LA VOZ y la opinión


Periodismos Judeo Argentino Independinte
60. Aniversario de la Victoria de los Aliados sobre Alemania Nazi.
Sherit Hapleitá
Asociación Israelita de Sobrevivientes de la Persecución Nazi


1945 – 2005




Discurso de José Moskovits,
Presidente Honorario de la Asociación Israelita de Sobrevivientes de la Persecución Nazi en la Argentina (Sherit Hapleitá)
Vicepresidente de la World Federation of Jewish Fighters,
Partisans and Camp Inmates



Buenos Aires, 9 de mayo 2005

Teatro Astral


El primero de septiembre de 1939, en la península de Westerplatte, en el puerto Gdansk del Mar Báltico, el buque de guerra alemán denominado “Schleswig Holstein” abrió fuego a las 4:45 de la madrugada contra una fortaleza y un depósito de municiones polacos y contra sus 182 guardias. Así estalló la Segunda Guerra Mundial que costó la vida de 50 millones de personas.

17 millones de soldados perdieron la vida en esta guerra, la mayor y más cruel de la historia. Si la comparamos con la Primer Guerra Mundial, que tuvo como escenario principalmente a Europa, ésta cobró sus víctimas no solamente en Europa, sino también en Asia, África, Japón, China y en las islas del Pacífico. La gran mayoría de los paises latinoamericanos también le declaró la guerra a Alemania nazi.

Casi 6 años le llevó a las potencias aliadas obligar a la bestia nazi y a sus sirvientes a que se arrodillen y se sometan. Del 8 a 9 de mayo se cumplen 60 años desde que la Alemania hitleriana depuso sus armas y capituló.

Esto es lo que recordamos aquí, esta noche.

Antes del incendio mundial, en Europa vivían 10 millones de judíos. 6 millones fueron aniquilados, entre ellos un millón y medio de niños. Más de la mitad de los judíos de Europa fue víctima de la exterminación hitleriana.

Nueve de cada 10 victimas masacradas en los campos de exterminio eran judías, los demás, gitanos, enfermos mentales, personas con deformaciones físicas, homosexuales y opositores al régimen de todas las nacionalidades. Una masacre incomprensible.
Eso fue la Shoá. Eso fue la Segunda Guerra Mundial. Ambas están íntimamente relacionados: el desarrollo de la guerra y la persecución y genocidio del pueblo judío.
El plan macabro de Hitler y sus jerarcas nació el 20 de enero de 1942. Durante una reunión secreta mantenida en Berlin en el palacete de la calle Am Grossen Wannsee fue ideada y perversamente gestada la llamada “Endlösung” (solución final). Esta fue la matriz minuciosamente calculada para la aniquilación metódica y sistemática de todo un pueblo, sin precedentes en la historia humana.
Según el testimonio del acta de Wannsee, en esa conferencia ultrasecreta participó, entre otros, el teniente coronel de la SS (Obersturmbannführer) Adolf Eichmann, delegado de la oficina central de seguridad nazi. En julio y agosto de 1944, con el asesinato de los judíos de Hungría y de las islas griegas, Eichmann dió fin a su perversa acción. Quiso el destino que casi 20 años más tarde un comando judío voluntario lo descubrió en su guarida de Buenos Aires y lo llevó a Israel, donde, luego de ser enjuiciado y condenado por los tribunales de ese Estado terminó en la horca.

Cuando nosotros, la generación sobreviviente de la Shoá, nuestros hijos, nietos y bisnietos escuchamos y hablamos de la Segunda Guerra Mundial, la asociamos naturalmente con el amargo destino de nuestro pueblo. Al mencionar la guerra, en nuestra memoria reviven los ghettos y los horrores de los campos de concentración y nos provocan pesadillas permanentes que nos impiden conciliar el sueño cada noche.

No sólo historiadores y políticos se preguntan como fue posible que las potencias aliadas no hicieran nada para parar la actividad del mayor campo de exterminio nazi, Auschwitz. Hasta el día de hoy no hay respuesta convincente. Un solo bombardeo podría haber frenado el aniquilamiento masivo.....
La cuestión se torna aun más dolorosa si se tiene en cuenta que los servicios de inteligencia de los aliados tenían informaciones concretas sobre la existencia y el funcionamiento de los campos de exterminio, y en especial sobre Auschwitz.
Esa información fue recibida por los aliados, entre otros, por intermedio de Jan Karski, conocido líder de la resistencia polaca, a quien tuve el honor de conocer durante un encuentro internacional de sobrevivientes en Israel.

