Juan Harf, el rabino mas anciano en América latina, es el ultimo de los rabinos que quedaba de los europeos, que llegaron escapando de la persecución nazi y de la noche de cristal, que destruyo todas las
sinagogas de Alemania el 9 de noviembre de 1938. Nacido en un pequeño pueblo de Alemania el 23 de marzo de 1914, curso sus estudios de abogacía en la universidad de Berlín y teología en el seminario
rabínico de esa misma ciudad, conocido como Hochschule fur Wissenschaftes Judemtums. Como su nombre lo indica, el enfoque científico del estudio bíblico y el análisis critico de la teología comparada dieron, a este joven de clase media un nivel cultural y espiritual que causo gran orgullo en sus padres. Lamentablemente el nazismo sorprendió al joven Hanns, en su último año de estudios teológicos, siendo llevado al campo de concentración. La trágica situación de los judíos, llevo a la clausura del seminario, procediendo el rabino Leo Baeck a la ordenación rabínica de los alumnos del último curso. El joven Harf, al ser liberado del campo de concentración y ordenado rabino, se caso con la bibliotecaria del mismo, dra. Suse Hallerstein y emprendieron, junto a tantos otros judíos que escapaban de la barbarie, su camino a la argentina.
El joven rabino de 25 años, instalado en Belgrano, con el apoyo de su esposa Suse, quien se empezó desempeñando como empleada domestica, a pesar de su embarazo, empieza a organizar lo que posteriormente se llamara la nueva comunidad israelita.
Buscando de casa en casa a los judíos de habla alemana, que llegaban refugiados, consiguiéndoles comida y ayuda de todo tipo, empezó a reunirlos en un café primero, después en un salón de la calle ciudad de la paz y adquiriendo después una caballeriza en la calle maure, donde empezó funcionando la sinagoga que después se trasladaría a la calle arcos 2319. El lugar de la sinagoga de la calle maure es hoy una iglesia católica.
Harf se caracterizo por su espíritu abierto y su mensaje amplio. Siempre sensible a la problemática social y pastoralmente dedicado con entusiasmo a sus congregantes, como así también a todo ser humano, judío y no judío que hubiese requerido de su ayuda espiritual. Físicamente muy ágil, hasta sus últimos días, era normal ver su delgada figura, correr por las calles de Belgrano, desde muy tempranas horas, para visitar enfermos o saludar personas mayores que cumplían años. Su predica, si bien siempre fundamentada en la interpretación judía de los contenidos bíblicos, estaba dirigida a moralejas universalista que fomenten el amor al prójimo y la practica del bien entre todos los seres humanos.
Muy orgulloso de su nacionalización argentina, fue de los primeros en trabajar en el dialogo judeo cristiano, pudiéndose recordar sus brillantes participaciones en el programa mesa de credos de mariano perla en canal 7 de T.V. en los años 60.
Junto a su querida Suse, colaboraron en la formación y fundación del seminario rabínico latinoamericano, ella como bibliotecaria y el como profesor de homiletica, el arte de la predicación; reflejando su orgullo de ser discípulo de Leo Baeck y de Sigmund Maybaum.
Hizo crecer la nueva comunidad israelita, formando una filial en la zona norte, hoy sinagoga Lamroth Hacol. Los jóvenes de su generación lo respetaron como su líder y guía. Creo junto a los de su generación y otros mayores que el, la primera unión de rabinos latinoamericanos en 1954, que organizo los primeros campamentos juveniles.
Toda la comunidad judeo argentina esta agradecida de sus aportes valiosos en la solución de situaciones sociales y de integración a la vida nueva que debieron enfrentar los inmigrantes. De rigidez intelectual, finura espiritual y mente liberal, Juan Harf fue un baluarte del judaísmo argentino.
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