¿Ud. que haría si se entera, si le dicen, si le aseguran, si le juran y hasta le prueban, que un hombre, un ser humano, perdió las pruebas que podrían llevar a conocer mucho de lo que no se sabe que paso en el atentado a la AMIA?,...Si su hija, marido, madre o amigo hubieran estallado en mil pedazos, con la AMIA, y este hombre (¿?), el entonces jefe del Departamento Protección del Orden Constitucional de la Policía Federal Argentina, Carlos Antonio Castañeda sustrajo la cantidad de 68 cassettes que estaban confiados a su custodia, y que contenían las escuchas telefónicas producidas entre el 26 de julio y el 31 de agosto, ambos de 1994, del abonado correspondiente al domicilio de Carlos Telleldín, 768-0902, ubicado en la calle República 107 de Villa Ballester, Provincia de Buenos Aires. Si, porque Castañeda, que fue condenado a cuatro años de prisión, a pedido de los fiscales Alberto Nisman y Marcelo Martínez Burgos, dice que olvidó en algún lado los casetes que contenían las escuchas realizadas en la primera etapa de la investigación del atentado sobre el teléfono particular del "doblador" de autos Carlos Telleldín. Esa pérdida constituyó uno de los primeros ocultamientos de la causa. La sospecha que siempre existió es que en las conversaciones desaparecidas podrían conocerse las negociaciones que concluyeron con la entrega de Telleldín a la Justicia. El hombre que tuvo en sus manos la fantasmal camioneta que dicen que se uso como coche bomba para volar la AMIA se fue de Buenos Aires a las pocas horas del atentado. Primero a Córdoba, luego a Luján y más tarde a la provincia de Misiones. Se pudo probar que Carlos A. Castañeda sustrajo 4 Disquetes de computadora, 1 caja con disquetes marca Basf, 1 rollo de 24 fotografías marca Kodak, sin revelar, 2 cassettes de video marca TDK y 1 marca Panasonik, elementos que estaban confiados a su custodia y destinados a servir de prueba ante la autoridad competente ¡Cuatro años de prisión fue la condena!, (que aun puede ser apelada) por hacer desaparecer las pruebas que podrían develar, quizás, quienes, cómo y porqué asesinaron a nuestros hermanos. No soy abogado ni experto en leyes, pero supongo que a un ladrón de autos, o a un punguista callejero le darían una pena similar. ¡85 muertos y cientos de heridos!, y Castañeda resulta ser un poquitito culpable para nuestra justicia Argentina. Mientras tanto, el juez Juan J. Galeano, cuya complicidad sirvió para borrar cualquier huella que podría llevar hasta los culpables, enfrenta un juicio político, y posiblemente termine en la cárcel. Pero, ¿cuanto tiempo pasará entre las rejas el hombre que pagó 400 mil dólares para que el fabulador Telleldin incrimine a los integrantes de la supuesta "banda policial", quienes ni siquiera se conocían entre sí?Ribelli e Ibarra, eran de la de la brigada de Lanús y no se conocían con Leal y Bareiro de la de Vicente López. Por suerte, casualidad o autoridad, todos quedaron libres, prendiéndose en ese momento la lamparita que ilumina un oscuro agujero negro a descubrir. AMIA-LA VERDAD Para llegar a la verdad de lo sucedido se debe buscar en los primeros cuerpos de la causa AMIA. En el primer cuerpo de la causa, un policía federal señala sin dudar que la bomba había sido colocada dentro de un volquete que minutos antes había sido colocado frente a la entrada del edificio. Que restos del volquete destrozado en forma de U se encontraban en la acera y que contenían restos del explosivo utilizado sin detonar. En esos momentos, los fiscales federales solicitaron la detención del ciudadano libanés Nassib Hadad y sus hijos, por haberse probado que habían ordenado colocar el volquete justo frente a la entrada de AMIA y comprado gran cantidad del explosivo utilizado (Amonal), así como los detonadores y todo lo necesario para cometer el atentado. En agosto de 1994, se detiene a Alberto Kannore Edul, un textilero que, según los investigadores solicitó el segundo volquete, dirigido a la calle Constitución al 2600. Entre sus llamadas se detectó una a Carlos Telleldín. Indagado al respecto aseveró que esa llamada la había realizado su chofer. Llamado el chofer a declarar, pudo probar que jamás la había realizado, que nunca había trabajado un domingo, y que todas las llamadas realizadas tanto antes como después de esa pertenecían a comerciantes o amigos de Edul. Ante semejante prueba, que en cualquier país hubiera significado la inmediata detención e incomunicación de Edul, interviene nuevamente “la política”. Edul fue liberado por el simple hecho de haberse probado que mantenía