LA VOZ y la opinión


Periodismos Judeo Argentino Independinte
HOMENAJE AL GRAN FABULISTA JUDIO:
ELIÉZER SHTEINBARG

Por Moshe Korin
Hay en el norte de Moldavia un pueblito, Lipkan, al que el poeta nacional judío Jaim Najman Biálik llamó el “Olimpo literario de Besarabia”. Allí nació, el 2 de marzo de 1880, el mayor fabulista judío que escribió en lengua ídish: Eliézer Shteinbarg.


LAS “UNIVERSIDADES”


Al siempre recordado actor del teatro ídish, Zalmen Hirschfeld Z”L, que fue mi profesor de Literatura Judía en la Escuela Secundaria y que dejó huellas imborrables en mi espíritu, le oí decir que las primeras “universidades” en las que Eliézer Shteinbarg adquirió su saber fueron, por un lado, el “Bet Hamidrash” (Casa de Estudio) en el que de día y durante la noche se adentraba en los textos sagrados; y por el otro, la colorida feria semanal a la que podía asomarse por las ventanas de la casa paterna. Su lenguaje magistral es una rara síntesis de ambos elementos. Y donde mejor se expresó fue en sus ingeniosas fábulas, sus alegóricos cuentos infantiles y sus leyendas dramáticas.

Eliézer Shteinbarg supo absorber desde su infancia tanto el rico folklore de transmisión oral como los logros de la cultura judía conservados en los textos, y llegó a ser un gran escritor realista.

Sus obras maestras reflejaron los problemas y los hechos significativos de su tiempo, en la mejor tradición de un antiquísimo género literario: la alegoría y la fábula. Y en verdad, sus creaciones ricas en ideas, sus agudas sátiras, su elevado humanismo y sus traviesos juegos de palabras, le valieron el reconocimiento universal.


UNA FÁBULA ELOCUENTE


En la fábula titulada “A Klotz-kashe” (“Una pregunta rebuscada, sin respuesta”, pero también, literalmente: “pregunta acerca de un leño”), Shteinbarg transcribe dos voces: la del serrucho y la del leño que aquél recorre con sus afilados dientes. El serrucho se jacta de que se lo disputen desde dos campos opuestos, moviéndolo hacia uno y otro lado. Pero el leño gime y clama, preguntando por qué ha debido quedar aprisionado entre dos contendientes, y ser él quien recibe los cortes y los pinchazos.

Como es fácil de adivinar, se trata de una alegoría: el leño representa al pueblo judío, al que sus enemigos persiguen sin darle tregua, y que al producirse un conflicto es agredido por ambos bandos.

Con toda justicia, los admiradores de la obra de Shteinbarg, y especialmente sus coterráneos de Besarabia y Bucovina, han sostenido que es el mayor de los fabulistas en idioma ídish, colocándolo a la par del francés Lafontaine y del ruso Krilov, y hasta lo han considerado el 4º clásico de la literatura ídish moderna, después de Méndele Móijer Sfórim, I.L. Péretz y Shólem Aléijem.


CÓMO LLEGÓ A ESCRIBIR FÁBULAS


Siendo un aplicado estudiante de la Torá, Shteinbarg también hizo suyas la lengua y la cultura rusas, penetró en los secretos del hebreo moderno y, como antes en el “mar del Talmud”, llegó a moverse libremente en las aguas de la filosofía. Con la misma celeridad pasó del hebreo al ídish. Se hizo maestro y viajó por ciudades y poblados de Besarabia y Volín. Vio con sus propios ojos los sufrimientos del pueblo, la estrechez en que vivía, las injusticias que debía soportar. Captó sus secretos sueños, sus ansias de luz, la conmoción del nuevo siglo. A menudo entraba en Odesa para encontrarse con Jaim Najman Biálik, que gustaba de sus fábulas.

Desde el año 1919 residió en Chernovitz (Rumania), que gracias a su colaboración y la de otros activistas, llegó a ser un destacado centro de la cultura judía. Entre las instituciones más importantes de esa comunidad se encontraba la “Asociación Escolar Judía“.

Shteinbarg se entregó a sus tareas con alma y vida: recorrió el país, participó en encuentros
literarios y fue redactor de publicaciones periódicas.

En una pintoresca aldea de los Cárpatos creó una colonia de verano, “Kínderland”, en la que junto a sus ayudantes realizó una obra maravillosa: fue la alegría de los niños, compuso para ellos cuentos, canciones, y piezas teatrales que los alumnos representaban.

