“Si ahora se crea una ‘Comisión de la Verdad’, ¿esto significa que todo lo que determinó hasta ahora la justicia argentina y el trabajo de el fiscal Alberto Nisman y el juez Rodolf) Canicoba Corral fueron mentiras?” Esta es una de las preguntas que dice en voz alta Roxana Levinson, sobrina de Graciela Levinson (una de las víctimas del atentado a la Embajada de Isrtael) y Jaime Plaksin (fallecido en el ataque a la AMIA) y por quienes buscó justicia en Argentina hasta que emigró a Israel en 2002. ¿Cuál fue su primera impresión sobre el acuerdo entre Argentina e Irán por la causa AMIA? Pasado un primer impacto muy negativo, lo que me quedan hoy son preguntas, que la reunión del canciller Timerman con la dirigencia comunitaria no disipó. Está la pregunta acerca de la necesidad de una comisión de la verdad, que convierte virtualmente en mentira la tarea de Nissman y Canicoba Corral. La mera negociación con Irán me produce dudas y escepticismo, dado que todo el que lee los diarios o los informes de las Organizaciones de Derechos Humanos conoce lo qué se puede esperar del sistema judicial iraní. Además, la inexistencia de un tratado de extradición y que los ciudadanos iraníes tengan prohibido testimoniar fuera de su territorio abren muchas dudas sobre los resultados. Eso, a mí me deja sin expectativas. ¿Y si hubiese garantías por escrito por parte de los gobiernos de Argentina e Irán? Hoy no creo tampoco en garantías escritas, pero creo que lo mejor que podría lograrse es el compromiso de que la Comisión va a cumplir los objetivos planteados y no va a servir para dilatar aún más el proceso y para alejarnos aún más de la investigación y de la verdad. Hay cuestiones que no son detalles, como la declaración indagatoria que en el texto del acuerdo aparece como mero “interrogatorio”. La primera permite avanzar en la causa. La segunda, un interrogatorio de ciudadanos iraníes que pueden o no responder a preguntas y luego irse tranquilamente a su casa, no nos sirve para la causa. Otro tema son los plazos: sin ellos podría ser otra maniobra dilatoria de Irán para perder más tiempo. Y tiempo es lo que estuvimos perdiendo hasta ahora. Demasiado tiempo. La Cancillería argentina protestó por la intromisión de Israel en asuntos internos de la Argentina, porque en la AMIA no hubo ninguna víctima israelí. Si se tratara de otro, cabría la posibilidad de la ignorancia. Pero en el caso de Héctor Timerman, no existe la posibilidad de que no conozca la íntima relación entre el atentado a la embajada israelí, donde murieron israelíes y argentinos, y el atentado a la AMIA, que se produjo por la falta de recaudos del gobierno argentino después del primer atentado. ¿Cree que habrá justicia alguna vez? Lamentablemente, de continuar todo de esta manera, en diez años estaremos formando una Comisión para la Verificación de la Verdad y estaremos aún más lejos de la justicia y la verdad.
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