El mes de Tamuz, que estamos recorriendo ahora en el calendario hebreo, trae algunas fechas de recordación. Como el 17, Día de Ayuno y Duelo, al recordar la caída de la muralla de Jerusalem. Des-pués de un prolongado sitio de casi seis meses, pero sin remontarnos tantos siglos atrás, solíamos recordar en el shule y en otros ámbitos culturales, los aniversarios de Teodoro Herzl, el 20 de Tamuz y al día siguiente, 21, el del Gran Poeta Na-cional del pueblo judío, Jaim Najman Bialik, se so-lía aunar en un acto académico, el homenaje a estos dos gigantes, cuyo yortzait caía tan cercano, aunque alejado por 30 años. Hertzl murió en 1904 y J.N. Bialik en 1934. No era una mera coincidencia del azar: había un hilo conductor entre las ideas políticas de Hertzl, su ideario sionista y la poesía de J.N. Bialik, sobre todo aquella de contenido nacional, contemporáneo de Hertzl. J.N. Bialik escribió poesías del despertar sionista, reaccionando con dolor a los pogroms de Kisheniev, acaecidos justamente hace un siglo, "¿Sabes de dónde nace mi inspiración?". Multifacético escritor, poeta, dedicaremos esta vez estas líneas en recordar algunas de sus obras que marcaron rumbos y en cuyo hermoso hebreo, aun hoy, nos regocijamos. Su obra, en prosa y mucho más su obra poética, abarca múltiples aspectos de la vida judía. En un hebreo clásico, casi barroco, se multiplican las citas bíblicas, que enriquecen su poesía. Como la mayoría de los escritores, su formación era tradicional y su cuna de humilde linaje. El grillo poeta de los pobres Así encontramos las poesías que le dedica a su ma-dre y a su padre, en "Shi-rati", mi poesía. Comienza preguntando al lector: "¿Sabes de quién heredé la poesía?", nos describe la desolación y la tristeza de noches invernales cuando no había que comer y todo era gris. "En las noches de Shabat", cuenta Bialik: "…Cuando hambrientos nos sentábamos a santificarlo, mi padre bendecía el pan con un mendrugo de pan negro y un pedazo de arenque. Bullían nuestros estómagos vacíos, al cantar las zemirot (cantos sabáticos tradicionales). Entonces, se plegaba a nuestro coro, El Grillo, que escondido en alguna grieta acompañaba nuestro cantar…". Era "El Grillo, el poeta de la pobreza", como lo llama Bialik. Esta metáfora la encontramos en distintas literaturas. También Conrado Nalé Rox-lo, escribe sobre el tema diciendo: "Me he levantado grillo esta mañana". Pero volvamos a J.N. Bialik, co-mo decíamos, grandes tempestades y movimientos, irán marcando la tormentosa historia de aquellos años. Las ideas de los Iluministas que querían introducir aires nuevos al ser judío, ideas ya maduras en Alemania, comenzaban a soplar en la Europa Oriental. Iluminismo y tradición Esto se va a reflejar en un tema central: en la poesía de Bialik: su relación con la tradición judía y con el Beit Hamidrash, la casa de estudio donde los jóvenes pasaban sus años de juventud estudiando el Talmud y sus interpretaciones. La Gue-mara, desde una visión crítica, "Al aislamiento y encierro", "Teniendo como amigos", "Entre esas enmohecidas paredes", "Sólo el ban-co", "La vela y el libro abierto", según cuenta en "Hamatamid" (el que estudia constantemente), hasta llamar a la casa de estudio "El lugar donde se forja el judaísmo". Mikdash el Neu-rai, Templo de mi Juventud.. Una relación de amor- odio, de queja y admiración, de abandono y retorno, según lo manifestó en entrañables poemas, como "Frente al armario de los libros", "En el umbral del Beit Hami-drash" y en "Solo" (levadí). En esta última breve poesía, donde trata de explicar esta ambivalencia. "…A todos se los llevó el viento, los en-candiló la luz…" Un nuevo canto impregnó sus mañanas… y yo, como un pichón olvidado me quedé solo, con la Presencia Divina…" Todos los jóvenes, abandonaron la Ieshivá, La casa de estudio, buscando otras luces, otros cantos nuevos. Con la Guemará abierta en la vieja casa de estudio, de paredes descascaradas y enmohecidas donde apenas se filtra un rayo de la luz solar, el siente el abrazo de la Shejiná, de la Presencia Divina, que derrama una lá-grima sobre su texto, donde generaciones dialogan sobre las palabras de la eternidad. "Sólo aquel que conozca esto", dice Bialik, "podrá entender de donde sacó el pueblo judío fuerza para sobrevivir a tantas persecuciones y calamidades", este es el secreto de nuestro existir, nuestra fortaleza espiritual, simbolizada en el Beit Hamidrash. Sefer Haagada- Recopilación de Midrashim de la Ley Oral La amplia obra de Bialik abarca poesías infantiles, relatos, poesías como Teje-zakna, relatos imborrables como "La trompeta se avergonzó" y "El corto viernes", entre muchos otros. Un especial lugar ocupan poesías donde aparece una lagrima implícita o invisible. Debe-mos, para hacer honor a este grande, referirnos a la titánica tarea realizada junto a Rav-nitzky en la recopilación y ordenamiento, por temas, del sefer Hagadá, una compilación de leyendas y Midrashim que simplificó así su estudio y entendimiento, organizando esta vasta creación de siglos en textos ordenados y explicados que usamos hoy en la enseñanza de la Ley Oral. A J.N. Bialik lo honran numerosas instituciones, so-bre todo escuelas judásm que llevan hasta el día de hoy su nombre: círculos juveniles, bibliotecas. Aquí en Argen-tina, y en otros países, J.N. Bialik vivió sus últimos años en Israel, país amado desde su primer poesía "Al pájaro". Su casa en Tel Aviv, se transformó en Museo visitado por miles de personas, y la calle, como muchas en diferentes ciudades, llevan su nombre: Rejov Bialik. Vaya este modesto ho-menaje a este insigne poeta que, con sus maravillosas poesías, logró transmitirnos la riqueza espiritual que se so-breponía a la pobreza material, aquello, como el mismo lo dijera, que: "…Un extraño no podría entender…" Como afuera zumbaban vientos de odio al judío y aquí se discutían pasajes de la Torá, sobre Abraham o sobre Moshé, sobre la verdad y la justicia, sobre el bien y el mal. Honremos a Bialik enseñando a las nuevas generaciones, sus poesías, no los privemos del privilegio de estudiarlo, paladearlo, para enriquecer nuestro ser en el mundo, como hombres libres y judíos comprometidos.• © LA VOZ y la opinión
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