Nuestro cerebro es literalmente una farmacia natural, y los químicos que produce y hace circular son más poderosos que cualquier droga nunca producida. Debido a esto, debemos saber cómo llegar hasta esa farmacia, y en particular, cómo incursionar en esos químicos que se producen cuando nos sentimos felices.
Los neurotrasmisores son sustancias químicas que libera el cerebro durante ciertas actividades. De acuerdo con el tipo de actividad, el cerebro libera distintos tipos de neurotrasmisores en diferentes cantidades, causando distintas sensaciones, emociones y reacciones físicas.
¿Por qué usted se siente un poco liberado después de llorar? No se trata de las lágrimas que ruedan por sus mejillas; no son ellas las que lo hacen sentir liberado. Son los químicos, los neurotrasmisores, los que resultan liberados durante el llorar, y ellos son distintos de los que se liberan durante la risa.
Los científicos y los filósofos vienen discutiendo desde hace tiempo si es que uno se emociona primero y libera los neurotrasmisores después, o si son los neurotrasmisores los que en verdad hacen que usted experimente dicha emoción.
Jazal nos dijeron –y los últimos estudios parecen confirmarlo- que puede ocurrir de las dos maneras: un cambio en la conducta crea un cambio químico y un cambio químico puede producirse independientemente de nuestra conducta.
Dos clases poderosas de neurotrasmisores
Las endorfinas son químicos que nos relajan y nos alivian el dolor. Las endorfinas se liberan en la corriente sanguínea después de un ejercicio, produciendo lo que se conoce como “el pico del corredor”.
El otro neurotrasmisor importante que juega en todo esto es la llamada serotonina. Probablemente usted leyó algo sobre la serotonina en los últimos años dado que muchos medicamentos antidepresivos como el Prozac actúan afectando el modo en que la serotonina influye en nuestras células.
Pero aquí viene la parte interesante: cada vez que usted se acerca a algún objetivo de gran importancia para usted, se liberan neurotrasmisores en nuestra corriente sanguínea que le producen la sensación de bienestar y el sentimiento de felicidad.
Esto es cierto en la vida en general. Tomemos un ejemplo.
¿Quién se siente mejor con uno mismo? Una persona que pasó el día entero tirado en el sillón mirando televisión y comiendo papas fritas, o alguien que hizo ejercicios, ayudó a un amigo que lo necesitaba y que trabaja para concretar sus ambiciones? El primero conserva su energía, sin embargo, al final del día se siente cansado. El otro, puso en funcionamiento y perdió parte de su energía, sin embargo se siente con mayor vigor. ¿Cómo es que esto ocurre?
La energía siempre fluye en uno o dos sentidos. Usar nuestra voluntad libre en dirección hacia un objetivo, en verdad aumenta nuestra energía; no la conserva simplemente. Alguien que busca conservar la energía no haciendo nada, termina alejado de ella.
Alimentar nuestra espiritualidad nos da energía vital. En contrate, después de algunos días o semanas de conservar nuestra energía física, comenzamos a atrofiarnos y a malgastarla –que es lo opuesto del crecimiento.
Mientras que el cuerpo es un físico que necesita recargarse, la energía emocional no se rige por las mismas leyes. El Ramchal afirma que “la pereza física conduce a la inactividad emocional”. El escribe: “Si ..él es perezoso para mover los miembros de su cuerpo, el movimiento de su espíritu morirá lentamente hasta extinguirse. La experiencia lo prueba” (Mesilat Iesharim; cap.7)
Cómo elegir la felicidad
Pero hay más aún. Este es el verdadero secreto: tu mente sólo puede concentrarse en una sola cosa a la vez.
Y si usted se concentra en algo que lo hace feliz, ¿cuán posible es que en ese momento usted se sienta deprimido? Es casi absolutamente imposible. Cada vez que usted se mentaliza en cosas desdichadas usted está tomando a menudo una decisión conciente de pensar en algo que va a hacerlo sufrie. Cuando, en cambio, usted se concentra en algo que lo hace feliz, su cerebro libera neurotrasmisores como las endorfinas y la serotonina, y su cuerpo tiene que responder con las sensaciones de felicidad.
Por lo tanto, nosotros controlamos en gran medida nuestra “válvula de la felicidad”. Su nivel de felicidad o infelicidad de cada momento determinado está basado principalmente en dos factores. Uno, en qué se está concentrando usted en cada momento específico. Y dos, en cómo hace para que su vida se dirija hacia objetivos llenos de sentido.
¿Por qué no tomar ahora mismo la decisión de concentrarnos en lo positivo y ver qué clase de día nos espera?
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