El de Moshen Rabbani es realmente un caso curioso. No sólo jamás hubo un interés real por parte de Galeano de recibirle declaración, sino que del juicio oral surgieron elementos muy que interesantes. Por ejemplo la declaración testimonial del espía de la Secretaría de Informaciones Estatal, Don Isaac García, quien entre las muchas cosas que contó a la audiencia acerca de la variedad de intervenciones que tuvo en relación con el caso AMIA a lo largo de varias jornadas, se refirió extensamente a su relación con quien era el agregado cultural de la embajada de Irán, a quien le habían encomendado investigar. Así fue que García dijo que entró en contacto con Rabbani mediante el 'truco' de estacionar el auto junto al del funcionario iraní en el estacionamiento donde éste dejaba su auto. A partir de esto, pudo generar con él una relación amistosa -narró García- y se convirtió en una suerte de 'guía turístico' del iraní, a quien -ya como chofer- llevó a conocer los reductos más interesantes de la noche porteña. Este vínculo perduró lo bastante como para que García afirmara que le llamó mucho la atención que Rabbani no volviera a nuestro país, dónde se sentía muy cómodo, siendo que se había ido por razones funcionales por un breve lapso y habiéndole manifestado su voluntad de regresar pronto para continuar su vida en la Argentina. Esto impulsó a uno de los abogados de la querella -tan sorprendido a esa altura como todos los que estábamos en la sala de audiencias, jueces incluidos- a preguntarle si, dada la estrecha relación que había entablado con el funcionario iraní, algún comportamiento suyo le había parecido sospechoso, si hubo alguna circunstancia que le llamara la atención. Ante la negativa del agente de la Side, el letrado fue mas concreto, inquiriéndole si pudo establecer alguna vinculación entre Rabbani y el atentado a la AMIA. Ante esta pregunta, Isaac García abrió grandes sus ojos, levantó sus brazos en clásico gesto de perplejidad, al tiempo que con voz clara y tono terminante le contestó al atribulado colega: "Moshen Rabbani no tuvo nada que ver con AMIA, Jamás advertí signo o dato alguno que lo vinculara con el atentado". Es por esto que la decisión de Interpol de suspender la orden de captura de Rabbani tiene más asidero en la realidad que la voluntad de insistir en una pista que, a estas alturas, es sólo un retazo hecho jirones. Juan Carlos García
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