Cuando las mujeres hacen oír su voz y luchan contra el atropello a sus propios derechos, al derecho de los niños o bien otros derechos humanos, las acciones que llevan adelante son impresionantes por su apasionamiento por la justicia y su voz suena estruendosa al tiempo que nos conmueve indiscutiblemente.
Pero cuando la mujer que encarna la lucha es una niña, la compasión que surge es aun mayor, ya que aquella pequeña debería estar disfrutando juguetonamente de su inocencia apacible, y sin embargo, el mundo la ha empujado a madurar rápidamente y a convertirse en portavoz de otros oprimidos como ella. Tal es el caso de Malala Yousafzai.
Malala Yousafzai con tan sólo 16 años fue candidata al premio Nobel de la paz consagrándose como la más joven nominada a dicho galardón internacional.
Su historia y la historia de muchas
Nació en Mingora en el Valle de Swat, al noreste de Pakistán, el 12 de julio de 1997.
En la cultura paquistaní nacer mujer significa una vida destinada solo a procrear y cocinar. Malala misma contó alguna vez:
“Cuando nací, los habitantes de nuestra aldea se compadecieron de mi madre y nadie felicitó a mi padre”.
Sin embargo su padre era distinto a los demás. Ziauddin era profesor y director de una escuela. Así fue como educó a su hija desde pequeña, enseñándole primero en su casa y luego en la escuela.
Cuando la niña tenía 10 años, los talibanes comenzaron a controlar el territorio donde la familia vivía. Dicho control implicaba que las mujeres tenían prohibido estudiar, salir solas y escuchar música ,entre otras cosas.
Fue en 2009 cuando comenzó a escribir un blog que le daría fama internacional, en el que denunciaba para la cadena de noticias BBC las injusticias a las que estaban sometidas ella y todas las mujeres bajo el régimen taliban.
Bajo el seudónimo de Gul Makai, contó al mundo cómo los talibanes cerraban las escuelas para mujeres, cómo escondía su uniforme y los libros al salir con miedo de su casa para estudiar. Tenía sólo 11 años.
En el 2009 el documental Pérdida de Clases, La muerte de la educación de la mujer dirigido por Adam Ellick e Irfan Asharaf, del New York Times, muestra a Malala y a su padre, Ziauddin Yousafzai, y revela cómo la educación de las mujeres es difícil o imposible .
A pesar de la lucha, el 10 de enero de 2010 cerraron la escuela a la que asistía y que pertenecía a su padre. Dijo Malala sobre aquel momento:
“Cuando se nos impidió ir a la escuela en Pakistán, me di cuenta de que la educación es muy importante, es la fuerza de la mujer y es el motivo por el que los terroristas le temen a la mujer. Ellos no quieren que las mujeres estudien porque serían más poderosas.”
Atentado: una bala que no silencia, sino que fortalece la voz
El 10 de octubre de 2012 en Mingora, Malala fue víctima de un atentado efectuado por un miliciano de un grupo terrorista vinculado a los talibanes, éste, después de abordar el vehículo que servía como autobús escolar, le disparó repetidamente con un fusil impactándole en el cráneo y cuello, por lo cual debió ser intervenida quirúrgicamente. El portavoz del grupo terrorista, Ehsanullah Ehsan, afirmó que reiterarían el intento de matarla.
Dos estudiantes también fueron heridas junto a Malala mientras se dirigían a su casa en el autobús escolar. Ella fue trasladada en helicóptero a un hospital militar.
En los alrededores del colegio donde estudiabann las jóvenes atacadas cientos de personas salieron a la calle a protestar por el hecho. Los medios pakistaníes y el mundo entero le han dado amplia cobertura. Gordon Brown, enviado especial de la ONU y ex primer ministro de Gran Bretaña, lanzó una petición bajo el lema “yo soy Malala” para exigir que en el 2015 no quedara ningún niño sin escolarizar.
