La población es víctima de estos ataques en lugares diversos tales como restaurantes, colectivos, calles peatonales, el temor a los atentados se traduce en la reducción de los lugares habitualmente escogidos para andar. El centro de Jerusalén por ejemplo se ha transformado en una zona triste e irreconocible, atendiendo al crecimiento experimentado hasta no hace mucho tiempo atrás. Antes del estallido de la intifada actual, el panorama corriente consistía en observar a miles de personas transitando y asistiendo a la innumerable cantidad de cafés localizados en cada esquina. El florecimiento de la zona favoreció la apertura de nuevos restaurantes, pubs y confiterías a un ritmo vertiginoso. Sin embargo, dichos lugares ofrecen una imagen desoladora y en la cual se reconoce inmediatamente la presencia de un guardia armado en la entrada. "Luego de un atentado la gente opta por no concurrir al lugar, le lleva varios días e incluso meses hasta que se recupera. Muchos se orientan por encontrarse en los lugares que están localizados en los diferentes barrios, evitando cualquier acercamiento a los cafés o restaurantes del centro", describe Jaim, dueño de una popular confitería ubicada en la calle Ben Iehuda en el centro de Jerusalén: "ninguna persona se sentará a beber una cerveza si se siente que por ello puede perder su vida", agrega el titular del comercio, quien reconoce preguntarse a diario respecto a "como se puede siquiera intentar construir un hogar y una familia en las presentes circunstancias". Nadie sale indemne El psicólogo israelí David Green subraya que "las situaciones de crisis producen una desarticulación psicológica en el individuo". En el marco de una conferencia pronunciada en la Universidad de Tel Aviv en torno a los "efectos psicológicos de la actual coyuntura" (en el Estado de Israel) el especialista enfatiza que en contextos de crisis, la "sociedad interrumpe los patrones de conducta habitual". Ello se expresa en un replanteo de su estilo de vida, que implica al conjunto de actividades que se realizan, los lugares que se frecuentan, las limitaciones impuestas a los hijos por parte de los padres, etc. Green hace hincapié en el hecho de que un contexto de amenazas como el actual, conviven dos tendencias entre la población. Por un lado desde una óptica pesimista se observan indicios del "temor al surgimiento de un nuevo holocausto". Por otra parte, dicha tendencia coexiste con las voces que parecen asociarse en torno al argumento de que "siempre hemos vencido y lo haremos también en esta oportunidad". Una de las cuestiones que se destacan para evaluar el impacto psicológico de una tragedia gira en torno al nivel de cercanía con el lugar de ocurrencia de los hechos. La distancia puede ser medida a nivel físico (distancia del lugar) o psíquico (identificación psicológica). En cuanto a las reacciones que pueden identificarse las respuestas ante una situación como la actual se enmarcan en una escala cuyos límites se reconocen entre una postura más bien orientada a la acción ("fight") por oposición a una actitud de escape ("fight") Mientras que en el primer caso se observa una actitud en la que sobresale la lucha, el combate y el "ponerle el pecho a la situación", los individuos del segundo grupo se orientan sobre todo a la huida y a la evasión. De este modo, la alternativa de ejercer alguna actividad de voluntariado, informarse, ayudar y trabajar convive con una actitud más orientada al encierro, la desconexión y el escapismo. No obstante, hay que destacar que ambas tendencias llevadas a un extremo pueden producir estados patológicos signados por la depresión o la manía. Atendiendo a las consecuencias originadas en un contexto de esta naturaleza, pueden observarse diversos padecimientos entre la población, tanto a nivel psíquico como físico. Así, se destaca la aparición de síntomas tales como diarreas, vómitos, insomnio y pérdida de apetito, al tiempo que aumentan las consultas por situaciones de estrés, angustia, ansiedad y pánico. El especialista y director del Centro Israel de Jerusalén para el tratamiento del Psicotrauma. Dany Brom, subraya el hecho de que "la gente ante una situación de peligro se maneja en un estado de alerta como mecanismo de supervivencia y defensa propia. En tales circunstancias, el área más primitiva del cerebro tiende a prevalecer en el control del comportamiento individual, bloqueando de alguna manera el acceso a las zonas más desarrolladas y racionales de nuestro cerebro". Este predominio de la "irracionalidad" puede transformarse en un vuelco hacia la religión y el misticismo. Se destaca en ese sentido la adopción de posturas de carácter nacionalista o el notable retorno a los ámbitos religiosos observado en los últimos tiempos. A nivel social, y atendiendo al hecho de considerar que se trata de una población cuyo sistema nervioso viene experimentando una fuerte sobrecarga durante los últimos tiempos, sobresalen algunas conductas que denotan la presencia de signos de violencia y fuerte ansiedad. Pueden mencionarse en ese sentido el empleo en exceso de la bocina en los caminos, y la facilidad con la cual se ingresa en el uso de la fuerza. Conviene subrayar la presencia de esta sintomatología, siendo que, si bien el mantenerse en estado de alerta puede funcionar como un mecanismo favorable para la supervivencia, la recurrencia en el desarrollo de esa situación puede terminar generando un estado de estrés por desorden postraumático. Recientemente el Prof. Zajava Solomon, investigador especializado en los estudios sobre traumas, ha realizado una investigación sobre la sociedad israelí vinculada con el estado de estrés por desorden postraumático (PTSD por las siglas en inglés) La realización de dicho trabajo permite concluir que "la sociedad israelí está sobrellevando bastante bien la situación". En este sentido el científico mostraba su sorpresa ante la evidencia de que sólo un 9% de los israelíes presentaban signos tales como la pérdida de la memoria, un estado de alerta intensificado o una sensación de aflicción generalizada. No obstante, hay que destacar que 6 de cada 10 entrevistados manifestaban sensaciones de angustia y depresión.•(continuará) Hugo Zuckerberg Director Gral. del ISSI (Instituto Superior de Seguridad Israelí). Especialista en: Protección y Planificación VIP para Eventos; Evacuación, Escape y Rescate de víctimas. Antiterrorismo y Antisecuestro. Ref: Sebastián Halperín.
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