En el año 1921, la “Asociación Escolar Judía” (Shul Farein), puso en marcha una editorial. Entre sus primeras publicaciones se encontraba el original “Alef Bet” (Alfabeto) de Shteinbarg, ilustrado por reconocidos artistas. Dos años más tarde aparecieron dos obras más de su autoría: “Máisalaj fun Breishis” (Cuentos del Génesis) y “Vi di féiguelej hobn guelérnt Júmesh” (De cómo los pajaritos estudiaron Torá). Una espléndida edición fue la de sus fábulas “Durj di briln” (A través de los anteojos).

Aquí vale la pena acotar que Shteinbarg empezó a escribir fábulas y poemas en su juventud, pero sólo inició su publicación cuando ya había cumplido 30 años. Su primera fábula se titulaba “Tzvei Kveitn” (Dos pimpollos).

Además, aunque parezca extraño, fue autor de dramas históricos como “Avraham Avinu” (El patriarca Abraham), “Mejirat Iosef” (La venta de José), “Iosef mokir Shabat” (Iosef, el que tiene en gran estima al Sábado), “Avrémale melámed” (Avrémale, el maestro), “Der Bardíchever Rebe” (El Rabí de Bardíchev), “Bum un Dréidl” (Nombres de los niños protagonistas de la obra “los afortunados”). Pero ante todo fue un talentoso fabulista.

Así, en su composición “Di shpiz un di nódl” (La lanza y la aguja) hay una clamorosa protesta contra la guerra, contra el exterminio de seres humanos.

En la titulada “Dos ferd un di baich” (El caballo y el látigo), un caballo maltratado por su dueño le reclama al látigo por los castigos de que lo hace objeto. Y el látigo le responde que no le pega por negarse a arrastrar el carro, sino por haberse dejado atar al mismo, sometiéndose a la servidumbre.


INTERMEDIO EN BRASIL


En 1928, Shteinbarg aceptó una invitación para viajar al Brasil. Existía allí una colectividad bastante numerosa de judíos oriundos de Besarabia.

A fin de concretar sus planes pedagógicos, aceptó el cargo de director en la escuela judía de la capital brasileña. Era entre sus niños un niño más. Por eso lo querían, daban crédito a sus palabras y aprendían de memoria sus cuentos, canciones y textos humorísticos.

La tarea pedagógica de Shteinbarg en Brasil fue altamente valorada. Y las publicaciones periódicas judías editaban sus fábulas, poesías infantiles, folletines y diversos artículos. Pero Shteinbarg no se llevaba bien con el calor tropical del Brasil, tampoco con los judíos “de izquierda”, cuyo número pesaba en la comunidad. De modo que dos años más tarde, para dicha de sus admiradores europeos, regresó a casa, a la “Asociación Escolar” de Chernovitz.


DE VUELTA EN CASA


Sin darse tiempo para descansar, se abocó a la tarea con nuevos bríos. Volvió a recorrer el país, a participar en la vida literaria. Su sueño era editar una revista literaria judía, crear un teatro infantil y una escuela de asistencia diaria.

Pero no le cupo al mundo de la cultura judía, y en primer término a la “Asociación Escolar” de Chernovitz, disfrutar de todo lo que Shteinbarg representaba. Imprevistamente, luego de una operación de apendicitis, falleció cuando contaba apenas 52 años de edad (en marzo de 1932).

Miles de personas, incluyendo a muchos jóvenes, lo acompañaron a su última morada. En su tumba se levanta un monumento, obra del talentoso escultor Arthur Kolnik, que fue amigo de Shteinbarg muchos años. Se trata de una creación artística valiosa en sí misma, y lleva grabados un par de versos de una fábula suya:

“Tróierik, kinder, oif der velt der bréiter, grámer!
Bíter! Mit a móshl joch zij kvikn lómir!”

“¡Tanta tristeza, niños, en un mundo de holgura!
¡Al menos, con una fábula, atenuemos su amargura!”

Faltaría agregar que la obra de Eliézer Shteinbarg ha sido reconocida por escritores, investigadores y críticos literarios. Así, el poeta Jaim Najman Biálik, en una carta al comité encargado de publicar el primer tomo de las Fábulas (Chernovitz,1932), escribe:

“Congratulaciones por este tomo que contiene las geniales fábulas de mi difunto amigo. No he podido arrancarme de su lectura; son de un valor incalculable. Cada fábula posee su gracia y su encanto. Se trata de la obra de un gran artista, que ha de adornar nuestra literatura por generaciones”.