El atentado suscitó inmediatamente la condena internacional y Malala Yusafzai recibió el apoyo de Susan Rice, Ban Ki-moon.,Barack Obama, Hillary Rodham Clinton, Laura Welch Bush, Madonna, Selena Gomez, entre otros.
El 15 de octubre de 2012 fue trasladada al Hospital Reina Isabel de Birmingham, en el Reino Unido, para continuar su recuperación.
Aunque tuvo que continuar con la rehabilitación y fue sometida a una cirugía reconstructiva, fue dada de alta del hospital el día 4 de enero de 2013.
Después de implantársele una placa de titanio y un dispositivo auditivo, Malala regresó a las clases en una escuela secundaria en Inglaterra.
"Volver al colegio me hace muy feliz. Mi sueño es que todos los niños en el mundo puedan ir a la escuela porque es su derecho básico. Es maravilloso ir al colegio y no tener miedo, como me ocurría en Mingora, siempre mirando a mi alrededor, de camino a la escuela, aterrorizada.”
En 2013, escribió un libro titulado Yo soy Malala, una autobiografía escrita en primera persona con la periodista británica Cristina Lamp.
Sabiamente la adolescente de tan sólo quince años decía:
“No quiero que se me vea como ´la joven a la que dispararon los talibanes´, sino como a la ´joven que luchaba por la educación´”.
Premios
En el año 2013, recibió el Premio Nacional por la Paz, por su defensa de la educación de las niñas de Pakistán y la nominación Premio Internacional de los Niños por la Paz, como la primera niña pakistaní nominada por el grupo pro derechos de los niños por la Kids Rights Foundation (Fundación por los derechos del niño).
Durante el 2013, le otorgaron el Premio Simone de Beauvoir, de Francia. También en ese año recibió la nominación al Premio Nobel de la Paz, siendo la persona más joven en ser nominada; el Premio UNICEF de España por su defensa del derecho de las niñas a la educación. También recibió el Premio de la Paz Internacional Tipperary, de Gran Bretaña, el Premio Embajador de Conciencia por Amnistia Internacional, el Premio Internacional Infantil de la Paz de Holanda, el Premio Internacional Cataluña; el 27 de septiembre recibe el Premio Clinton Ciudadano Global por la Fundación Clinton de Estados Unidos, el Premio Peter Gomes de la Universidad de Harvard, el Premio Sájarov a la Libertad de Conciencia de la Eurocámara y el Premio Nacional por la Igualdad y la No Discriminación de El Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED) de México.
El pasado 12 de julio, el día en que cumplía 16 años, dio un discurso en la ONU donde ,frente la los líderes internacionales, dijo:
“Queridos hermanos y hermanas, recuerden una cosa: el Dia de Malala no es mi día. Hoy es el día de cada mujer, cada niño y cada niña que ha levantado la voz por sus derechos. Hay cientos de activistas que no sólo están hablando de sus derechos, sino que están luchando para lograr el objetivo de la paz, la educación y la igualdad. Miles de personas han sido asesinadas por los terroristas y millones han resultado heridas. Yo soy sólo una de ellas: así que aquí estoy. Aquí estoy, una niña entre muchas otras. No hablo por mí, sino por todos aquellos que no tienen voz. Pensaban que las balas nos iban a callar pero fracasaron.”
En la audiencia también estaban sus padres, por primera vez su madre ,que nunca pudo aprender a leer y escribir, mostraba el rostro en público para darle fuerzas mientras lloraba emocionada.
En aquel memorable discurso terminaría diciendo al mundo y a todo aquel que quisiera oirla:
“Hacemos un llamado a nuestras hermanas para ser valientes, para asumir la fuerza dentro de sí mismas y desarrollar todo su potencial. Libraremos una lucha gloriosa contra el analfabetismo, la pobreza y el terrorismo; tomaremos nuestros libros y lápices porque son armas más poderosas. Un niño, un maestro, un libro y un lápiz pueden cambiar al mundo. La educación es la única solución.”
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