“La mejor manera de desviar una investigación penal es procesar a alguien que no puede tener nada que ver
y la mejor manera de consagrar la impunidad de los verdaderos culpables, es condenarlo”.
Cesare Bonesana marqués de Beccaria (!738-1794)
A caído el telón del último “capítulo” del “culebrón” que se representó durante algunas semanas en el tabladillo de “Comodoro Py”.
Así es que uno de los más alevosos intentos de perversión del sistema jurídico que se tenga memoria, ha quedado ominosamente expuesto en toda su cruda obscenidad.
Como corresponde al género, los hechos conocidos (la “maldita” realidad) no encajan para nada en el abominable “libreto” pergeñado por “querellantes” y “fiscales”. Tampoco los personajes de “Soy gitano” te-nían mucho que ver con verdaderos gitanos. En ambos casos ha sido todo ficción pura. Con la diferencia que en la “tele” se intenta, al menos, que esta tenga algunos visos de verosimilitud, característica que ha estado totalmente ausente en los “alegatos” que se escucharon en la sala.
Prisión perpetua para Telleldin, además de casi de 10 años preso sin condena, ni siquiera en 1era. instancia, (¿y el Pacto de San José de Costa Rica?) y de casi 3 años de proceso oral con maratónicas audiencias casi diarias (un récord absoluto mundial), parece demasiada pena por vender un vehículo robado y mellizado a ignotos “terroristas internacionales”, que obviamente no se iban a identificar como tales al realizar la compra.
Otro tanto es aplicable a los policías bonaerenses. Demasiada pena llevan ya cumplida sólo por presuntos “cometeos” hechos ba-jo la cobertura de sus funciones.
Las “responsabilidades” penales que se intentan achacar son las mismas en que habrían incurrido otros que han tenido tratos con los “terroristas”, como por ejemplo, taxistas, mozos de restaurantes, etc. Los cuales no podían imaginar que sus ocasionales “clientes” estuvieran preparando un “atentado terrorista”.
Pero los querellantes y fiscales “alegan”:
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Lo menos que podemos decir de estos “extraños” e “ignotos” terroristas, fruto de la febril “imaginación” de los “acusadores”, es que han sido muy buenos para perpetrar “atentados”, pero muy malos para hacer negocios. Han pagado u$s 2.500.000 por una camioneta usada, robada y chapuceada, y encima poco adecuada para el uso que le iban a dar, siendo que por no más de u$s 15.000 podrían haberse provisto de un vehículo apropiado sin riesgos, ni complicaciones.
Párvulos de jardín de infantes serían incapaces de “armar” una “historieta” tan burda y poco consistente, y de hacerlo se pondrían colorados de vergüenza. Prurito que no han experimentado, ni “querellantes”, ni “fiscales” del “caso”.
Los mismos párvulos se preguntarían:
¿Porqué razón los “ex-pertos terroristas” (porque fueran quienes fueran, “expertos” han sido evidentemente) se complicarían tanto la vida y correrían innecesarios riesgos para proveerse el vehículo para el “coche-bomba”?. Uno de los aspectos más simples de toda la logística del “atentado”. ¿Y porqué habrían de “insistir” tanto con una Trafic a la cual tenían que “modificar” para poder usar?. ¿Porqué no com-prar un vehículo más apropiado (más fuerte) de los muchos que hay en plaza, directamente e innominadamente (que no “deja huellas”)?. Como hicieron en el “atentado” a la Em-bajada 28 meses antes.
Por el lado de Telleldin:
¿Si sabía que “esa” Trafic se iba a usar en un “atentado” (lo central de la acusación), porqué le iba a hacer cambiar el mo-tor, haciéndole colocar justamente uno comprado a su nombre?. Más vale le hubiera dejado el motor original, que por ser robado jamás podrían haber llegado hasta él. O en el límite le hubiera hecho el mismo borrar el N° de motor y chasis. Su secuaz Jaimes era un especialista en eso.
Idem, por parte de los policías, “que conocían a los terroristas”. Si a Tellel-din se le hubiera “escapado” el “detalle” del N° de motor, se lo hubieran borrado ellos que también eran buenos conocedores del tema.
O en última instancia lo hubieron hecho los “expertos terroristas” antes de “usarla”, porque a través de ese N° era razonable esperar que pudieran llegar has-ta ellos.
Pero no. En el único trozo de block (pequeño) que se “recuperó entre los escombros” de todo el sólido conjunto motor/caja de velocidades/diferencial de “la Trafic” (el resto se “evaporó”), estaba el bendito N° de identificación intacto!!!!!. Un verdadero milagro. Dios ayuda a los buenos.
El ilegal pago a Tellel-din para incriminar a los policías sigue siendo una espada de Damocles “suspendida” sobre el juicio, que sigue dando que hablar.
El Sr. Nisman parece que recién se desayunó en la sala, que había existido. Debe haber sido el último en enterarse en todo el país. Era un hecho ampliamente conocido por todo el mun-do desde que estalló el escándalo del vídeo de Cúneo en 1997.
¿Sus colegas Mullen y Barbaccia donde estaban esos días?.
¿Porqué no denunciaron ese ilícito en su mo-mento, como era su obligación por ser funcionarios públicos?.
Ahora pretenden que Telleldin devuelva lo que le pagó el Estado, que en realidad son $ 475.000 y no $ 400.000 como ha señalado Nisman, porque su concubina Boragni cobró además $ 5.000 por mes durante 15 meses al menos.
Debe de haber sido la única vez en su vida que Telleldin ganó en bue-na Ley algo. Le pagaron para que mintiera y mintió y su mentira fue eficaz porque sirvió para el procesamiento de los policías.
Si tuviera que devolver esos dineros bienhabidos con tanto esfuerzo, y que le han costado tantos tras-tornos, sería una verdadera ironía del destino.•
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