Es verdad que también antes y después de Shteinbarg se escribieron fábulas en ídish. Las podemos encontrar en muchos autores judíos. Pero lo que no existía era la fábula como creación independiente y de alto valor artístico.

Sus composiciones contienen la quintaesencia de una vida y de una concepción del mundo extraordinariamente ricas y profundas; y al mismo tiempo es tan judío en su lenguaje, en su juego, en los repliegues de su estilo, que se hace difícil imaginar la traducción de sus textos a otros idiomas. Aún así, muchas de sus fábulas fueron traducidas especialmente al hebreo.
En esta época de tanta violencia y enfrentamientos armados, creí oportuno traducir una de sus fábulas al castellano dedicada a la Paz.


LA LANZA Y LA AGUJA

De Eliézer Shteinbarg
Traducción: Moshé Korin

Un tal Rubén o Simón u otro Fulano,
vuelve de la guerra con su lanza y su fusil,
y le da por apoyarlos en una cómoda
donde alguien ha pinchado una diminuta aguja.
_ ¡Vaya aguja, qué coloso!
(piensa la pequeña, cuando advierte la lanza).
_ Ha de coser vestidos de hierro o de hojalata,
y rápido, con puntadas descomunales.
Para algún Gog-Magog será, o para un gigante de alcurnia...
La lanza, por su parte, examina la aguja
y piensa: ¡Qué lancita, apenas un enano chiquitín!
¡Asombra que la gente no venga en tropel
a admirar al minúsculo personaje!
¡Tan ridículo! ¿Cómo no hacerle una broma?...
_ Dime, hermanito, ¿es cierto lo que comentan por ahí,
que cuando te enojas, te enciendes como una llama
y puedes atravesar siete moscas a un tiempo?
_ ¡Mientes! ( grita la aguja. ) ¡Todo una vil mentira!
¡Lo juro por la funda de la Sagrada Torá!
Es lienzo lo que pincho, lienzo, un tipo de tela ...
_ ¡Ja Ja! –dispara el fusil su carcajada.
_ ¡Ja Ja Ja! ¡Dice que sólo lienzo pincha él!
_ ¿Y qué quiere? (pregunta la aguja). ¿Que vaya a clavarme en la hojalata?
_ ¡Aj Aj,
si fuera tan grande como usted! ...
_ ¡Por Dios! ¡No aguanto más!
¡Ya exploto! ¡Ya disparo! (da el fusil grandes gritos).
Y la aguja: -¡Perdone! (le dice). ¡No he querido ofenderlo!
Pero si no es en lienzo, ni en lata,
¿en qué se dan las puntadas?
_ Las puntadas se dan en seres humanos,
en la gente, ¿comprendes? – responde la lanza.
Ya aquí la aguja ha entrado a reír,
¡Y de qué manera! ¡Todavía estará riendo!:
¡Ji ji ji! ¡Jo jo jo! ¡Ja ja ja! Y le contesta:
_ Cuando doy en la tela puntada tras puntada
me sale una camisa, una chaqueta, ¡algo!
Pero de una persona, aun pinchándola el día entero,
¡¿qué se podría hacer?!


Julio 2006 / Tamuz 5766
Página Principal
Nros. Anteriores
Imprimir Nota

DelaCole.com


www.lavozylaopinion.delacole.com

E-mail: lavozylaopinion@gmail.com

Reg.Prop. intelectual 047343
Los ejemplares del periódico se pueden conseguir en los locales de los comercios anunciantes.

Auspiciado por la Sec. de Cultura de la Ciudad de Bs. As., Registro No 3488/2003 (15-01-04)

Editor y Director: Daniel Schnitman
Socio U.T.P.B.A 14867

Adherido a Sind. Intern. Prensa libre 4339

El contenido de los artículos es de exclusiva responsabilidad de los autores. Su inclusión en esta edición no implica presumir que el editor comparta sus informaciones o juicios de valor. Los artículos publicados pueden ser reproducidos citando la fuente y el autor. La dirección no se hace responsable por el contenido de los avisos publicados.

PRODUCTORA IDEAS DEL KOP S.A.