Como en una novela de Franz Kafka, transcurrimos por un Medio Oriente complejo, retorcido y laberíntico, en un momento donde se encuentran y se enfrentan todos los intereses y los actores de la comunidad internacional, en este escenario se juegan simultáneamente varias partidas de ajedrez al mismo tiempo.
En todo el mundo civilizado, hacen sonar estridentes clarines hombres públicos, pujando y forzando a cualquier costo la llegada de ese milagro tan esperado llamado paz. Muchos y celebres apellidos mas o menos lustrosos, se desviven en ganar una alocada maratón que les permita al final del tortuoso recorrido acceder al tan preciado premio Nobel de la Paz, apretujándonos idílicamente a árabes, palestinos e israelíes en un supuesto gran abrazo pacifico y conciliador.
Mientras tanto un informe de la AIEA de estos días nos dice que Irán no sólo posee tecnología e información para fabricar bombas nucleares también está trabajando para utilizarlas en sus misiles Shahab 3, que podrían alcanzar fácilmente Israel o las bases de EEUU en el Golfo.
La inefable Autoridad Nacional Palestina alerta a los hombres de buena voluntad: "El mundo debe evitar la judaización de Jerusalén".
Su presidente Abu Mazen nos advierte: "Los judíos están controlando Jerusalén. Los palestinos y el mundo árabe deben movilizarse para defender Al Aksa y evitar que los judíos y sionistas de todo el mundo dominen la ciudad comprando casas y tierras"
El fundamentalismo islámico (Irán, Al Kaeda, Hezbollah, Hamas, etc.), continua trabajando a tiempo completo para expulsar "las satánicas" influencias occidentales y a afirmar las medioevales bases de una sociedad cerrada y autoritaria.
La intervención occidental en Afganistán liderada por la administración Obama se encamina irremediablemente al rotundo fracaso pues los talibanes se fortalecen cada vez mas y de no mediar un cambio muy rápido de estrategia, el Islam radical dominara ampliamente toda esa región asiática en los próximos tiempos.
El autoritarismo absolutista de los regímenes pro-occidentales árabes (como Mubarak en Egipto, Hasan II y Mohamed V en Marruecos, Abdullah de Arabia Saudita y Abdallah II en Jordania) sólo desean conservar "el status quo" pues cualquier tipo de cambio constituye una amenaza a los arraigados privilegios de las mil y una noche de sus privilegiadas clases dirigentes.
La presencia de Hamas y Hezbollah – patrocinados por Irán - ha atemorizado a los líderes árabes, que temen un fortalecimiento del Islam radical en lugares como Egipto, Jordania y Arabia Saudita. Egipto está intentando contener la popularidad de la Hermandad Musulmana, y Jordania se está esforzando de la misma manera frente al Frente de Acción Islámica. Por esto se han encolumnado detrás del presidente palestino, Mahmoud Abbas, ofreciéndole dinero y apoyo político mientras la mayoría de sus dirigentes no están ni siquiera de acuerdo con apoyar un proceso de paz con Israel.
Y los apaciguadores europeos y norteamericanos desean sembrar una supuesta paz forzada y a contranatura con un telón de fondo tan inhóspito y salvaje, que sirve para recubrir sus múltiples y permanentes intereses estratégicos y económicos.
Estados Unidos y la Comunidad Europea se aferraron a esa ficción, como náufragos a una aparente tabla de salvación, al sucesor de Arafat - Abu Mazen - cuando ya estaba muy claro que ya no ostentaba ningún poder real entre los palestinos y su final estaba próximo, como una ilusoria visión de un socio para una paz artificial y forzada a presión de dólares y euros.
Estamos viviendo los últimos estertores de un Al Fatah derrotado, impotente y corrupto, incapaz de mantener el simple orden policial en sus territorios y conducido por un líder prefabricado a las necesidades de los intereses occidentales que lo ofrecen a la opinión publica internacional como una panacea de moderación, de entendimiento y de paz.
En Gaza todo continua igual, los cambios no existen y ni siquiera son ficticios, con su población cada vez mas paupérrima y hambrienta que nunca, gobernada por las mismas bandas de facinerosos (esta vez sin Al Fatah) y mantenida por la asistencia para los refugiados de la ONU, por donaciones humanitarias directas de gobiernos de Europa y del Golfo y por el aporte permanente, económico, militar e ideológico y ya no tan solapado de los clérigos iraníes.
En este complejo contexto, Israel y los palestinos se debaten en este gran drama que tiende a incrementarse y a extenderse rápidamente, como un reguero de pólvora, hasta niveles nunca vividos históricamente.
Es mi mas ferviente deseo que despertemos pronto de esta pesadilla ilusoria y que comencemos a desandar este rumbo claudicante y temeroso de occidente, detrás de quimeras y ficciones, que nos conduce por senderos cada vez mas irreversibles y peligrosos.
Personalmente, estoy completamente convencido que la paz es el único medio posible para la realización y el bienestar de los pueblos que compartimos este mundo pero el gran interrogante es saber quien quiere realmente la paz y si es así, de que tipo de paz estamos hablando.
Yo, me considero una persona profundamente optimista, pero en estos momentos mis sentidos y mi intelecto me inducen a definirme como un irremediable pesimista.
Me resisto irremediablemente a auto engañarme persiguiendo una ficticia ilusión.
Quiera Dios que me equivoque.
Estoy seguro que llegara ese tiempo de Paz que tanto necesitamos y añoramos, pero tendremos que crear otras condiciones muy diferentes a las actuales, tendremos que construir cimientos mas fuertes y sólidos y para eso necesitamos un ingrediente indispensable que se llama Justicia, Justicia verdadera y no pantomimas, para poder sostener realmente esa gran construcción que se llama: La verdadera Paz.
Guido Maisuls - Israel
|
|
|
|
|
|