La presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, volvió a repetir el mantra de las últimas semanas refiriéndose a la causa AMIA: «No voy a permitir que esta desgracia terrible que nos sucedió a los argentinos sea utilizada como pieza de ajedrez en el tablero internacional». Esa lacónica frase escrita en Twitter tiene un sentido inquietante y revelador. Está relacionada con la eventual culpabilidad de Irán en el atentado y refiere a las presiones que ejercen los gobiernos de Estados Unidos e Israel. Pocos saben que, esas mismas palabras, fueron pronunciadas por la hoy presidenta cuando presidía la Comisión de Seguimiento de la voladura de la Embajada de Israel y de la AMIA. Las mencionó justo antes de decir otra frase reveladora: «Irán no es culpable; hay que investigar la pista siria». La mandataria insistió a través de su Twitter: «Quiero saber qué pasó adentro. Quiénes fueron los que encubrieron, los que escondieron las pruebas. Quiero saberlo». La referencia no es inocente; según surge del expediente que investiga la explosión en la AMIA, el encubrimiento dirige a dos incómodos sitios: primero, a terroristas sirios; segundo, al entorno del entonces presidente Carlos Menem. Jamás menciona a iraní alguno. Por si alguno no entendió el mensaje, Cristina Fernández insistió:«Mi compromiso con esta causa es encontrar la verdad, saber qué es lo que pasó, no solamente desde afuera, saber qué pasó adentro también». Como se dijo, el «adentro» tiene que ver con cómo se encaró la investigación judicial desde un principio, a través del siempre permeable ex juez Juan José Galeano. «La historia la conocen muy pocos», advirtió la presidenta. Está claro que Cristina se ataja por lo que ocurrirá en el mediano plazo: la incipiente «Comisión de la Verdad» jamás encontrará evidencia contra Irán. Ello obligará a Argentina a admitir que ese país es inocente y, consecuentemente, el escándalo social se multiplicará por doquier. ¿Qué dirán entonces aquellos funcionarios del gobierno que pregonaron que el acuerdo sería beneficioso para Argentina? Cristina avanza en su plan de revelar la «pista siria» y lo hace de manera dosificada. Arroja metamensajes por Twitter y abunda en mini-revelaciones. «Se podrá estar de acuerdo conmigo o no, pero siempre traté de tener consistencia y coherencia en lo que digo», aseguró. Allí está advirtiendo que su pensamiento no cambió a lo largo del paso de los años. Cristina piensa exactamente igual que en los años '90. «Irán no es culpable», decía en esos días, de manera insistente. Lo que pasa hoy por su cabeza es fácil de imaginar.
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