Si la consigna fue armar un espectáculo para embellecer la vista, el oído y el corazón de aquellos que tuvimos la suerte de verlo, sin ninguna duda, esto se ha logrado. * Los que aprendimos el idioma Idish desde muy pequeños pudimos emocionarnos, al ver tres generaciones tratando de rescatar nuestro "mameloshn". Realmente: una caricia para el alma!. La dirección musical, la maestría escénica y la hermosa coreografía fueron un lujo. * La gran destreza de los bailarines y todos los que estuvieron en escena presentaron un espectáculo brillante. Fue un lazo de armoniosa unión y continua sucesión, sin dar tiempo al espectador ni siquiera a pestañear. Al compás del "nigún" (viejas melodías); hermosamente remozadas. Interpretadas por un coro, que por sí sólo, se ganó el aplauso de la concurrencia. * Toda esta historia basada en el jasidismo fundado por el Rabí Baal Shem Tov, el cual fue un movimiento de protesta contra la indiferencia social e individual. Todo esto fue a causa de los problemas de los judíos en momentos de gran soledad al igual que la de Dios "propiamente abandonados por la historia". Aquí, en esta revelación, está demostrado cómo la desesperanza fue transformada en ilusión, compasión y amor a la vida. Cómo el hombre puede llegar a amar a su prójimo como a sí mismo, y cómo puede tener su creencia en el Señor de los cielos. Las distintas instituciones mancomunadas también mostraron, que a pesar de las diferentes ideas y dificultades del momento, la unión hace la fuerza. Es aquí donde queda demostrado una vez más, que algo muy pero muy viejo, puede transformarse en algo, muy pero muy nuevo!! Cosas así, que se repitan!! Manuel Rubacha
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