fluidas y totales relaciones con el entonces presidente Carlos Menem. !Ahí, la causa estaba resuelta!.., se había comprobado la conexión ideológica de Haddad con el grupo Hezbollah, los contactos en la Triple Frontera, el nombre y vehículo de quien había transportado la carga (un tal López), pero, aparece en escena una presunta Trafic blanca que anula todo lo actuado y se convierte en el payaso del Circo AMIA. El ex Juez Galeano abandonó esta vía por otra falsa que el mismo creó en común acuerdo con Telleldín, como quedó demostrado en el juicio. Además, en el séptimo día del juicio político a Galeano, testigos vinculados con la policía bonaerense lo acusaron de interrogatorios ilegales y maniobras para torcer declaraciones de imputados. Una de las declaraciones más relevantes fue la del padre del policía Diego Barreda, que relató que le ofrecieron a su hijo detenido ayuda económica y una nueva identidad en Miami, a cambio de que modificara su declaración e imputara al también preso ex comisario Juan José Ribelli, Esta versión fue corroborada por el abogado de Barreda, Miguel Mendoza. Asimismo, otro de los testigos, el ex jefe de la policía bonaerense Adolfo Vitelli, denunció el trato preferencial que recibió Alejandro Burguete –el policía que declaró contra Ribelli–, que se benefició con el cierre de un sumario administrativo en su contra. Vitelli explicó que sobreseyó a Burguete a pedido de sus superiores, que le dijeron que era una medida "beneficiosa para la investigación".
MALAS NOTICIAS PARA GALEANO (1) El número tres de la Secretaría de Inteligencia, Antonio Stiusso, dijo en el juicio en su contra que “no había pruebas” para vincular a la Policía Bonaerense con el atentado. Y acusó al juez de no tener interés en investigar la “pista siria”. Según Stiusso, “sí había motivos para profundizar la llamada pista siria". Pero sobre esa rama de la investigación, en la que aparecía el empresario sirio Alberto Kanoore Edul, "no había interés en el Juzgado", disparó el agente de inteligencia. Para argumentar esa teoría, Stiusso dijo que había pedido al juzgado de Galeano el envío de las agendas de Edul secuestradas durante un allanamiento, pero varios años después del pedido "enviaron todas menos una: la que tenía el nombre de Rabbani". Moshen Rabbani era un diplomático iraní sospechado por el atentado. También explicó que cuando agentes del FBI estadounidense estuvieron en la Argentina interiorizándose sobre la investigación del ataque, "se sorprendieron porque Edul no estaba preso".
MALAS NOTICIAS PARA GALEANO (2) Tres ex diputados que integraron la comisión bicameral de seguimiento de las investigaciones de los atentados contra la Embajada de Israel y la AMIA defendieron la actuación del juez federal Juan José Galeano, pero tomaron distancia de sus irregularidades. Fue el turno de los ex diputados Marcelo Stubrin, Melchor Cruchaga (ambos de la UCR) y Carlos Soria (PJ). Los tres fueron citados a pedido de la defensa de Galeano, pero no fueron muy útiles para su defensa por cuanto dijeron desconocer en su momento las irregularidades que ahora se le endilgan al magistrado. Además, Soria y Cruchaga terminaron denunciados por el Tribunal Oral Federal 3, que el año pasado anuló gran parte de la causa, absolvió a todos los procesados y detectó innumerables irregularidades en el caso. El tribunal los acusó de encubrimiento. Es porque supieron de las entrevistas filmadas entre Galeano y Carlos Telleldín, y sin embargo no lo denunciaron. Ahora bien, con estos elementos sobre la mesa, amigo lector, me puede explicar ¿por qué tanto el abogado de la AMIA (Avila) como la de la DAIA (Nercellas) siguen apoyando a Galeano?, ¿no le resulta por lo menos extraño? Esta querella AMIA-DAIA, que luchó denodadamente por poner entre rejas a los policías acusados, primero fracasó, y después se quebró. Rubén Beraja, que bajaba (¿baja?) la línea a seguir por los letrados tendrá que explicar, el porqué de sus encuentros privados con Galeano. Charlas de amigos, de compinches. Pero, no todo está perdido, por suerte el nefasto poder menemista se derrumbó. José Hercman, el delfín que quedó en la DAIA para mantener la historia oficial después de la caída del banquero, perdió su puesto en la institución, y hoy, Jorge Kirszenbaum, el último de los arribistas, devenido a dirigir la entidad política judía, está más cerca del oscurantismo que del renacimiento. Con tantos soldados caídos de la Mentira Oficial, todavía queda una esperanza para conocer la verdad.
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