Lía Bergmann, asesora de Comunicación de la B’nai B’rith del Brasil
São Paulo (CJL-OJI) – En estos día en los que la atención de todos está enfocada en la Copa del Mundo que se juega en Alemania, es el momento propicio para rendir un recuerdo en homenaje al mejor jugador de fútbol de la década de 1930, y además símbolo de la resistencia a la ideología nazi: Matthias Sindeler z’l.Era único hijo varón de una familia judía proletaria de inmigrantes de la entonces Checoslovaquia, donde nació en febrero de 1903 en lo que hoy es la República Checa. Pequeño todavía, se trasladó con su madre y tres hermanas a Viena, a la sazón capital del Imperio Austro-Húngaro.Dotado de un estilo elegante, cerebral, cuyas jugadas eran impredecibles y productor de goles de rara belleza, se hizo cabeza de familia a los 14 años de edad, por causa de la muerte de su padre en la Primera Guerra Mundial. Mientras trabajaba como mecánico perfeccionaba su fútbol en el equipo del Hertha de Viena, en el que jugó durante seis años.En 1924 pasó al Austria Viena, un club con un gran caudal de la clase media judía. La primera vez que integró la selección nacional austríaca, en 1926, marcó dos goles de la victoria de siete tantos a uno contra Suiza. Este fue el inicio de una era de partidos memorables que dieron origen a a que la selección austríaca fuera conocida como “Wunderteam” (equipo maravilloso). Bajo el comando del director técnico Hugo Meisl, hijo de una familia judía de Viena, el seleccionado presentó al mundo un estilo inconfundible de jugar fútbol.En 1934 un golpe militar instaló en Austria una dictadura fascista católica, hundiendo al país en el caos.En marzo de 1938, al producirse la anexión de Austria a Alemania, la carrera del mejor jugador de la época, el judío Matthias Sindeler, empezó a desintegrarse.Sindeler, un bastión del nacionalismo austríaco, se mantuvo fiel a sus convicciones políticas y a su condición judía y se negó a defender el equipo de Adolf Hitler. Sindicado como opositor al régimen fue perseguido por los nazis hasta su suicidio el 23 de enero de 1939, días antes de cumplir 36 años.40.000 personas acudieron a su funeral pese a la vigilancia de las huestes nazis. El Austria Viena recibió 15.000 telegramas de condolencias. “Sindeler fue para los austríacos lo mismo que Pelé para los brasileños: algo más que un jugador”, lo definió el historiador Wolfgang Maderthaner.De hecho, la importancia que tuvo Sindeler trascendió las canchas. Su actitud de permanecer fiel a sus principios y su resistencia al nazismo y a las huestes de Hitler lo convirtieron en un símbolo no solamente para el pueblo austríaco, sino también para el mundo entero.
Fuente:OJI
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