”Vengo a tenerlos al tanto de los acontecimientos que han ocurrido tanto en la causa Amia como lo que aparenta ser un resurgimiento del neonazismo en estos últimos 15 ó 20 días”. Con esta frase el presidente de la Amia, Abraham Kaul, abrió el diálogo ayer en Córdoba, donde concurrió invitado por el Centro Israelita local y la Daia para disertar en la cátedra de judaísmo.
¿A qué se refiere cuando habla de resurgimiento de neonazismo?
Notamos que comenzó un movimiento que hacía tiempo que no se notaba en
Argentina. Hace 10 días comenzaron con amenazas de bombas en instituciones judías de Buenos Aires. El fin de semana pasado tuvimos pintadas antisemitas en uno de los cementerios más importantes que tiene la Amia (el cementerio de Liniers, Ciudadela), donde hubo 14 cruces esvásticas y pintadas refiriendo a un movimiento identificado como Walter Darré (un argentino nacido en 1890 en Buenos Aires que terminó siendo ministro de Cultura de Adolfo Hitler y que fue juzgado y condenado en Nüremberg).
¿Se conocía esta agrupación?
Aquí en Argentina es la primera vez que aparece una pintada de un
movimiento con el nombre de este individuo. Esto demuestra un claro perfil ideológico que está intentado recrear los grupos de ultraderecha en Argentina. Además, el 5 de noviembre, en Paraná, un rabino que participaba de una mesa de debate sobre temas de procreación junto a un cura y a un científico, cuando empezó a hablar, se levantó un estudiante de entre los que escuchaban, y le dijo: “Argentina es de los católicos, los judíos se tienen que ir del país”. Después hizo el saludo nazi junto a otros 10 jóvenes que estaban con él. Esta gente vuelve a reproducir lo que muchas veces se dijo en el exterior sobre que Argentina era un refugio de los nazis. Lo más triste es que son pequeños grupos porque no es el sentimiento de Argentina como país. El martes, lo de las pintadas salió publicado en
diarios británicos, de Estados Unidos, de España, de Latinoamérica, dando la imagen de que Argentina es un país donde el antisemitismo es tolerado.
¿Las autoridades políticas están al tanto de estos episodios?
Justamente el miércoles tuvimos una reunión con el gobernador de Buenos Aires, Felipe Solá, quien me llamó preocupado por estos hechos,
porque una parte ocurrió en el cementerio de Ciudadela y otra ocurrió el lunes a la mañana en una escuela israelita de la Capital Federal donde pintaron cruces esvásticas y rostros de Hitler. Y curiosamente, en ambas situaciones la consigna policial no estaba.
¿A qué lo atribuye?
Tenemos que ser cuidadosos con la evaluación porque pueden estar dándose varios perfiles. El primero puede ser un intento de importar el antisemitismo que se está viviendo en Europa y que algunos grupos locales están intentando recrear. Otra corriente debería verse con un perfil más amplio; no tengo información de si se pudo detectar quiénes fueron los que pusieron las bombas en los cajeros automáticos el miércoles porque se está investigando que a grupos de ultraderecha. No habría que descartar que este intento neonazi de provocar a la comunidad judía, que es un elemento sensible y que repercute en el exterior, pueda estar ligado a las explosiones en los cajeros como intento de desestabilización.
Recientemente nos enteramos de que Junior, el chico que mató a tres de sus compañeros en Carmen de Patagones, era un adorador de Hitler y del nazismo y mató a tres chicos pero no porque eran judíos; los mató porque el nazismo es muerte, es discriminar al otro. Entonces el nazismo no es peligroso para la comunidad judía sino para todos. Estos grupos hay que detectarlos, detenerlos, juzgarlos y condenarlos.
El atentado a la Amia sigue impune. ¿Cómo analiza la situación del juez Juan José Galeano?
Galeano no usó los mecanismos institucionales, no hizo nada de lo que tenía que hacer o lo hizo mal. El caso de Galeano es claro. Pero me parece que Galeano es un emergente, el chivo expiatorio, el idiota útil. Galeano no actuó solo. Detrás de él hubo un poder político que lo respaldó y la cadena no se termina con (los ex funcionarios menemistas Hugo) Anzorreguy y (Carlos) Corach.
¿Se han superado las miradas diversas que la propia comunidad judía expuso después del juicio fallido?
Hay dos instituciones que representan a la comunidad judía: Amia y Daia. Y hay tres agrupaciones de familiares: Memoria Activa, Familiares y amigos de las víctimas, y Apemya. Los familiares no son comunidad judía porque hay familiares judíos y no judíos. Ellos no representan a la comunidad. Además, yo siempre fui opositor a Rubén Beraja quien está denunciado y debería ser juzgado con la misma vara con la que deben ser juzgados Carlos Menem, Corach, Anzorreguy, Galeano, el ex brigadier Antonietti y todos los que han sido denunciados.
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