Echado de espaldas en la tierra, contemplaba la luz filtrándose por entre el ramaje de la algarroba. A mi alrededor, corrales precarios cobijaban uno flacos chivos y gallinas enfermas, en ambos casos la delgadez extrema indicaba la pobreza de medios del lugar. Algún cerdo sesteaba bajo la sombra de un mistol, el silencio de la siesta solo era cortado por el barullo de unos niños, que descalzos y "en cueros" se entusiasmaban mirando al forastero. El forastero era yo, que había caído en el paraje "la Aurora", cercano a Santiago del Estero para recuperar una maquinaria agrícola de mi propiedad. Como a menudo me ocurre, quede sorprendido por "las otras realidades", las que se desarrollan en la periferia de la propia, pero me son desconocidas. En este caso particular, la miseria era tanta que hasta mis ropas de trabajo eran una ostentación, ni hablar de mis botas que escapaban a la comprensión de todos los chiquillos "en patas" que las contemplaban con asombro. Llegue al mediodía, me dispuse a tomar mate e ingerir las vituallas que habitualmente porto, pero ¿cómo podía comer queso y fiambre delante de los niños alrededor de una olla, en que un pálido mate cocido seria su único alimento del día?. Entregue mi comida a uno de los niños, quien rápidamente llevo el envoltorio hasta un rancho vecino, que supongo seria su morada. El conjunto de casas precarias terminaba en una un poco mas grande, en cuyo frente se leía un despintado cartel que indicaba. "La guarida del lobo". Hasta allá me dirigí, la pobreza era acorde al conjunto, pero el posadero que me atendió, difería del resto de la población. Recordé al verlo, que el letrero del frente, coincidía con el apodo con que se conocía el bunker de Hitler, pero no di importancia alguna a la coincidencia de nombres. Don Konrad, así se llamaba el posadero ,era un anciano de rasgos europeos, cabello canoso y escaso, nariz y orejas prominentes, arrugas a lo largo de todo su rostro entornando ojos muy claros y diría que apagados, ,no supe precisar bien tal vez la correcta expresión de su mirada, que era triste y perdida. No resultó muy locuaz el tal Konrad, se limito a atenderme y contestar con monosílabos a mis preguntas. Salí del lugar para abocarme a la búsqueda de la maquinaria por la cual había llegado al lugar. Por la tarde tuve que regresar al sitio y para escapar a los insectos que infestaban el lugar, decidí ir a tomar algo lo de Konrad (otro sitio no había). Aprovechando que estaba solo, trate de entablar conversación con el ,le pregunte por su origen, me miro con desconfianza antes de responderme. "austriaco", fue el total de su respuesta. Alguna alarma debió haber sonado en mi inconsciente, mas no me percate de ello y seguí con mis preguntas, mas por matar el silencio que por verdadera curiosidad. Con monosílabos me fue contando de la vida miserable del lugar en que moraba desde hacia unos cuarenta años según su calculo aproximado. El negocio poseía una trastienda., en la que se veía un camastro y una antecocina, todo ello muy pulcro, contrastando con la mugre y desorden que reinaba en todo el paraje "la Aurora". Me dio pena la vida de este hombre, en medio de la miseria y rodeado de personas tan distintas a el , por supuesto que le pregunte porque no se trasladaba a la Capital, o donde hubiera mas paisanos suyos. La respuesta fue tajante: !Así esta bien para mi!. Decidí hacer una compra de comestibles básicos para enviar a una de las familias del lugar, que pese a ser muy carecientes, se desvivieron por ayudarme y atenderme. A falta de una hoja, tome una tarjeta personal y escribí algunas palabras para acompañar el envío. Cuando extendí la tarjeta a Konrad, este leyó mi nombre, automáticamente exclamo: "Du bist a jude" (tu eres un judío), con la misma automaticidad respondí en alemán"!ya, ich bin a jude!"(¡Si, yo soy un judío! ). A partir de ese momento, nuestro trato fue distinto, nos miramos como dos enemigos agazapados, aguardando el golpe del contrincante. ¿Has venido por mi acaso? Pregunto al fin Konrad ¡No! Respondí, tal vez debiera haberlo hecho yo u otro, agregue violento. Presto fue a la trastienda y regreso al rato con un viejo papel en una carpeta de cartulina, me lo dio para que lo leyera, pese a que mi comprensión del alemán escrito es imperfecta, lo pude leer y entender. Era una resolución del tribunal de Frankfurt, iniciado el veinte de Diciembre de 1963, en el mismo se juzgaba a Konrad Monach, miembro de la brigada "Totenkopf" (calavera) de las SS actuantes en Aus-chwitz. El veredicto del tribunal no era condenatorio en absoluto, se lo absolvía de culpa y cargo en razón de su baja graduación militar en el momento de los hechos y su acatamiento lógico a los mandos superiores. De las declaraciones del acusado y