EL VIEJO HOGAR
La primera y la segunda generación de inmigrantes se esforzaron por trasladar a estas tierras las tradiciones y costumbres de lo que llamaban "di alte heim" ("el viejo hogar"). De su seno surgió una pléyade de judíos conscientes que consideraron su deber seguir cultivando los valores de la cultura judía, la educación, el amor al estudio, el trabajo institucional, el ideal de justicia y la solidaridad. A ese gran grupo pertenece Moishe Koifman. Era un jovencito de apenas 20 años cuando, en su Grodno natal (había nacido el 11 de Diciembre de 1908), tomó la decisión de viajar a la Argentina. Acababa de debutar con un poema en el periódico "Iúgnt véker" ("El impulsor de la juventud"), que se editaba en Varsovia. Moishe Koifman creció en una ciudad donde la vida judía había venido desarrollándose por generaciones. Procede de un hogar judío auténticamente popular. Sus padres eran muy respetuosos de la tradición judía. La madre se llamaba Raitze, razón por la cual Koifman firmó algunos de sus escritos con el seudónimo Moishe Raitzes (Moishe, hijo de Raitze). El padre, Alexán-der, enrolado en el movimiento religioso "Mizraji", había estudiado en la afamada "ieshive" (academia talmúdica) de Slabodke. El pequeño Moishe se educó en una escuela ídish- hebrea, y su padre le enseñó "Tanaj" (Biblia). Durante la Primera Gue-rra Mundial, la familia debió internarse en territorio ruso, en la provincia de Voroniedz. Allí el niño estudió en una escuela moderna que respondía a las ideas de la "Haskalá" ("Iluminismo" - "Ilustración"). También cur-só estudios en la ciudad de Járkov. A raíz de estas migraciones, parte de su juventud transcurrió, junto a los suyos, bajo el régimen soviético. Cuando regresa a Grodno, Polonia, su hogar, lo acusan de comunista y es apresado. Se salva por haber publicado su poema en el periódico "Iúgnt véker", que era un órgano del "Bund", partido socialista judío reconocido oficialmente en Polonia. Sin embargo, el episodio precipita su decisión de abandonar el país. Por aquellos años, los barcos arribaban desde Euro-pa repletos de inmigrantes judíos, y entre ellos muchos jóvenes. Así llega a la Argentina Moishe Koifman, trayendo consigo firmes ideales de justicia social.
NUEVOS HORIZONTES
Su primer contacto con el nuevo suelo le inspira una estrofa en la que resuena el adiós a la Polonia antisemita, así como la esperanza de una vida mejor. Dice así:
"Gut morgn, velt, Buen día, mundo,
mit ale daine uméndleje vaitn, con todas tus infinitas lejanías,
main velt fun oftn pain un zéltenem guenus. Mi mundo de repetidos dolores y placeres escasos.
Ij bin guekumen ótemen, ranglen zij un shtraitn ; He venido a cobrar aliento, a combatir y lidiar.
oif vegn ful mit héfker guetrotn hot main fus. Por vías sin ley ni dueño mis pies han transitado."
Pronto el poeta - inmigrante llamó la atención y fue reconocido. Entre 1931 y 1936, sus poemas se pu-blicaron en las famosas ediciones dominicales del diario "Di Presse" y despertaron el interés de lectores y críticos. Pero además debía ganarse la vida, de modo que trabajó un tiempo en el ramo de mueblería, y luego como maestro en la ciudad de Campana, desde donde enviaba sus colaboraciones literarias a Buenos Aires. De acuerdo con la línea de su pensamiento, Moishe Koif-man se adscribió al grupo de escritores de izquierda "Nai Velt" ("Mundo Nuevo"), cuyo órgano de expresión llevaba este mismo nombre. Sin embargo, apenas se insinuaron en el horizonte las tristemente célebres "purgas" stalinianas en la Unión So-viética, optó por apartarse del grupo.
