Muerte, destrucción, desorden global, nuevos polos de poder. Un planeta profundamente dividido y las Naciones Unidas desconcertadas. Después del conflicto, habrá una forma diferente de relacionarse entre quienes, hasta hace poco, conformaban el poderoso Grupo de los siete, la OTAN y la Unión Europea. Las divisiones no sólo se darán en el exterior de EE.UU. También afectarán al establecimiento político de Washington, incluyendo antagonismos den-tro de sus propios partidos. La realidad es que no hay certeza de que la guerra contra Irak contribuirá a hacer de Estados Unidos y sus aliados, países más seguros. A las naciones vecinas de Irak, como Irán, Siria y Arabia Saudita, la fuerte presencia militar extranjera, y la presión política que ejercería un gobierno iraquí pro occidental les causarán un sentimiento de peligro permanente. Seguramente, la nueva alianza instará a otros países del Golfo con monarquías y/o pseudo democracias a aplicar reformás políticas y sociales y a adaptar sus sistemas y valores al nuevo orden mundial, lo que dará lugar a la formación de nuevos bloques de poder. La presencia militar en la región del Golfo contra el régimen de Saddam Hussein provocará el descontento de las fuerzas radicales (no sólo la de los árabes) que aumentarán su fanatismo extremo. Una vez derrocado Saddam, Israel sostendrá una posición negociadora más ventajosa frente a la Autoridad Nacional Palestina, que también deberá adaptarse a la nueva situación. Estas circunstancias, sumadas a la política parcial de EE.UU. hacia Israel, redundarán en una fuerte hostilidad de los musulmanes fundamentalistas. Hay quienes señalan que las prácticas ambivalentes de EE.UU. perjudican su imagen y su papel en la participación en los asuntos de Oriente Medio, lo que hará más complicada su participación en el conflicto palestino-israelí. Además, la demostración de fuerza estadounidense y sus aliados contra Irak, contribuirá a aumentar el interés de algunos países de la región por conseguir desesperadamente armas de destrucción masiva, pues la acción de la coalición militar les estimulará a comprarlas lo más pronto posible y de una manera más secreta, lo que sólo contribuirá a la aceleración de la proliferación de estas armas en la región. Por su parte Argentina, alejada geográficamente del conflicto, pero inmersa en él por haber sido escenario de dos ataques terroristas que cobraron la vida de más de 100 personas, y su reciente denuncia contra varios jerarcas iraníes que habrían participado de ambos atentados (Embajada de Israel y AMIA) decidió poner en alerta a sus fuerzas de segu-ridad ante la posibilidad de que el conflicto armado desate una ola de atentados en todo el mundo. Lo ha dicho expresamente Saddam Hussein, "respondere-mos con todo lo que tenemos en todos los lugares del mundo". Para ello, en una demos-tración de fuerza, presentó en sociedad a sus grupos suicidas.
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