Como tal se considera a toda especie, género o variedad de la flora o fauna silvestre o cultivada, que en razón de su potencial de daño deba ser erradicada del territorio nacional. Su combate es obligatorio así como la veda a su propagación voluntaria por cualquier habitante del territorio nacional. Los judíos en general somos un pueblo respetuoso de las leyes y amantes de la concordia y la paz, por supuesto que también albergamos en nuestro ceno alguna plaga nacional. Hace unos setenta años, floreció entre nosotros un grupo que nos avergonzara frente a propios y extraños, eran los "Tmeim" (impuros), así denominaban a la red de proxenetas y tenebrosos dedicados a la trata de blancas en el país. Afortunadamente la sociedad judía de la época reaccionó con vigor, expulsándolos de su seno y haciéndoles el vacío en medio de la entonces naciente comunidad judeo argentina. Extrañamente, eran mafiosos y presuntamente religiosos a la vez, o tal vez era una fachada apropiada para aventar sospechas sobre ellos. Hace poco menos de un mes, los matutinos porteños dieron cuenta de un grupo de narcotraficantes detenidos, entre ellos habría rabinos y fueron encarcelados a la vista de todos. Unos días después fueron liberados de prisión pero la causa sigue, es decir que no fueron exonerados ni liberados de culpa y cargo, el manto de sospecha y más que eso, cayó sobre ellos y la vergüenza sobre el resto de la comunidad judía... Por más que un líder religioso y sus adláteres salieron a danzar en la calle por la liberación, no hay aún nada que festejar, el proceso seguirá en la justicia. Quiero que hasta tanto se demuestre la inocencia de los mismos, sin sombra de duda alguna, seamos cautos y denunciemos con energía la existencia de este hecho que tanta vergüenza nos acarrea. No se si saldrá algún veredicto de inocencia en el futuro, pero hasta eso ocurra estemos alertas, puede que de nuevo se esté usando el disfraz religioso para encubrir delitos serios. Así como en el pasado, desde las columnas gráficas, el señor Senderey, Boto-shansky, Rollansky y otros, no vacilaron en denunciar a los impuros de la época, no seré yo el obsecuente que se calle si es que subsiste un atisbo de duda sobre los religiosos de mi pueblo. Se que la verdad deberá imponerse, pero temo a los grupos de poder que pueden con muchos medios torcer la información, haciéndonos creer lo que es falso. Por otra parte, se que los verdaderos líderes religiosos del pueblo judío, son dignos e intachables, nadie podría acusarlos de delito alguno, sus trayectorias son transparentes y cristalinas, a ellos es a quienes quiero dejar a buen resguardo de cualquier sospecha pues nada se les podría objetar, aún si buscáramos con una lupa en sus vidas y en sus actos. Como dijera, tenemos plagas nacionales, es obligación denunciar su existencia y erradicarlas, si en un momento pudimos hacerlo, no veo porque en caso de encontrarse culpables, si los hubiera, no podremos volver a luchar contra ellos y vencerlos.• © LA VOZ y la opinión
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