El 5 de agosto de 1942 los niños del Asilo de Huérfanos Judíos de Varsovia, sus docentes y su director Janusz Korczak, fueron encerrados en un vagón, trasladados a Treblinka y gaseados en las cámaras de la muerte, que el nazismo había construido para exterminar a la población judía y a quienes se opusiesen a sus designios. Korczak no estaba obligado a emprender ese viaje a la muerte, pero eligió acompañar a sus niños porque “soy su primer preceptor y debo ir con ellos” expresó a sus verdugos, según relatan sus biógrafos.
Si esas palabras fueron exactamente las que pronunció, nadie puede saberlo, pero son ciertas para la humanidad, que recuerda al médico, escritor y maestro judeopolaco con tanto respeto, que el año 1978 fue designado por la UNESCO, “Año de Korczac”, con motivo del centenario de su nacimiento. Cabe destacar, que los actos y homenajes que ese año no fueron frecuentes, se continuaron durante todo el 2009 .
El homenaje pretendió valorizar su obra dedicada a los niños abandonados, a los huérfanos y a las víctimas de las guerras que conoció en su dantesca dimensión; pues como médico participó de la contienda ruso-japonesa de 1904-1905 y de la Primera Guerra Mundial, comprobando la dramática realidad de caravanas de niños, deambulando en busca de comida y de protección.
¿Quién atiende a los niños pobres? ¿Quién se ocupa de los huérfanos? Se preguntó entonces. Respondió dedicando su vida a la infancia marginada.
Desde los asilos que dirigió, estableció con los internados una relación que pretendió superar la dicotomía existente adulto-mando, niño-obediencia, y luchó denodadamente para que la sociedad reconociese a los menores por lo que son y no por lo que puedan ser.
De los numerosos libros que escribió, en nuestro país solamente se publicó “Si yo volviera a ser niño”, cuyo protagonista, un maestro que retorna a la niñez y observa críticamente el mundo de los adultos, reflexiona así:
“Es difícil hablar con los mayores porque siempre nos escuchan apurados, se tiene siempre la impresión de que no les importa, de que contestan cualquier cosa para terminar más rápidamente”.
“Y se asombran cuando les hacemos cualquier diablura. Nosotros sentimos que nos están defraudando. La moral la tienen siempre en la boca, pero nos educan para la falsedad y el servilismo. Para que cuando lleguemos a mayores sepamos rebajar al más débil y humillarnos ante el más fuerte.”
Reclamaba “respeto, si no humildad, para la infancia.” Y consecuentemente expresaba:
“Se dice que los niños carecen de madurez. Pues bien, bonita cosa es la madurez. Un viejo de setenta años dice que un hombre de cuarenta carece de madurez, la gente de los países ricos, dice que los países pobres carecen de madurez, los burgueses dicen que los obreros carecen de madurez. Pues bien, de la misma manera decimos que el niño carece de madurez, y no es verdad: sólo es una manera de oprimirlo.”
Han transcurrido 60 años de su asesinato y las fuerzas políticas responsables del mayor genocidio de la historia vuelven a mostrar sus garras.
El nazismo ha irrumpido nuevamente, y por ello es necesario recordar a quienes -como Janusz Korczac- lo enfrentaron. Varios meses antes de producirse el levantamiento del Gueto de Varsovia, fue inmolado frente a sus niños y sus docentes.
Su vida ejemplar resplandece en los trágicos años de la barbarie nazi, y su muerte es una lección de dignidad.
Textos de Janusz Korczac
“He leído libros interesantes, ahora leo niños. No digo: ya sé. Leo una vez, luego una segunda, una tercera y una décima vez el mismo niño. Y no sé mucho, pues el niño es un mundo, un mundo inmenso. Sé lo que ha sido y lo que es, pero ¿Qué será después?”
“Quiero enseñar a comprender y a amar al creador mágico,”no sé”, pleno de vida y deslumbrante sorpresa de la ciencia contemporánea, en relación al niño.”
“La sociedad te ha confiado un pequeño travieso para que tú lo pulas, le inculques buenos modales, lo hagas más maleable y…espera. Esperan al Estado, la Iglesia y el futuro patrón. El Estado le exigirá patriotismo, la Iglesia fe y el futuro patrón, capacidad; los tres esperan mediocridad y humillación”
“Escuchamos cómo una niña enseña a su muñeca las reglas de la buena educación, cómo la instruye y la reprende, pero no la oímos cuando acostada en la cama, se queja ante ella, de los que la rodean, cómo le confía en susurros sus preocupaciones, fracasos e ilusiones.”
“Te lo contaré muñequita, pero no se lo digas a nadie”.
“Tú, buen perrito, yo no estoy enojado contigo; tu no me hiciste ningún daño.”
“La soledad del niño confiere alma a la muñeca. Esto no es un paraíso infantil, sino un drama”.
“Es más fácil morir por una idea que vivir para una idea, día tras día, año tras año.”
“El tribunal está obligado a defender a los débiles, para que no sufran de los fuertes; el tribunal debe defender a los honestos y trabajadores, para que no sufran de los negligentes y haraganes. El tribunal no es quizá suficientemente justiciero, pero debe tender a la justicia absoluta. El tribunal quizá no es todavía la plena verdad, pero debe procurar llegar a la verdad. Los jueces no pueden castigar a otros por delitos que ellos mismos suelen cometer. Es vergonzoso que un juez dicte concientemente un fallo injusto. El tribunal pide disculpas por haber acusado injustamente. El tribunal desaprueba, pero no acusa.”
“¡Beban ustedes, señores oficiales, beban en cantidad y con gusto!
Es a la sangre derramada que levantan las copas, bailando y haciendo tintinear las medallas. A la salud de la infamia que, ciegos, ustedes no ven o, mejor dicho, no quieren ver.”
(Diario del Gueto, 4 de agosto de 1942, horas antes del viaje a Treblinka con los niños y los docentes del Asilo de Huérfanos Judíos de Varsovia)
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