Sólo el Clarín, cuya periodista fue protagonista del hecho, lo publicó. No se ha visto u oído ninguna reacción acerca del mismo ni en tv, ni en radio o diarios. Silencio. Silencio? El hecho sucedió a la entrada del Templo de la Calle Piedras, perteneciente a ACILBA, Asociación Comunidad Israelita Latina de Bs. As. -Comunidad judío marroquí Con respecto al artículo "Como se ´protege´ un templo judío" de la periodista Patricia Carini, publicado el viernes 10 de octubre en el Diario Clarín, ACILBA expresa su total rechazo e indignación a las manifestaciones vertidas por la mujer policía de custodia en nuestro templo de la calle Piedras, el día de Iom Kipur (según la protagonista y autora del artículo) y se halla evaluando la conducta a seguir ante este nuevo caso de intolerancia y antisemitismo proveniente precisamente de quienes tienen el derecho y la obligación de protegernos.
UN EPISODIO DE ANTISEMITISMO Cómo se "protege" un templo judío Custodia vergonzosa. Ocurrió el lunes 6 a las 13.20 frente a la sinagoga de Piedras al 1100. Fui protagonista y testigo involuntaria. "No se preocupe, éstos si no tienen miedo lo inventan", dijo en tono cómplice la mujer policía que vigila el templo. Siguió con lo peor: "Ya sabe lo que pasa, para que sigan hablando de ellos arman los ataques a los cementerios". Y repitió: "Si no tienen miedo lo inventan". Quedé muda. ¿Cómo surgió semejante declaración de antisemitismo? Sonó mi celular, encendí las balizas y estacioné sin darme cuenta que estaba frente a un templo. Dos custodios de civil se acercaron poco amigables ordenándome que me fuera. Con señas expresé que cortaba y me iba. Apareció la mujer policía, golpeó el vidrio. Le dije: "Ya me voy, disculpe". Entonces pronunció las palabras que escribí al comienzo. Cada frase fue escuchada, a través del celular, por la secretaria del secretario de Culto del Ministerio de Relaciones Exteriores. En el apuro, no alcancé a apagarlo y se convirtió en un micrófono. ¿Casualidad? ¿Destino? La realidad juega casi siempre una partida más fuerte que cualquier poder de la imaginación. La agente, una señora de unos 50 años, no me pidió documentos ni controló mi auto. Atacó, con los peores vicios de la intolerancia, a quienes tiene el deber de proteger. Puse primera y me fui agobiada. Recordé que manejando por la avenida 9 de Julio escuché por radio las primeras informaciones del atentado a la AMIA el 18 de Julio de 1994. Dos años antes habían atacado la Embajada de Israel. Se me dio por invocar el Padre Nuestro, yo que soy agnóstica pero educada en colegio de monjas. A mi hija, cuyo padre es judío, le dijo una "¿compañera?" en sexto grado: "gorda judía, Hitler se quedó corto". Fue una manera brutal de saldar una discusión infantil. El colegio es estatal. Hubo reunión con la directora y charlas en el gabinete psicológico. Ningún análisis conseguirá explicar los dolorosos desatinos de la discriminación y el antisemitismo después de las heridas que causa en todo el mundo. Quizá las palabras de la mujer policía sean producto de una profunda ignorancia. Y sólo eso. No lo sé. Pero recuerdo: las fuerzas de seguridad tienen malísimos antecedentes en ese sentido. Sí estoy convencida de que callar abona la teoría de la impunidad, así sea en el espacio más pequeño. El huevo de la serpiente. Ahora que parecemos dispuestos a mirar profundamente hacia nosotros, individual y colectivamente, tal vez resulte aún más oportuno dar testimonio y alertar. Patricia Carini. e-mail: pcarini@clarin.com
|
|
|
|
|
|