El 12 de febrero de 2004, un día después de cumplirse el 110 aniversa-rio de la fundación de la AMIA, ex “Jevre Kadishe” falleció Gregorio Fainguersh Z”L. Los que conocimos a Reb Tzvi Z”L, sabemos que nada más lejos de su ánimo que el deseo de que se hable de su persona. Nos consta que a lo largo de su vida no ha sido partidario de actos de reconocimiento a su tarea, pues siempre ha pensado que todo lo que hizo fue seguir su vocación de “askán” (activista o dirigente voluntario). Ésa fue la aspiración que tuvo y que nos legó. Características Comunitarias Aún conociendo ese ras-go de modestia tan suyo, en esta penosa ocasión siento la necesidad de compartir sentimientos y emociones que despiertan en mí, el buen hombre, el compañero, el amigo, el maestro y consejero Reb Tzvi Fain-guersch Z”L. Fainguersh fue la cabal personificación del “askán”. Se daba en él la infrecuente coincidencia del hombre de pueblo, con sus auténticos valores y el hombre de pensamiento, que une a sus atributos intelectuales un agudo sentido de la realidad y una acertada visión del futuro cercano; a la manera, ,esto último dedl dicho talmúdico: “¿Ei-ze hu jajam? – Haroé et hanolad”. ¿Quién es el sabio? – El que advierte lo que está naciendo (y prevé sus consecuencias). Don Gregorio fue un hombre que representó a su generación, y de esa estirpe fue de los últimos mohicanos. Y no sólo a la generación de sus compañeros y amigos representó, sino también a la generación de los opositores o adversarios circunstanciales. Porque to-dos estaban sostenidos por un eje existencial, que era la conjunción total y absoluta entre la palabra y la acción, entre la idea y su realización, entre el pensamiento y la ejecución. Las meras palabras, sin realizaciones, pueden conducir a graves peligros. Recitar las palabras judaísmo, “hémshej” (continuidad), “góldene keit”, ¿quién va a ser judío?, el que tenga un nieto judío; todo esto es muy bello, pero no es la realidad. Las palabras están para describir esa realidad, para programarla o para comentarla, no para suplantarla. La generación que llamamos “Fainguersch”, la de los constructores, en distintas agrupaciones, aunque muchos de sus integrantes no lo supieran y ni siquiera hayan sido creyentes, no hizo más que imitar al Dios de “Bereshit” (Gé-nesis). Cuando el Dios de “Bereshit” dijo “sea la luz”, la luz fue. El Dios de Israel habla, sólo cuando requiere que se haga algo; si no hay algo que hacer, Dios calla. Las distintas posturas se sustentaban ideológicamente en Berl Katzenelson, Jaim Grinberg, Ajad Haam, el Rav Kuk, Rav Iche Meir Levin, Simón Dubnow, Itzják Grimboim, Teodoro Herzl, Vladimir Médem, Jaim Zitlovski, Zeev Jabo-tinski, Ber Bórojov, David Ben Gurión, figuras del sionismo y del antisionismo. ¿Qué importaban el pro y el anti? Ésas eran polémicas totalmente constructivas como las de Hilel y Sha-mai, porque lo que lograban era que el otro pensara, y lo que pretendían era algún tipo de superación de la realidad. Las “Mitzvot” El judaísmo, sea uno religioso o no, fue siempre judaísmo de “mitzvot”. Y “mitzvot” significa obligaciones, algo que se debe cumplir. Con el Sionismo, por ejemplo, se abrieron nuevas “mitzvot”: la de la “aliá”, la de la construcción del Estado de Israel, etc... También cumplían “mitzvot” los que, en la Argentina, fundaban bibliotecas y es-cuelas, construyeron el hospital y el asilo para ancianos, crearon sistemas de ayuda mutua y solidaridad. La “tzedaká” no era sólo el nombre de una Fundación, sino un mandato y una costumbre cotidiana. Traían películas; creaban un teatro judío y lo apoyaban; hacían venir oradores e intelectuales como Isaac Bashevis Singer, Mordje Schtrigler, Jáim Grade, Avraham Schlonski y otros; organizaban la Feria del Libro Judío y fundaron los primeros clubes socio-deportivos. La disociación entre pensar y hacer no existió en la generación que llamamos “Fain-guersch”. Él pudo contar lo que hizo, y de lo que hizo se puede deducir que pensaba. En las generaciones ac-tuales las cosas cambiaron. Vivimos en un mundo que