“(…)el diálogo no puede ni debe ser pensado como el patrimonio del mero hecho comunicativo en tiempo real de dos sujetos, sino más bien un encuentro creador entre dos mundos que puestos en interrelación, dan lugar a otro distinto y compartido” (Prólogo)
Las líneas que anteceden nos dan el marco de bienvenida a la novela “Dialogando con Ana Frank” a la vez que nos brindan la clave íntima de lectura de la obra, ya que su espíritu tanto conceptual como afectivamente se centra en esta rica noción del diálogo.
La dimensión de mutua afectación creativa que el diálogo nutre es en este libro puesta en acto ya que el autor interactúa ,en el sentido más fuerte del término, con el diario de Ana Frank.
Daniel Antar toma fragmentos del célebre diario de la joven y a partir de ellos configura una serie de encuentros imaginados.
Cabe señalar que si el lector no estuviera advertido de tal mecanismo ficticio, no se percataría de ello. En otras palabras, el diálogo en su dimensión ficcional es logrado literariamente.
Por otro lado, podemos afirmar usando las nociones propias del autor que el encuentro entre Ana Frank y él se ha producido ya que la voz de ella ha resonado en su inmortal letra escrita y ha llevado a Antar a reflexionar sobre la adolescencia.
De este modo nos hallamos frente a una obra con dos dimensiones que se complementan: la literaria y la teórica.
En la primera¸ asistimos a charlas terapéuticas entre Antar y Ana, en la segunda, el autor nos proporciona sendas reflexiones sobre el psicoanálisis y más específicamente sobre la adolescencia.
Dialogando con la teoría
Daniel Omar Antar es médico psicoanalista, miembro titular en función didáctica de la Asociación Psicoanalítica Argentina, especialista en niñez y adolescencia y coordinador de la Asociación Argentina de Cine y Psicoanálisis.
Todas las características de su perfil se hallan presentes en esta obra ,tanto en su contenido como en su estilo.
Respecto del estilo, la capacidad para que logremos adentrarnos en cada situación de modo cuasi cinematográfico está plasmada ampliamente cuando relata los diálogos-encuentros entre los personajes.
Por otra parte, la formación teórica y su especialización como profesional de la salud dedicado a la adolescencia es el otro carril por donde nos conduce su libro. Intercalando la ficción, nos brinda conceptualizaciones sobre este particular ciclo vital que es la adolescencia.
“Sostén y confianza, términos simples, a veces casi, dieran la impresión de gastados –tal es a menudo, la banalización de las palabras-, son sin embargo, los fundantes de todo acontecer psicológico. Y por ello, son también las variables con las que se puede tomarle el pulso para ´sopesar´, ´medir´, ´evaluar´o por lo menos tratar de entender, una cierta forma de ser. Me sentiría con esto, tentado a sentenciar: ´dime cuánta confianza y sostén has tenido por fortuna, y entonces te diré quién eres”. (Pág. 35)
Con un modo de decir sencillo, acerca al lector nociones teóricas complejas.
Tomando y a su vez desarrollando aportes de Sigmund Freud y Donald Woods Winnicott (1896 1971), el autor nos sumerge en las características propias de la adolescencia y en su importancia.
El libro se constituye así en un interesante aporte a la investigación psicoanalítica.
Pero más allá de la continuidad teórica propiamente dicha, Antar nos da cuenta de un desarrollo personal en cuanto a los temas psicológicos aquí tratados.
Sobre la creatividad
“Como se verá, estoy haciendo un paralelo entre dos experiencias, dos fenómenos. Uno, acontece en ese remoto período de los primeros días y meses de vida, y otro, bastante más allá, en los comienzos de la adolescencia. El nexo entre ambos, es precisamente la cuestión de la creatividad. Y si entendemos este nexo, también entenderemos en verdad, todo el problema del vivir creativo a lo largo de la vida; o también por el contrario, la falta de esa experiencia, cabalgando sobre el caballo del sin sentido, de lo vacío.” (Pág. 37)
Antar aborda uno de los temas menos tratados por la psicología tradicional y sin embargo uno de los más fascinantes: la creatividad. Ahonda profundamente en este concepto al tiempo que destaca su importancia vital, no sólo en la adolescencia sino en la vida toda.
Toma como puntapié la escritura de Ana Frank, pero no se detiene allí, sino que entrama la creatividad conceptualmente. Afina ese instrumento prínceps de lo humano para dar sentido al sin sentido de la vida , sin sentido que todos de alguna u otra manera experimentamos a lo largo de nuestra existencia, pero que las almas sensibles perciben y sufren más.
“El legado cultural de Ana. Hacia una cultura de vida.”
Así se titula el último apartado de la obra. Aquí el autor nos describe aquello que ni la propia Ana al escribir su diario hubiera podido soñar: enseñar a la posteridad el valor de la cultura de la vida, de la creación como inmortal modo de transmitir su propio legado a millones de otros que jamás la conocerían porque el yugo nazi se encargó de que ella no sobreviviera a la Shoá. Pero ese mismo yugo fracasó ya que Ana sigue inspirando y enseñando a las futuras generaciones y en este libro de Antar tenemos un exquisito ejemplo de ello.
Dialogando con Ana
“Quiero que algo de mí perdure después de la muerte. Por esto agradezco a Dios este don que me da dado la posibilidad de desarrollarme y escribir, es decir, de expresar lo que pasa dentro de mí.” (Pág. 22)
Y para concluir no me resta más que decir que Ana ha sabido magistralmente hacer hablar a ese don y que Antar ha sabido interpretarlo y recrearlo a la vez que usarlo como ejemplo para su teorización psicoanalítica.
Por ende es más que acertado afirmar que Ana Frank ha sobrevivido una vez más a su muerte impuesta, a través de esta obra . Espero que todo lector que se le acerque la encuentre tan fascinante como lo ha sido para mí.
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