¿Siria, al "eje del mal?"
Eliminado el régimen de Sadam Hussein, altos funcionarios de la administración del presidente George W. Bush explican que no es intención de Washington hacer de la guerra en Irak la primera de una serie de guerras preventivas. Su objetivo -indican- es transmitir un claro y contundente mensaje a países como Corea del Norte, Irán y Siria, entre otros, a renunciar a sus programas de armamentos no convencionales y -ó- a seguir apoyando e incluso patrocinando, como en el caso de Irán, y Siria, a organizaciones terroristas.
Irak deberá ser, en su opinión, un ejemplo de lo que podría suceder a quienes ignoren el mensaje de Estados Unidos. Según el New York Times, James Woolsey, ex director de la CIA, ha ido más lejos al declarar que "Irak es el comienzo de una cuarta guerra mundial" y de que entre los enemigos de Estados Unidos se encuentran los líderes religiosos de Irán y países como Siria y los grupos terroristas Islámicos.
¿Ha comprendido el mensaje el presidente sirio Bashar Assad? En entrevista concedida a un periódico libanés, al inicio de la guerra en Irak, Assad llegó a declarar nada más ni nada menos que "la guerra en Irak es parte de un siniestro plan del mandatario americano para apoderarse del petróleo y trazar un nuevo mapa del Oriente Próximo que sirva los intereses de Israel".
Assad, asimismo, hizo un dramático llamado al mundo árabe a aprender de la historia de "la resistencia" del Líbano, agregando finalmente que "mientras Israel exista, constituirá una amenaza contra Siria y contra todos los árabes". Incluso insinuó que Siria podría ser el próximo objetivo de Bush, porque es el corazón del arabismo".
La prensa siria controlada por el gobierno salió en defensa de la "brava y admirable" resistencia del pueblo iraquí, condenando la "satánica" ofensiva de los americanos, transformándose en plataforma de una viciosa campaña propagandística antinorteamericana. La "calle siria", manejada por el propio Gobierno, fue una de las más vocingleras en las manifestaciones contra Estados Unidos y Gran Bretaña en el mundo árabe. El secretario de Defensa de Estados Unidos, Ronald Rumsfeld, declaró en varias oportunidades, durante el transcurso de la guerra en Irak, que "Damasco ayudó al régimen de Hussein de un modo que puede poner en peligro a fuerzas militares estadounidenses". Según Washington, Siria envió, o permitió el paso por su territorio de material bélico prohibido como mísiles anti-tanques guiados por láser, así como equipos de visión nocturna y otros, de fabricación rusa.
El sistema utilizado ha sido el de la adquisición de dicho material bélico a través de un negociante de armas sirio, con el puerto sirio de Latakia como destino. Desde allí era enviado directamente a Irak por vía terrestre. Difícilmente esto hubiera sucedido sin el consentimiento del presidente sirio.
Según informó la prensa recientemente, los servicios de inteligencia de Israel advirtieron de que Siria permitió a Irak ocultar en su territorio equipo bélico que incluiría material no convencional, incluyendo mísiles tierra-tierra. Asimismo, Siria permitió la apertura de su frontera con Irak para el paso de miles de voluntarios provenientes de otros países árabes y de la propia Siria.
La fuerte presión, de la Casa Blanca comenzó a dar resultados: Damasco ha cerrado el paso fronterizo con Irak. Según fuentes oficiales americanas, altos miembros del régimen de Sadam Hussein ya han encontrado refugio en Siria. Estas acusaciones han sido presentadas por Damasco como "propaganda sionista y la preparación del terreno para una ofensiva estadounidense contra Siria". Pero el tono de las advertencias de Washington se endurece. El domingo 13, el propio Bush advirtió a Siria que deberá cooperar con la coalición o atenerse a las consecuencias, tras acusar a Assad de ocultar armas químicas y dar refugio a criminales de guerra iraquíes.
Santuario para grupos terroristas
¿Es consciente el presidente sirio de que su política, que está al borde mismo del límite de la tolerancia de Washington, conduce a su país a una colisión con Estados Unidos? Hasta ahora Bush había adoptado una política indulgente, pasando por alto el apoyo a organizaciones terroristas palestinas que tienen establecido sus cuarteles generales en la capital siria, así como a la organización fundamentalista Jizbalá, que opera abiertamente desde el sur del Líbano, con el beneplácito e incluso bajo la dirección siria.
Ello, a la espera que una vez consolidado en su poltrona presidencial, Assad asumiría una política más realista. Pero esto no ha sucedido. Por el contrario, la condescendencia de la Administración animó a Assad a desafiar a Bush.
Aparentemente, Assad busca consolidar su posición en la calle siria, en particular, y en el mundo árabe, en general, mediante una política populista, que margina los intereses estratégicos de su país.
El profesor Eial Zisser, del centro Moshé Dayán de la Universidad de Tel Aviv, considera que el comportamiento de Bashar Assad, que aún no ha cumplido los 40 años, se explica por su falta de madurez política y de auto-confianza, y por su inexperiencia.
La administración del presidente Bush está dividida también respecto a la actitud que debe asumirse "el día después" frente al régimen sirio: mientras Rumsfeld y los neo-conservadores del Pentágono consideran que Siria debería ser considerado como objetivo prioritario de la política estadounidense en Oriente próximo, el secretario de Estado Colin Powell propugna una política menos "militante", insistiendo que debe dejarse a este país "elegir el camino a seguir". Evidentemente, Powell y la Secretaría de Estado prefieren dejar abierta todas las opciones..(continuará)
Hugo Zuckerberg
Director Gral. del ISSI (Instituto Superior de Seguridad Israelí). Especialista en: Protección y Planificación VIP para Eventos; Evacuación, Escape y Rescate de víctimas. Antiterrorismo y Antisecuestro.
Ref: Samuel Hadas.
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