Lo deglute con fruición, pero también con cierta culpa. Sabe que una guardia periodística de NOTICIAS intenta hacerle una foto y, por eso, deja que sean su hija y sus amigas las que compren dulzuras en el local de delicatessen Mumma, en La Barra, mientras él espera en una camioneta rentada. A los 47 años aún se mantiene fornido y luce unos brazos trabajadísimos, forjados durante años de gimnasio y aparatos. Pero sabe que el cuerpo no le responde como en sus años de juventud y mantiene una disputa hedonista con una incipiente panza que, incluso en la playa o al borde de una pileta, oculta bajo el cobijo de una musculosa rabiosa para proteger su perfil más vanidoso.
Es toda una paradoja: el zar de los medios oficialistas, el más beneficiado con la disciplinante publicidad oficial que el Gobierno le entrega a los amigos del poder, el más fiel propalador del Relato K, se tomó un fin de semana para descansar en Punta del Este, el destino prohibido para el manual del deber ser kirchnerista. Y lo hizo sin escatimar en gastos. Se instaló en el exclusivo Mantra Resort & Spa, un imponente hotel cinco estrellas en la zona de Montoya, cuyas habitaciones cuestan 690 dólares la noche. Szpolski no tiene problemas para pagar la cuenta. Su multimedios, el Grupo Veintitrés, creció de manera exponencial a fuerza de pauta: recibió 238 millones de pesos en publicidad oficial solo del Gobierno Nacional, desde que asumiera Néstor Kirchner en el 2003 hasta mediados del 2011, últimas cifras oficiales. Solo en el primer semestre del año pasado, el emporio mediático de Szpolski recibió 50,4 millones de pesos, más que cualquier otra empresa de medios del país y superando, por primera vez, a Telefe, el canal de Telefónica, que recaudó 47 millones.
Re vNoticias 28/1/02
S. Szpolski fue rabino, fue gerente del fenecido Banco Patricios, y fue tesorero de la AMIA de donde fue expulsado por decisión del tribunal de ética de la Mutual judía por manejo irregular de los fondos de la misma.
A pesar de ello, actualmente desea (y lo consigue) reinventarse como activista/dirigente comunitario insertando dinero (donaciones/publicidad de sus medios) en las instituciones de la Comunidad judía argentina.
Es frecuente ver los anuncios de su Grupo veintitrés en el micro de noticias DAIA y también en la cena anual de AMIA/gobierno K con gigantografias de sus medios en el mismo lugar de donde lo echaron. Además, invierte en actos comunitarios (Luna Park) y bajo cuerda fogonea estudios rabinicos conservadores mientras coquetea con la ultraortodoxia que conduce AMIA actualmente.
Sin embargo, tiene cosas muy favorables, como su amor al ratón mickey (está junto a el en una foto en su facebook personal), no reniega de sus creencias radicales (UCR) y deja flamear, orgulloso, una banderita de Israel en su escritorio de trabajo.
No es un tipo muy simpático que digamos, pero va al grano y, hasta ahora cosecha lo que siembra.
Daniel Schnitman
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