LOS GRANDES IDEALES
Su decepción siguió un proceso gradual. Koifman mantenía correspondencia con el escritor judeo-soviético Izi Járik, que publicaba poesías suyas en la U.R.S.S. y con gusto corregía sus composiciones y lo estimulaba en su labor. Járik proyectaba venir a la Argentina, invitado por un año. De pronto, se interrumpió la correspondencia. A todo esto, en 1936 tenía lugar en Buenos Aires un acontecimiento cultural de enorme trascendencia: la reunión del PEN Club In-ternational. A esa reunión asistieron los consagrados poetas judíos H. Léivik y Shaúl Tchernijovsky. Koif-man trabó amistad con Léivik, quien lo distinguió particularmente, refiriéndose en términos elogiosos a sus composiciones y buscando en todo momento su compañía; esa amistad se mantuvo a través de una fluida correspondencia mientras Léivik vivió. A Léivik le habían agradado muchas de las poesías de Koifman, como por ejemplo, "Ij Gloib":
"J’hob nit mer maine fraint fun amol, No tengo más amigos de antaño
nor ij hob maine sonim fun nejtn - pero sí tengo mis enemigos de ayer-
vail ij bait nisht main éiguenem kol porque no consiento en cambiar mi propia voz
un ij guei nisht avek fun guerejtn ni me aparto del que pide justicia."
Para ese entonces, ya había aparecido su primer libro de poesías. A propósito del poeta Járik, Léivik le refirió que se había encontrado con él un tiempo antes y que, imprevistamente, Járik se había echado a llorar. Más tarde pudo entenderse mejor su actitud, ya que en 1937 el escritor fue sometido a "juicio" y ejecutado sumariamente. Por esa época, Koifman se había encontrado con uno de los líderes del Partido Comunista argentino, al que lo unía cierta amistad. Este hombre, viéndolo inquieto y nervioso, le preguntó qué le pasaba. Koifman le respondió con el símil que trae Upton Sinclair en su memorable novela "Pantano", cuando describe el ganado conducido al degüello: "los animales avanzan tranquilos, en manada, pero en cuanto perciben el olor a sangre, se inquietan y mugen desesperadamente". Koifman pensaba que un poeta tenía la virtud de presentir lo que el común de la gente no llegaba a captar. En realidad, desde el año 1936 hasta la Segunda Gue-rra Mundial persistieron las dudas respecto al régimen soviético. El papel desempeñado por la U.R.S.S. en la lucha contra la Alemania nazi, en cierto modo dejó de lado esas prevenciones. La gran crisis se produjo a fines de la década del 40 y principio de la del 50, con los procesos de Praga y el enjuiciamiento de los intelectuales, escritores y médicos judíos en Moscú. En el caso del poeta Moishe Koifman, su profunda decepción en cuanto al régimen que pretendía representar un gran ideal humano, trajo aparejado algo así como el apartamiento de su Musa poética. En adelante, volcaría su energía y su talento en el trabajo periodístico. A mediados de la década del 30 del siglo XX, Koifman se instaló en Buenos Aires y fue, por un tiempo, co-redactor del "Morgn Tzáitung" ("El diario de la mañana"), que se publicó entre 1936 y 1942. En esta tarea mostró un gran dominio de su oficio en las distintas secciones de un periódico diario. Por entonces ocupaba una pieza de soltero en la calle Paso. Había llegado a dominar el idioma del país y era un lector infatigable en la nueva lengua adquirida. Al respecto, Koifman recordaba frecuentemente la influencia que recibió de Enrique Dickmann, líder del Partido Socialista y excelente orador, con el que tuvo oportunidad de charlar algunas veces, especialmente cuando estuvo en la ciudad de Campana. Dickmann les decía a los obreros: "Largas son las noches de invierno. Aprovéchenlas, lean. La lectura les va a dar luz en la noche". El poeta- inmigrante también encontró placer en traducir al ídish, su lengua materna, poemas de autores argentinos. Es muy conocida su versión de "La elegía de Abarbanel", de Arturo Capdevila.
