la noche, con pantalones cortos, con una linterna”.
“Uno ara toda la noche, y fuera de la parte de responsabilidad y de independencia, cuando uno ara, empieza a amar la tierra; y, ¿saben qué?, quien ama la tierra también la defiende; por eso hace falta una escuela agrícola.”
“ Más de cincuenta años los pasé aquí, y volvería a cada día y a cada momento. Pasé aquí toda mi vida; los hijos nacieron aquí; mi nieto nació aquí; en este lugar construí y me construí”.
Y casi terminando la visita le preguntamos a este hombre, que prácticamente nos cautivó, ¿Qué futuro ve para Mikvé Israel?
“Mikvé debe tomar un rumbo. Hoy en día, la agricultura se reduce cada vez más. Es por eso, que este Instituto debe dirigirse hacia una agricultura inteligente, y ser líder en ese rubro: biotecnología, ingeniería genética; ésas son las áreas del futuro; es necesario traer de nuevo al mundo a la agricultura. Se habla de hambre en el mundo, se habla de que la cantidad de agua es cada vez menor. Es preciso solucionar esos problemas.”
“Traer de vuelta a los mejores jóvenes aquí, a estudiar agricultura. Pero para alcanzar una agricultura inteligente, con tecnología e ingeniería genética, es necesario invertir aquí recursos, que lamentablemente no abundan”, terminó diciendo nuestro interlocutor.
Jardín floreciente
Como Ezra había dicho que no deberíamos irnos de “Mikvé” sin ver el jardín botánico, que constituyó el orgullo de la institución por muchos años, salimos, pasando frente a casas de vieja data, construidas tal como se edificaba hace cien o ciento cincuenta años. Pasamos junto a “Jurshat Ha-Rishonim”, es decir el primer bosquecillo de eucaliptus plantado en 1882, del cual fueron diseminados los eucaliptus hacia todos los rincones de Israel.
Una bandada de pájaros nos precedió y preanunció que nos aproximábamos al jardín botánico. Y efectivamente, ante nuestros ojos apareció el sendero de palmeras que conduce hacia él.
El jardín botánico fue proyectado por el Prof. Otto Warburg de la Universidad Hebrea, en 1930. Cinco hectáreas de bello jardín, con unas 500 especies de plantas. Dentro de la superficie del jardín, está emplazado un monumento a los egresados de “Mikvé” caídos en la Guerra de la Independencia. Luego proseguimos hacia la tumba de Karl Netter.
Cuando volvimos, Ezra nos esperó, luego nos acompañó hasta el estacionamiento, y antes de despedirnos nos dijo: “Aquí se concretó una visión. La visión de Netter. Deben comprender que aquí sucedió algo fantástico. Llegó hasta este lugar un judío de París, todo en derredor eran dunas, a varios kilómetros de Iaffo y hasta Jerusalem no había ninguna otra población judía, y dijo: aquí habrá de surgir una escuela agrícola; en este lugar judíos aprenderán a ser agricultores”.
“¡Para eso hacia falta una gran visión! Cada año, durante la ceremonia de graduación, digo: ¡¿Dónde está Netter?!, que se levante de su tumba y vea a estos 200 chicos, egresados de Mikvé”.
La visita fue realmente una vivencia emotiva y un aprendizaje excepcional, amén de un recorrido fundamental por la historia de los últimos más de 140 años de Eretz Israel.
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