Al respecto quiero hacerles recordar que justamente el año pasado apareció en internet una base de datos británica conteniendo cerca de 5 millones de fotografías aéreas relacionadas con la Segunda Guerra Mundial, entre las que también se encontraban fotos aéreas del año 1944 del campo de concentración de Auschwitz-Birkenau.
Sin embargo, se supo que dichas fotografías no fueron realizadas intencionalmente por la fuerza aérea británica sino por casualidad. El objetivo de estas fotos era la refinería de Buna-Monowitz, situada a 5 kilómetros de Auschwitz, tercera en importancia con una capacidad de 200 toneladas diarias, ya en aquel verano - otoño de 1944. Como la cámara del avión de reconocimiento siempre empezaba a fotografiar un poco antes de sobrevolar el objetivo, en la secuencia tambien quedaron registradas fotos del campo de exterminio de Auschwitz- Birkenau.
Pero en el análisis minucioso de las fotos sólo importó la refinería. Los crematorios siguieron funcionando. Auschwitz no les interesaba a los aliados.
Así las fotos quedaron olvidadas en los archivos. Recién en el 1979 fueron descubiertas y ampliadas por los historiadores americanos Robert Poitiers y Dino A. Brugioni quienes trabajaban como analistas de fotos.

Durante los actos recordatorios del 50. aniversario del levantamiento del ghetto de Varsovia en Polonia, formé parte de la delegación de la Federación Mundial de Combatientes, Partisanos y Prisioneros de Campos. Esta, junto con otras organizaciones internacionales de sobrevivientes, organizó un acto público un dia antes de los actos oficiales en el antiguo campo de concentración de Treblinka el 18 de abril de 1995 donde fui el único orador en ídish. Allí tuve la oportunidad de conocer a un ex-piloto de la RAF quien me contó que en uno de sus vuelos sobre Buna-Monowitz durante el camino de regreso pidió autorización para tirar sobre los crematorios de Auschwitz algunas bombas que sobraron. Pero el permiso le fue denegado debido a que el campo de concentración “no representaba un objetivo militar”.

Israel y el pueblo judío asumen con orgullo el mandato del recuerdo de los masacrados al Kidush Hashem, o sea martirio por D’s y por la humanidad. En Jerusalén, donde hace poco se inauguró el Museo del Holocausto Yad Vashem, se han reunido más de 63 millones de documentos relacionados con la Shoá. Se registraron los nombres de 3 millones de mártires y 2 millones de testimonios, 40.000 de ellos en video.

En el Museo del Holocausto de Jerusalén hay 90.000 libros sobre la Shoá en 50 idiomas. Se conservaron 22.000 objetos recordatorios y 8.000 obras de artistas asesinados durante la Shoá.

En el día de hoy, sexagésimo aniversario de la victoria sobre la bestia nazi, también tenemos que mencionar que en Yad Vashem se eternizaron los actos heróicos de más de 20.000 hombres y mujeres no judíos, de almas nobles, quienes desinteresadamente y arriesgando sus propias vidas salvaron a miles de judíos. El Instituto de Yad Vashem honró a estas magníficas personas, tanto en vida como post mortem, con el título de “justos entre los pueblos” (jasidei umot haolam), como testimonio de que el pueblo judío no olvida nunca.

Y ahora que conmemoramos el sexagésimo aniversario de la eliminación definitiva del horror nazi, citamos al ministro de cultura polaco, quien en el campo de exterminio de Auschwitz hace poco pronunció las siguientes palabras:
“Estamos en el mayor cementerio del mundo. En un cementerio donde no hay tumbas ni lápidas. Estamos parados sobre tierra, sobre una tierra que cubre los restos de más de un millón y medio de personas.”

Yo personalmente he perdido a todos mis familiares: en Auschwitz convirtieron en ceniza a mi madre, de 45 años de edad, y a mis cuatro hermanos de 14 y 8 y a las mellizas de 4 años de edad. En Buchenwald asesinaron a mi padre, y en Treblinka a toda la familia de mi esposa Halina.

Las tropas aliadas en su avance encontraron un cuadro horroroso. Montañas de cadáveres, pabellones llenos de restos humanos, toneladas de cenizas de los crematorios y toneladas de efectos pertenecientes a las víctimas bordeaban los caminos. Los esqueléticos sobrevivientes de años de martirio bajo el terror nazi eran testigos de la desmesurada inhumanidad.