SUS LIBROS
En el año 1936, una comisión especial editó su libro de poemas "Arke fun tol" ("Arke del valle, 268 págs.). ("Arke" es un diminutivo del nombre Aarón). Esas composiciones acreditaban su talento de escritor. Con la aparición del libro, gente de aquella época relataba hace años, que se podía ver al autor en el "Internacional", el conocido café y restaurante judío de Corrientes y Pasteur, recibiendo cálidas muestras de reconocimiento. También la prensa diaria judía de la época le dedicó reseñas y evaluaciones positivas. Del libro "Arke fun tol" extraemos parte de la poesía "Dos lid" ("La canción"):
"Ij zing dos lid fun úndzere shtile veien, Canto la canción de nuestros dolores secretos,
ij zing dos lid fun úndzere vójedike freidn; canto la canción de nuestras pequeñas alegrías,
nor zujn zuj ij nit do kéinem tzu derfreien, sin pretender aquí traer alegría a nadie
mit rozn farb di groie vor bakleidn. Ni con pintura rosa tapar la gris verdad.
Di vor iz shver in shtaife ferzn mestn, Es tan difícil medir la realidad en versos ceñidos
vi shver s’iz dúrjshprejn a shtegue in a zump - como abrir una senda en medio de un pantano-
¿Vú nemt men azá vort, a shtaifn un gueprestn?, ¿Dónde hallar la palabra precisa y ajustada dem tempn hartz dershítern, dem glíverdikn klump? que estremezca el macizo, embotado corazón?"
Un segundo libro de Moishe Koifman se edita en Buenos Aires en 1944. Se trata de "ale maine heimen" ("Todos mis hogares"), un volumen de alrededor de 100 páginas, en las que se percibe el eco trágico de los acontecimientos europeos, durante la Segunda Guerra Mundial. En la introducción al texto, el autor escribe:
"Dos dózike bíjl dershaint baim rand fun a pejódimdiker najt un baim oifgang fun a náiem tog. Héjer zol klinguen úndzer kol, héler úndzere líder, ven men vil undz dershtikn un úmbrenguen mit ale misemeshunes fun der tóijeje. Itzt iz es di groise privileguie fun a ídishn shráiber, zain zjíe un derhóibung, tzu shafn oif úndzer loshn". "Este librito aparece en el tramo final de una noche ate-rradora y en el amanecer de un nuevo día. Alta resuene nuestra voz, claros nuestros cantos, cuando pretenden eli-minarnos con un catálogo de muertes violentas y castigos del cielo. Es ahora cuando el escritor judío tiene el gran privilegio, la dicha y la pree-minencia de crear en nuestro idioma". Los dos libros de poemas contienen todo el bagaje de su autor, ya que en ellos fulgura todo lo que trae consigo: generaciones de vi-da judía, ansias de justicia y libertad, búsqueda de la redención, ardor revolucionario: en pocas palabras, judaísmo y creación judía en una literatura que conmueve hondamente. Legiones de jóvenes escribieron poesías, pero las puertas de la literatura se abrieron para muy pocos. Moishe Koifman pertenece a los privilegiados que logran captar su propia melodía y saben expresarla. Sus composiciones del "viejo hogar" son sustanciosas y conmovedoras, y sus poemas argentinos, valiosos y auténticos. Se cuenta que Moishe Nádir, el gran escritor y crítico judeo-americano, recibió cierta vez la visita de un joven que le traía un cuaderno de poesías amorosas. Des-pués de leerlo, Nádir le dijo al joven que seguramente nadie nunca lo había querido. El muchacho juró y perjuró, y hasta ofreció traer testigos... A lo que Moishe Nádir le respondió: "Según sus poesías, según su manera de escribir, si algo hubo, sucedió una mentira". No es el caso de Moishe Koifman, cuya poesía permite traslucir toda su vida, desde la juventud. Su "Can-ción de cuna" cuenta cómo el padre le enseñaba "Tanaj", y muestra el camino del hijo en pos de la redención. El poeta habla de sus experiencias en la gran ciudad y de su desasosiego:
"Main líber fraint: ij ver altz míder Querido amigo: estoy cada vez más fatigado
un éinzamer altz ver ij oij; y cada vez más solitario, también;
un ij farmog nisht mer vi líder, y no poseo más que mis canciones,
di funken éintzike, un roij. destellos únicos de luz, y humo."
