Durante su encuentro con el vicepresidente de Costa Rica, Alfío Piva, el ministro de Exteriores israelí, Avigdor Liberman, acusó a Venezuela de participar en la financiación del programa nuclear y militar de Irán.
Según el jefe de la diplomacia hebrea, «la Venezuela de Hugo Chávez estaría apoyando económicamente los planes nucleares de Teherán y parte de sus avances militares».
De acuerdo a Liberman, la colaboración entre Caracas y Teherán «no sería a cambio de nada, sino al parecer de una promesa por parte de Irán de que Venezuela también podrá disfrutar de esos avances».
Venezuela compró 23 de estos aviones antes de que Chávez llegara al poder y es posible que varios hayan sido vendidos a terceros países, sin el permiso de Washington.
Según el testimonio de un oficial de la Fuerza Aérea Venezolana obtenido por este periódico , un F-16 biplaza de la base de Maracay fue desmontado e introducido en grandes contenedores de madera sellados, sin ninguna indicación externa sobre su contenido. La carga fue introducida en la base aérea El Libertador en un Boeing 707-6944 de la FAV.
Los analistas consideran que el peso de un ataque por parte de Israel contra las instalaciones del programa nuclear iraní descansaría sobre todo en la flota de F-15 que tiene ese país, pues ese modelo cuenta con una mayor autonomía de vuelo.
De todos modos, como esos aviones requerirían igualmente ser reabastecidos en vuelo, también se mencionó la posibilidad de que la Aviación israelí utilice una base en Azerbaiyán, al norte de Irán, cuyo acuerdo de uso fue desvelado por la revista Foreign Policy en marzo. Eso reforzaría la participación en el ataque del F-16. Por su parte, Estados Unidos tiene escuadrones de F-16 en sus bases del Golfo Pérsico.
Disponer de uno de esos cazas permite saber cómo se nota su presencia en el radar o la velocidad con la que se aproxima, lo que es útil para conocer mejor al enemigo en caso de un enfrentamiento.
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