Las vivencias del último tiempo en Israel encuentran su mejor expresión parafraseando un párrafo del poema de Violeta Parra: “volver al 67 y se va enredando, enredando”. Estamos retornando al conocido “período de espera” de Mayo – Junio de 1967 con los preparativos para la guerra de los 6 días. Ante una alternativa apocalíptica, nuestros líderes nos movilizan en una tensa vigilia con miras a un enfrentamiento con Irán, aparentemente ineludible.
El conocido analista Sever Plotzker dio una imagen autentica de los acontecimientos del futuro inmediato: “Una guerra se avecina. Sólo un milagro podría evitarla. Israel no va a permitir que los ayatolas traspasen el umbral nuclear militar. Al menos que Irán termine cediendo, una operación israelí contra las instalaciones nucleares de Teherán resulta inevitable. Por lo tanto, casi con toda seguridad seremos testigos de una guerra. Israel bombardeará instalaciones nucleares militares de Irán antes de lo previsto” (“Guerra con Irán”, Israel en Línea, 19-2-2012).
La posición de Obama es muy comprensible. Tras los dudosos logros estratégicos de las dos últimas aventuras intercontinentales (Irak y Afganistán) con un monstruoso derroche presupuestario que hizo tambalear la economía norteamericana, ante su propósito de reelección en la próxima votación presidencial, lo que menos le interesa a Obama en este momento es verse envuelto en un nuevo conflicto que muy fácilmente se puede transformar en una gran conflagración regional. El gobierno norteamericano de hoy tiene muy claro que el modelo del Presidente Eisenhower que en 1956 obligó a Israel en solo 48 horas a retirarse de la conquista del Sinaí es un acto que pasó a la historia. En los últimos años los pocos grados de libertad que la desmedida influencia del lobby judío norteamericano impone a la administración de ese país seguramente no le dejarán otra opción más que verse envuelta en una guerra contra Irán desde el momento que Israel se lance al ataque.
Todo resultado del ataque israelí que no signifique claramente la destrucción total de la capacidad de desarrollo nuclear de Irán, o su postergación por un largo periodo de tiempo, junto con mínimos perjuicios en la retaguardia civil de Israel, necesariamente será interpretado tanto internamente como en el mundo como un fracaso muy significativo. En el frente político interno, un revés de esta naturaleza tendrá seguramente un desenlace similar de los que fuimos testigos en los dos últimos operativos militares (Segunda guerra del Líbano y Operativo Plomo fundido en Gaza) sobre cuyos resultados existe consenso de no haber logrado prácticamente ningún objetivo serio. El carácter flemático de los ciudadanos de Israel no promoverá cambio alguno, y por lo tanto, el flanco político duro e intransigente (Natanyhau, Barak, Liberman y todos los grupos religiosos), pese a ser los responsables directos del fracaso, probablemente seguirá predominando en el liderazgo del país. No se debe descartar la posibilidad que se agudice el deterioro de la ya desgastada imagen de los militares, algo incuestionable una década atrás. A nivel internacional, sin duda, la posición preferencial de la que goza Israel se verá seriamente socavada, lo que es de suponer permitirá al gobierno norteamericano recuperar su vieja función de mentor y patrón de Israel. También se puede pensar, sin gran riesgo de equivocación, que nuevos países comenzarán a transitar el camino nuclear que señaló Irán.
Una contundente victoria israelí significará un punto de inflexión en las relaciones estratégicas de la región, y probablemente del mundo. La posición conciliadora de Obama ante las terminantes exigencias belicosas de Netanyhau, previas al ataque, seguramente tendrá un enorme costo estratégico para el país del norte. Es probable que se establezca un nuevo orden en la tabla de posiciones de las potencias mundiales de manera que el poder de influencia de Israel y el Lobby judío norteamericano reciban un significativo “upgrade” en detrimento de Estados Unidos y los países europeos, aunque por comodidad, Israel no dejará de usarlos como fieles salvaguardias. La operatividad del largo brazo de Israel más allá de las fronteras, como típica conducta de potencia mundial, ya está en marcha y los síntomas brotan día a día.
En el aspecto militar, fuentes fidedignas informan que Israel organizó la instalación de unidades Patriot para su defensa aérea en territorio de Jordania (Mako, 23-2-2012). Las intenciones de incrementar los operativos en territorios muy lejanos a las fronteras de Israel recibió confirmación con la creación de un nuevo comando regional del ejército: el de operaciones en profundidad de territorios foráneos (Mako , 20-12-2011). Nadie se debe sorprender si la próxima lista de compras incluye, por ejemplo, portaviones. Paralelamente Israel se convirtió en uno de los mayores proveedores de armas del mundo (Diario Globes 5-10-2009)
Quién tome la decisión de lanzar un ataque a Irán debe tener en cuenta que necesariamente va a gestar una realidad muy distinta. A diferencia de la otra concepción, una vez que se presiona el disparador y salen los proyectiles, no hay más posibilidades de arrepentirse de los resultados. No hay píldora para el día después… de la guerra.
Herzlya – Israel
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