algunos testigos alemanes y polacos, surge que Konrad no tuvo actitudes agresivas en el campo, sino que "ayudo a muchos prisioneros en su difícil situación." El reo declaro no saber nada de las matanzas, no haber visto ni oído nada que le indujera a suponer existieran, que supo de ellas mucho tiempo después, cuando se difundieron los hallazgos de Auschwitz. Quede tan asombrado y estupefacto, que me paralice, no atine a articular palabra, di media vuelta y salí de "la guarida" hacia el calor y la pesadez del paraje "la Aurora".No recuerdo como llegue hasta un hotel en la ciudad de Santiago, permanecí largo rato bajo la ducha, luego me quede acostado mirando el techo obviamente no pude dormir en toda la noche. Me cuestionaba porque no reaccione ante el viejo nazi? Porque no le enrostre que sus declaraciones y su juicio habían sido una fantochada?. Recordé que esa corte se reunió recién en 1963, porque antes de esa fecha el gobierno alemán, mediante un artilugio legal, no juzgaba hechos cometidos fuera del territorio germano. Con lo cual todas las matanzas de Polonia, Lituania, Ucrania, Hungría etc, etc, quedaron impunes, dando tiempo a los asesinos a acomodar tranquilos sus "nuevas vidas". Quise levantarme en la noche para llamar al centro Wiesenthal, para denunciar la existencia de Konrad ,pero estaba lejos y no sabia como tomar contacto con ellos. Desistí de la idea pues el nazi tenia una certificación de "inocencia" expedida por un tribunal internacional, aunque para mi era papel pintado dicho certificado. Por la mañana debí concurrir nuevamente a "la Aurora " a fin de terminar la tarea que hacia allí me había llevado ,me pude liberar horas después y en ese momento decidí volver a la "guarida del lobo". Tuve algo de miedo al entrar, no sabia que o a quienes podría encontrar., tal vez me estuvieran esperando, no fue así, Konrad estaba solo, sentado a una mesa, con una botella de caña y un vaso frente a el. Me hizo un gesto para que tomara asiento junto a el, rechace su invitación, la ira habrá estado reflejada en mi rostro, el se percato de ello. ¿Qué piensa Konrad, cree que vine a llevarlo conmigo?,¿espera que lo lleve nuevamente a juicio ?. No se lo que piensa, proseguí, pero si se con que sueña usted durante sus largas noches. Sueña con esos cadáveres vivientes a los que manda a las cámaras de gas, con esos rostros de niños a quienes devoro el hambre, con esas columnas de humo donde quemaron a mis hermanos. Huele por las noches el olor nauseabundo de los cuerpos en descomposición, el pestilente hedor que las chimeneas arrojan al cielo día y noche sin pausa y con prisa. Ve los rostros de hombres y mujeres que le están rogando piedad y usted es sordo a los pedidos. Oye el gemido y el lamento intermitente de los condenados a quienes usted conduce a la muerte. Percibe las almas de los asesinados que le aguardan a usted cuando llegue la hora de su castigo divino. En definitiva, usted vive su condena en vida, por mas que un tribunal lo absuelva, o que yo lo busque para vengar en su personala sangre de los míos. Konrad no oso interrumpirme, yo me sentía realmente muy violento, creo que en ese momento nada me importaba, ni media consecuencias posibles. Igualmente no pide calmarme pese a mi explosiva descarga, por el contrario, mi furia crecía y proseguí: Vivirá aquí el resto de sus días, a sus imágenes agregara la de alguien que viene a buscarlo, para cobrarse en usted, la sangre de los asesinados .Serán mis rasgos o los de otros los que vera tras las sombras y aprenderá a temer cada instante de su vida como antes hiciera temer a las victimas de su poder asesino. Sentí que no podía contenerme mas, hubiera querido alguna reacción de Konrad para descargar en el toda mi furia, pero no la tuvo con lo que frustro mi recóndito anhelo de mas violencia. Era el otrora soberbio y prepotente miembro de los" Totenkompf, amos de la vida y la muerte de mis hermanos, el que ahora bajaba la cabeza en silencio con los ojos apagados y muertos. Salí del lugar , todavía con la bronca acumulada ,no vi la gente que me saludaba ,no sentí el calor de la tarde. Mi cabeza estallaba y mi cuerpo pedía una descarga, de pronto, estaba co-rriendo, no se como ni porque, mis piernas trotaban sin una orden consciente de mi cerebro. No di vuelta la cabeza, al igual que la mujer de Lot, temí quedar aprisionado en una jaula de recuerdos. Atrás quedo Konrad, también el lugar en donde conocí la potencialidad de la ira en mi mismo. Allí estará el coposo algarrobo entre cuyas ramas contemple el cielo infinito, allí estar la "guarida del lobo", tal vez aun viva allí Konrad, todo eso es para mi recuerdo No volveré jamás al paraje "la Aurora".. © LA VOZ y la opinión
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