piensa y habla demasiado, realiza talleres de judaísmo, talleres de identidad judía o de “Fortaleza Comunita-ria”, y va desconociendo más y más el concepto de “mitzvá”, de realización y cumplimiento. Y éste es, a mi entender, un mensaje que nos transmitió Don Gregorio para las generaciones jóvenes; no para decirles que todo tiempo pasado fue mejor. No hay que volver atrás, pero si las ideas no se realizan, más vale hablar de otro tema. Las Raíces Tzvi Fainguersch vio la luz en Iampol (Ucrania - 1909), en la parte de Podolia lindante con Besa-rabia, junto al río Dniéster. Pocos años después de la Revolución de Octubre (1917), la situación de los judíos se tornó crítica en la región. El padre de Tzvi, Reb Todres que fue “Rosh Ha-kohol” (Presidente de la Comunidad) en Iampol, era un judío tradicionalista no ortodoxo, culto y conocedor. Había logrado una bue-na posición transportando mercancías por el río Dniés-ter. Pero cuando los rumanos ocuparon Besarabia, le confiscaron sus barcos. Tiempo después pudo em-prender nuevos negocios, y entonces la NEP, Nueva Política Económica del gobierno bolchevique, vino a cercenar sus derechos. La madre de Tzvi, Jaike Pogrebinski, también ella nacida en Iampol, era una mujer instruida que se dedicó a su hogar y al cuidado de sus 3 hijos: Tzvi y las dos hermanas, Beilke y Braine. Tzvi completó la Escue-la Media de Agronomía en su ciudad natal, y para se-guir estudiando debió marcharse a Odesa. Allí cursó una Escuela Electrotécnica, pero por ser hijo de comerciante no pudo inscribirse en un Instituto de Estudios Superiores. Logró cursar estudios judaicos sólo en escuelas clandestinas y junto a profesores particulares. Cuando Tzvi vuelve de Odesa, y ante la opresiva situación reinante, Reb Todres decide el traslado de la familia a la Argentina. En 1928 viajan padre e hijo, y en 1930 les siguen Jaike y las hijas, junto con ambas abuelas. En la Argentina En Buenos Aires co-mienza para los Fain-guersch una nueva etapa. La enfermedad del padre hace recaer la mayor responsabilidad en el joven Tzvi, que trabaja en distintos empleos hasta que llega a independizarse; logra jun-to a su amigo y luego so-cio, Israel Onik, instalar un negocio mayorista en la calle Lavalle en el Barrio de “Once”. No obstante, le alcanza el tiempo para constituir, con los jóvenes de su barrio, Parque Patricios, una agrupación pro-sionista: “Ajad Haam”. Luego pasará al Centro “Biálik” de Villa Crespo y será secretario de la Escuela “Biálik”. Su actuación abarca toda la etapa de construcción del magnífico edificio escolar en la calle Aguirre 1040, lamentablemente vacío des-de el año 1999 y vendido en el 2003. Se contó Fainguersch, también entre los fundadores de la Federación Juve-nil Sionista. A comienzos de los años ´30 estuvo entre los fundadores del “Shúlkult”, base del actual “Váad Hajínuj”. El amigo Fainguersch Z”L fue, durante dos períodos, Secretario General de la Kehilá de Buenos Aires, y en otros dos, Presidente de la misma y del “Váad Hakehilot” del cual fue uno de sus fundadores junto al Dr. Moisés Goldman Z”L y otros. Participó en los Comités de Homenaje a los diarios “Di Ídishe Tzáitung” y “Di Presse”, en sus respectivos jubileos. Durante más de veinte años y hasta hace casi dos década, fue di-rector del semanario en castellano, “Mundo Israelita”. La Actividad Comunitaria No es casual que los años en que Don Gregorio se desempeñó en la “Kehi-lá”, tanto en la Secretaría como en la Presidencia, hayan sido testigo de innovaciones trascendentes. Basta mencionar la modificación de los estatutos que estableció elecciones proporcionales y secretas en la institución; la construcción de hermosos edificios escolares que la Kehilá subvencionó en un 50%; el apoyo al Seminario de Ma-estros de Moisés Ville, con su internado, que proveyó de docentes a las comunidades del interior; la feliz intervención, para que en un momento muy crítico para la continuidad de la Organización Hebrea Ma-cabi, esta institución pudiera seguir brindando obra socio-cultural y educativa; la