Y en otro de sus versos se retrata de esta manera:
"Ij leb nisht mit zíj aléin beshólem, No vivo en paz conmigo mismo,
un trog vídershpruj fun main dor. sifro las antinomias de mi generación.
Ij volt oif éin góldenem jólem Por uno solo de mis dorados sueños
farbitn de gantze vor. cambiaría toda mi realidad".
Moishe Koifman escribió también cantos sobre las ruinas y cantos de rebelión. Las cualidades de su poesía aparecen también, en los otros géneros que cultivó, a lo largo de más de 70 años de vida en la Argentina. Es cierto que, por un tiempo, casi abandonó la pluma. Fue, durante unos años, corredor de alhajas, lo que le permitió adquirir un departamento propio, donde vivió hasta el día del fallecimiento. Difícilmente habría podido lograrlo con la sola retribución de su trabajo literario. Sin embargo, su auténtica vocación, aquello a lo que siempre se sintió llamado, fue la escritura.
EL TRABAJO PERIODÍSTICO
Durante la Segunda Gue-rra Mundial redactó, junto con varios colegas, a lo largo de 4 años, el periódico mensual "Nai lebn" ("Vida nueva"). Allí escribía artículos, traducía poemas del castellano al ídish, hacía crítica literaria y cumplía otras tareas más. A todas ellas aportaba su entusiasmo, su talento, su cálido lenguaje poético. Estas características marcaron también su larga relación con el diario "Di Presse", fundado el 1 de enero de 1918. Desde 1955, Moishe Koifman fue colaborador permanente del hoy desaparecido diario ídish "Di Presse", y a partir de 1974, su jefe de redacción. En un cargo de tanta responsabilidad le correspondía, entre otras cosas, cubrir las primeras planas con noticias de todo el mundo; escribir sobre política mundial y, en particular, sobre la política israelí; hacer crítica literaria; entrevistar a personalidades de visita en nuestra comunidad. Y todo lo cumplía dentro de un elevado nivel literario. Cabe destacar que, en la época en que a las reuniones plenarias quincenales de la Comisión Directiva de AMIA se invitaba a representantes de la prensa comunitaria, Koifman asistía puntualmente, para luego transmitir a sus lectores no sólo los informes escuetos, sino también los cambios de opinión, muchas veces fogosos, que se daban en la mesa. De este modo, la comunidad toda se ponía al tanto de lo que sucedía en la Kehilá, costumbre que lamentablemente se ha perdido. Moishe Koifman visitó Israel en tres oportunidades. Sus crónicas de las dos primeras visitas hicieron fuerte impacto en los lectores. Fueron semblanzas, reportajes y análisis de la realidad, no siempre apologéticos, ya que señalaban luces y sombras. Pero sobre todo supo destacar en esas crónicas los logros de Israel en la re-construcción del hombre judío y de su dignidad. Lamentablemente, "Di Presse", el más antiguo periódico diario en ídish del mundo, en ese momento, debió cerrar. Fue el 20 de Diciembre de 1993. Otros diarios se habían transformado en semanarios para poder subsistir. Tal es el caso del "Forverst" neoyorquino, y de "Letzte naies" en Israel que por suerte siguen apareciendo. En lo personal, Moishe Koifman formó su familia en tierra argentina. Se casó con Guítl Tzúkerman Z"L, hija del prestigioso violinista Iósef Tzúkerman y de Jaie Freide Kogan. Recordemos que Iósef Tzúkerman fue amigo y compañero del conocido pianista y maestro de cantantes Iasha Galperín. Tuvieron dos hijos, Alejan-dro (Alexánder) y Rosa (Réizl). Moishe Koifman falleció el 29 de Agosto de 2002 y fue sepultado en el Cementerio Israelita de Tablada. Con él se fue un lucero que marcó rumbos en la cultura y el periodismo judíos de nuestro Ishuv.• © LA VOZ y la opinión
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