El Rabino David Zwiebel, vicepresidente ejecutivo de Agudat Israel de Norteamérica, llamó recientemente a una conferencia de prensa en la que dio a conocer el siguiente comunicado:
“Agudat Israel de Norteamérica y el Judaísmo Ortodoxo que nosotros representamos, se oponen al aborto. Desde nuestra perspectiva, la destrucción de una vida fetal no es justificable salvo en ciertas circunstancias extraordinarias. Sin embargo, entre aquellos que no están de acuerdo con nosotros, hay amplio consenso respecto a que el aborto es una tragedia moral y social. Nosotros hemos venido escuchando desde hace años de quienes apoyan la libre elección del aborto que éste debería ser “seguro, legal y poco usual”.
Y bien, si este es el objetivo, nosotros hemos fracasado clara y abismalmente, especialmente aquí, en la ciudad de Nueva York.
En 2009, el 41% de todos los embarazos de la ciudad -87.274 embarazos- fueron interrumpidos por abortos.
Yendo hacia atrás, 10 años antes, el número total de abortos llevados a cabo en la ciudad de Nueva York, desde 2000 hasta 2009, fue de más de 900.000.
Las estadísticas pueden ser sólo números. Sin embargo, la magnitud de la tragedia humana revelada por estas cifras es tan grande que ellas claman por un urgente llamado de atención. Y es por ese motivo que estamos hoy acá.
Nosotros podemos debatir si el aborto se justifica en ciertas circunstancias, y precisar qué tipo de circunstancias deberían ser. Nuestras diferentes tradiciones religiosas tienen diferentes opiniones sobre algunas de las cuestiones teológicas importantes que emergen del milagro de la creación de la vida humana. Pero a pesar de nuestras distintas perspectivas, todos nosotros concordamos en que existe una terrible equivocación en aceptar al aborto como simplemente otro método más de control de la natalidad.
¿Puede alguien conciente y de buena fe negar lo que estas estadísticas muestran a la claridad –que de hecho el aborto se ha transformado en nada más que otro método de control de la natalidad? ¿Y puede alguien negar, de buena fe y con conciencia, que esto nos hunde como sociedad humana civilizada?
Cada uno de nosotros puede tener sus propias ideas acerca de cómo reducir la tasa de abortos. Desde nuestra perspectiva, como Agudat Israel de Norteamérica, y desde nuestra experiencia dentro de la comunidad judía ortodoxa, el mejor modo de aproximarse al tema es tomar medidas para cambiar la cultura en la cual nuestros jóvenes están creciendo –una cultura que glorifica la promiscuidad y se mofa de la responsabilidad- o que al menos resguarde a nuestra sensible juventud de las dañinas influencias de esa cultura.
Pero incluso si uno se enfrenta de un modo diferente a ese desafío, ha llegado el momento de tomar con seriedad la cuestión y promover un cambio real en estas horrorosas estadísticas. Nosotros no podemos continuar sin más transitando este trágico camino en el que actualmente estamos atascados.”
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