pensión otorgada a gente de la cultura y la educación en la vejez, remitida directamente a los respectivos domicilios; la “Casa del Estudiante” – “Bet Sharet” en la calle Córdoba, donde se albergaban jóvenes judíos del interior del país; y tantas otras obras valiosas. Pero no quisiera dejar de mencionar dos hechos puntuales y muy característicos de su personalidad. Fainguersch Z”L instituyó junto al Dr. David Roizín Z”L el beneficio de un seguro médico para todos los empleados de la institución, algo totalmente inédito por aquel entonces, en la comunidad y prácticamente en el país. Recuerdo puntualmente el caso del entonces moré Jaim Glembotz-ky Z”L; quien debió someterse a una compleja intervención quirúrgica: si no hubiera sido por este beneficio que recibiera, seguramente sus familiares, hubieran tenido que vender la vivienda para costear dicha operación. Y el otro hecho, si mal no recuerdo, fue Don Gre-gorio Fainguersch, el úni-co presidente que al terminar su mandato, fue agasajado con una cena en la Sociedad Hebraica Argen-tina, por todos los empleados de la AMIA, y en dicha oportunidad se le entregó una medalla de oro. Durante años, Tzvi Fain-guersch ocupó el cargo de Secretario General de “Po-aléi Tzíon Hitajdut-Mapái”, y luego fue presidente del Movimiento “Avodá” en la Argentina. Su desempeño en la Secretaría General y en la Presidencia de dicho Movimiento abarcó, en su conjunto, 10 períodos. Integró también el Comi-té de Acción Sionista y su Presidium. Fue Presidente de la Organización Sio-nista Argentina y miembro fundador de la Memorial Foundation. En representación de nuestro “Ishuv” cumplió misiones en el exterior, asistiendo a congresos y reuniones en Medinat Israel, Europa y Estados Unidos. Allí expuso nuestros problemas, así como los del judaísmo en el mundo. Fue muy importante su intervención ante la comunidad judía de Estados Unidos, a raíz del atentado antisemita contra la joven Sirota (1962), en Buenos Aires. El espacio de que disponemos en un artículo, no me permite enumerar todos los logros e iniciativas del compañero Fainguersch en la Kehilá, así como sus realizaciones hasta el día de su fallecimiento. Bastará con que señalemos que tuvo siempre la visión necesaria para resguardarse de transformaciones profundas en momentos de recambio generacional; a fin de que no se cumpliera aquello del... “nuevo Faraón que no había conocido a Iosef”. Quisiera referir aquí la intervención de Gregorio Fainguersch Z”L en una asamblea del Consejo de Representantes Comunita-rios, (el RAT de la AMIA), hace ya mucho tiempo. Yo era entonces un muchacho joven, y en ese momento decidí adoptarlo como uno de mis maestros en política. La asamblea de los 90 consejeros ha quedado grabada en mi memoria. No sólo ellos se hallaban reunidos en la sala, sino también un público oyente del que yo formaba parte. La atmósfera era tensa, ya que el Ishuv había llegado a un punto culminante en el con-flicto del recambio generacional. El compañero Tzvi Fain-guersch comenzó hablando con toda calma, hasta que subió su tono con una férrea argumentación. Dijo que las nuevas generaciones eran como hijos propios, y que su recambio debía darse a la manera de un proceso de-mográfico normal, sin grandes sacudidas; que la vida comunitaria, igual que to-das las actividades de nuestro Ishuv, debía desenvolverse en la coexistencia y en la mutua tolerancia de las generaciones. Pasaron muchos años, y podemos decir que, hasta ahora, su visión se ha cumplido. Memorias En 1992, la Editorial “Milá” de AMIA, publicó el libro de Tzvi Fain-guersch titulado “Mis Re-cuerdos”, que nos ilustra sobre 50 años de vida judía en la Argentina, y sobre hechos en la mayoría de los cuales su autor participó. Fue inducido a escribirlo por Moishe Onik Z”L, gran amigo de Don Gre-gorio. Es un libro que vale la pena leer. Estoy dispuesto a prestárselo a quien no pueda conseguirlo, a condición de que me lo de-vuelva, pero puede quedarse con el contenido, porque es importante. Y algo que considero la perla del libro, algo que lo