Durante un discurso frente al Reichstag el 30 de enero de 1939 Hitler vociferó:”Hoy seré nuevamente profeta: si la judería internacional dentro y fuera de Europa lograra precipitar al mundo a una nueva guerra mundial, el resultado no será la bolchevización de la tierra y en consecuencia el triunfo del judaismo, sino la aniquilación de la raza judía en Europa.”
Aún en los últimos días de su vida y cercano ya a la derrota final, recluído en el bunker de Berlin, dejó en su testamento político expresas instrucciones a su sucesor, el almirante Dönitz, de continuar con la exterminación del pueblo judío.

Winston Churchill, el Primer Ministro británico de aquella época, quien tuvo un papel preponderante en el colapso del régimen y mecanismo bélico nazi, sentenció después de la victoria: “No cabe duda que lo que ha ocurrido ha sido el mayor y más terrible crimen de toda la humanidad.”

El silencio y la inacción de aquel entonces hacen que al mundo le quepa gran parte de responsabilidad por la Shoá.
Por eso las naciones todas deben asumir el compromiso de ayudar a salvaguardar la existencia del Estado de Israel para que los hijos, nietos y bisnietos de la generación de los sobrevivientes que viven en Israel puedan vivir en paz.
Por eso las naciones todas deben asumir el compromiso de hacer sonar la alarma ante cualquier manifestación antisemita y anti-israelí.
Por eso, en estos días en que la amenaza del terrorismo internacional se cierne sobre el Estado de Israel y sobre muchos de los países del mundo, las naciones deben asumir el compromiso de seguir recordando esta fecha para que los horrores del pasado no vuelvan a repetirse NUNCA MAS....
La Argentina, nuestra nueva Patria, que nos ha brindado un hogar donde nuestros hijos y nietos pueden desarrollarse como científicos, obreros, artistas, maestros, empresarios y empleados, en paz y tranquilidad – también la Argentina tiene que asumir el compromiso de revisar sus acciones en el pasado:
Después del estallido de la guerra, un gran número de ciudadanos argentinos judíos quedó varado en los paises ocupados por el ejército nazi. Las embajadas y los consulados tenían orden de las autoridades de migraciones, respectivamente del Ministerio del Exterior argentino de no ayudar y no repatriar a estas personas! Muy pocos funcionarios dentro de las embajadas y consulados lograron rebelarse contra esta orden. El resultado lamentable fue que estos argentinos, en vez de retornar a su patria, terminaron sus vidas en las cámaras de gas.
Pero, reitero, hubo excepciones. Nosotros los sobrevivientes les pedimos hoy a las instituciones centrales de nuestra comunidad que pongan en marcha un proyecto para que aquellos diplomáticos argentinos que sí rescataron vidas judías actuando en contra de la orden de sus superiores sean reconocidos por el Yad Vashem como “Justos entre los pueblos” (Jasidei umot haolam).

Para finalizar recordemos y honremos
-a todos aquellos hermanas y hermanos que sobrevivieron la mayor catástrofe del siglo 20
-a todos los combatientes, partisanos y grupos de resistencia que ayudaron a terminar con la peste nazi
-a todos aquellos que, junto a nosotros, sufrieron bajo su yugo
-a todos aquellos que prestaron su ayuda e hicieron pequeños milagros en medio de un pantano de tanta inhumanidad.


Qué sea SHALOM SHALOM SHALOM – PAZ EN EL MUNDO!!


José Moskovits
Presidente Honorario de la Asociación Israelita de Sobrevivientes de la Persecución Nazi en la Argentina (Sherit Hapleitá)
Vicepresidente de la World Federation of Jewish Fighters, Partisans and Camp Inmates

Buenos Aires, 9 de mayo 2005

Mayo - Junio de 2005
Página Principal
Nros. Anteriores
Imprimir Nota

DelaCole.com


www.lavozylaopinion.delacole.com

E-mail: lavozylaopinion@gmail.com

Reg.Prop. intelectual 047343
Los ejemplares del periódico se pueden conseguir en los locales de los comercios anunciantes.

Auspiciado por la Sec. de Cultura de la Ciudad de Bs. As., Registro No 3488/2003 (15-01-04)

Editor y Director: Daniel Schnitman
Socio U.T.P.B.A 14867

Adherido a Sind. Intern. Prensa libre 4339

El contenido de los artículos es de exclusiva responsabilidad de los autores. Su inclusión en esta edición no implica presumir que el editor comparta sus informaciones o juicios de valor. Los artículos publicados pueden ser reproducidos citando la fuente y el autor. La dirección no se hace responsable por el contenido de los avisos publicados.

PRODUCTORA IDEAS DEL KOP S.A.