Tanto los medios periodísticos israelíes como los ciudadanos comunes, estamos convencidos que las tareas más importantes que deberá encarar este nuevo gobierno que se esta formando son concretamente dos. Revitalizar la economía israelí, mejorando el poder adquisitivo del trabajador y neutralizar las amenazas del terror palestino e iraní. Muchas opiniones están esperanzadas en que Olmert, con sus planes ya anunciados preelectoralmente, nos llevara a un puerto seguro. Aunque hay algo en la implementación de estos planes que no encaja con la realidad, algo que no cierra con la lógica, que es justamente los resultados obtenidos en los últimos tramos del gobierno de Sharon y los proyectos de Olmert, en estos dos campos. En el campo económico, un escenario altamente competitivo, con un capitalismo salvaje, sumado a la brecha creciente entre ricos y pobres como factor preocupante en medio de una bonanza económica relativa, no es algo precisamente atractivo para el futuro de la gran masa de asalariados que mueven al país, ni tampoco para los Olim donde en estos momentos la Ierida iguala y quizás supera a la Aliah. ¿Podrá este gobierno con la influencia de sus socios de coalición, orientarse hacia una economía más justa y humana, mas acorde con el hogar de un pueblo que viene de sufrir dos mil años de destierro y persecuciones? En el otro campo, el de las retiradas unilaterales, tenemos el ejemplo de Gaza: que desde la retirada se convirtió en un mini estado fundamentalista-terrorista del tipo Irán: Los kazanim y katiushcas llegan a todo el Neguev occidental, a Ashkelon y quizás pronto a Ashdod, el ejercito israelí dispara impotentemente sobre campo abierto y ya se habla de la conveniencia de volver a ocupar Gaza como única solución. Hamas gobierna a todos los palestinos; en Israel se recibe como respuesta palestina un atentado en el mismo momento que comienza a sesionar la nueva Knesset e Irán nos amenaza con bombas atómicas. Señores, yo pienso que peor, no nos podía haber ido con estos planes, esta es la realidad. La decisión unilateral de avanzar en el proceso de paz es algo así como bailar un tango a solas o bailar con un movimiento que niega la existencia de Israel, linda con esa enfermedad que se llama autismo. ¿Entregar Judea, Samaria y Jerusalén a cambio de nada garantiza la paz? ¿Nos ira mejor profundizando estos planes, cuando ya conocemos las consecuencias? ¿Esta generación de políticos postsionistas, están en condiciones en estos momentos históricos de fijar las fronteras definitivas del Estado de Israel? ¿Tienen la autoridad moral de verdaderos estadistas para intentarlo? Sólo la historia lo juzgará. Si las organizaciones político-terroristas de todo signo, que dicen representar al pueblo palestino, no tienen vocación de paz y solo quieren destruirnos y borrarnos del mapa, es necesario continuar desarrollando la guerra contra el terror fundamentalista, no contra el pueblo palestino, hasta derrotarlo política y militarmente y después si, imponer condiciones de verdadera paz y convivencia. O irremediablemente no tendremos futuro. Guido Maisuls. Kiriat Bialik Israel
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