muestra como noble ser humano y buen hombre. Hay un fragmento titulado: “La despedida de Sara Fischer-Schusteró-vich”. Sara Físcher fue la inspiradora de la concepción moderna en los jardines de infantes de la comunidad judeo-argentina y, por qué no, sudamericana. In-fluyó mucho en la creación y formación de los jardines de infantes generales. En el libro, Fainguersch relata brevemente su actuación durante décadas, y cuenta la despedida a esta maestra, que también fue inspectora, después de jubilarse y antes de su viaje a fin de radicarse en Israel, donde falleció hace dos años en un “Bet Avot”. Fue sepultada en el cementerio del Kibutz Mefalsim. El fragmento aludido sigue al que refiere la visita de David Ben Gurión a la Argentina. Me tomé la mo-lestia de cotejar ambos pa-sajes del libro, en cantidad de renglones y en calidad emotiva, ¡y son idénticos! ¡son idénticos!. Eso me emocionó profundamente, y lo pinta a Fainguersch de modo cabal. Además, me hizo reflexionar si en el fu-turo, el docente judío, el hombre de la cultura, el que hizo obra como Sara Físcher de Schusteróvich Z”L y tantos otros, a la hora de su retiro se hará acreedor, en el libro de memorias de algún dirigente comunitario, a la misma cantidad de líneas y la misma calidad de contenido y de emoción que la visita de un Primer Ministro Israelí. Sus Postulados Tomaré prestada una frase que varias veces le escuché a distintos directivos comunitarios: “En nuestra Comunidad, muchos dirigentes en los cargos máximos o una vez concluido su mandato, cuando disienten en algún tema se irritan, se aíslan y se van”. A Don Gregorio, por el contrario, lo hemos visto manejando graves conflictos, pero nunca enojado como para retirarse de las actividades. Siempre ha sa-bido transformar las quejas en iniciativas, y a veces los gemidos en canciones. Cuando analizamos el pensamiento de Don Gre-gorio respecto a la vida comunitaria a la luz de lo relatado en su libro o prestando atención a sus “un par de observaciones” en las reuniones del Comité Central de “Avodá”; o bien en las sobremesas del “sé-der” y de la cena de “Rosh Hashaná” en mi casa; ya sea en la famosa “peña” en el bar de la esquina de Sarmiento y Uriburu, lugar al que durante años solían también venir a aconsejarse con Don Gregorio dirigentes comunitarios de distintos signos políticos o aspirantes a lideres de la Co-lectividad, se nos ocurre sintetizar todo ello en los puntos siguientes: 1) Todos debemos coadyuvar a que la Kehilá, la AMIA, sea la dirección central de nuestro Ishuv, nuestra comunidad. 2) La solidaridad y la “tzedaká” en el momento oportuno. 3) La educación y la cultura, como pilar fundamental de cualquier proyecto. 4) Una relación cada vez más intensa con Israel. 5) Toda nuestra estructura comunitaria, basada en la legitimidad que emana de un sistema democrático. Estos enunciados que guiaron, a mi entender, su vida, podrían servirnos de enseñanza, de faro, pues como Don Gregorio nos decía muchas veces basándose en una frase de “Pir-kéi Avót”: “Ninguno de nosotros tiene la obligación de terminar nada, pero al menos debemos comenzar y avanzar sobre lo ya hecho”. En esta ocasión tan dura, la de su fallecimiento, Gre-gorio Tzvi Fainguersch Z”L se encontraba rodeado por sus compañeros de la Kehilá de Buenos Aires y del Movimiento “Avodá”; activistas de la red escolar, familiares, amigos y simpatizantes, compañeros y ad-miradores de la tradicional “Peña” de Uriburu y Sar-miento que él presidía, y por su fina, abnegada e inteligente esposa, la Sra. Ester Jásper, nacida en Buenos Aires y que demostrado sus propios méritos como pedagoga de alto rango; compañera fiel, una verdadera “éshet Jáil” (mujer virtuosa). A Fainguersh Z”L el gran amigo, ,buena persona, inteligente consejero político, societario y personal, prototipo de “mench” y símbolo de la generación de askanim, constructores, cu-ya creación a nosotros tanto nos cuesta mantener. Siem-pre lo recordaremos con gran cariño.• © LA VOZ y la opinión
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