Acabo de regresar del acto conmemorativo del atentado a la AMIA, la misma sensación de impotencia de los anteriores en lo que a mi respecta.
Los discursos fueron tres, de distinto tenor y grado de emotividad, no haré aquí un análisis de los mismos, será porque en este tema ya me hastían las palabras, las considero una falta de respeto.
Pero si quiero destacar en ellos una palabra ausente, tanto en el cauto decir de el presidente de AMIA, Sr. Luis Grinwald, como en el del Sr. Sergio Burstein y por supuesto en las palabras aleccionadoras del Sr. Nelson Castro.
La palabra ausente fue islamismo o musulmán, pareció que ellos (los islámicos), no tienen o no tuvieron nada que ver con los atentados antisemitas en el país.
Como siempre, mi parecer puede o no coincidir con el del diario, pero no puedo soslayar que me pareció un gesto de cobardía la falta de denuncias al respecto.
¿Es que ellos son las palomas blancas impolutas en estos actos de terror?, ¿o es que están al margen porque no hay que herir susceptibilidades y mantener las buenas relaciones por sobre cualquier otra consideración?
Nuevamente, debemos tomar ejemplo de las mujeres y hay hoy en día dos de ellas que sobresalen por su valentía al respecto, son: la señora Pilar Rahola y la señora Oriana Fallacci, ambas llaman a las cosas por su nombre y apellido: terroristas musulmanes, no recurren a eufemismo alguno y detallan sus propósitos y metas.
Tal vez, los hombres deberemos llorar como mujeres lo que no supimos defender como hombres, o tomar ejemplo de estas dos damas que no vacilan en llamar a las cosas por su verdadero nombre.
Es hora que la comunidad toda se despierte y sepa quienes están detrás de estos actos y con que fines últimos, para eso sugiero leer a estas dos señoras antedichas y tomar conciencia que por no mencionarlos para no herir a inocentes, no ganamos nada, sólo conseguimos hacerlos sentir más seguros de poder accionar libremente con sus oscuros designios.
Las palabras no dichas se volverán contra nosotros, sugiero a aquellos que tienen la misión de dirigir o informar que no vacilen en decirlas, es necesario.
El error no es privativo de los discursos en la AMIA, en general cuando hablan de terroristas en Europa o EEUU, no hacen mención a su motivación musulmana que los lleva a hacer lo que hacen y premiarlos por ello, a ellos o a sus familiares supérstites.
Reitero, mi pensamiento no refleja lo que puede opinar el diario, pero debo decir que los términos asépticos al hablar de terroristas, me parecen cobardes y peligrosos, por eso lo digo con todas las letras: Terrorismo islámico, ese es el que provoca el horror, sin que por esto esté acusando a todos los profesantes de la fe musulmana.
Los discursantes y periodistas pueden alegar que se les pasó sin querer mencionarlo, si así fuera es grave y por supuesto, a quien le caiga el sayo que se lo ponga.
Iisaias l kremer
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