Buenos Aires, 5 de Diciembre de 2005
Hace algunos días apareció publicada en internet una página web llena de calumnias contra nuestra institución en general, y contra el programa Ieladeinu en particular. A raíz de dicha publicación hemos recibido algunas llamadas de personas e instituciones que, aún conociendo la calidad de nuestra labor, han quedado preocupados por algunas de las acusaciones de las que somos objeto. A esas personas e instituciones va dirigida esta carta.
El programa Ieladeinu tiene por misión el cese del maltrato infantil dentro de la Comunidad Judía Argentina, y todas nuestras prácticas están orientadas a la protección de niñas y niños que atraviesan situaciones de negligencia, abandono, maltrato físico, y/o abuso sexual. En el cumplimiento de esa misión es común enfrentarnos a personalidades violentas que antes de nuestra intervención volcaban su violencia en los niños. Era cuestión de tiempo que esa violencia se manifieste públicamente en un medio de comunicación, y es sorprendente esto suceda por primera vez recién tras 7 años de vida del programa. Sabemos, empero, que no será la última.
No consideramos oportuno responder explícitamente a las acusaciones vertidas en dicha página porque hacerlo nos obligaría a difundir detalles del caso, incluyendo las particularidades del maltrato al que fueron sometidos los niños en cuestión. Eso atentaría contra el derecho a la privacidad de dichos niños, derecho que está enmarcado en la Convención de los Derechos del Niño que nuestra institución se enorgullece en respetar. Sin embargo, no deseamos dejar instalado un solo resquicio de duda sobre el propósito de nuestra misión o la legitimidad de nuestras prácticas. Por esa razón queremos aclarar los detalles ocurridos para demostrar que toda la acusación se basa sobre hechos inexistentes :
1.El autor sostiene que Jabad hizo la denuncia judicial en su contra, y que por dicha denuncia está imposibilitado de ver a sus hijos. En realidad la denuncia judicial contra el autor de la página fue hecha por su esposa, no por Jabad, y el abogado que la patrocina no tiene relación alguna con Jabad. 2.El autor deja entender que sus hijos están en uno de los hogares de Ieladeinu, y repite en numerosas ocasiones que no se le permite verlos. Lo cierto es que los niños siempre estuvieron con la madre, no en un hogar de Jabad, y el padre sabe dónde están, pero por decisión judicial puede verlos sólo en presencia de algún mediador. 3.El autor responsabiliza a Jabad de una supuesta apropiación de sus bienes. La verdad es que tanto el auto como la computadora en cuestión están en posesión de su esposa, y está de más aclarar que Jabad en ningún momento tomó contacto con ellos. 4.El autor sugiere que sus hijos son víctimas de un plan para hacerlos religiosos. La realidad es que los niños asisten al Centro de Día de Ieladeinu (tres horas por día) donde profesionales entrenados trabajan con todos los chicos para lograr la reparación de las consecuencias traumáticas de daños y sufrimientos padecidos.
No está en la política institucional de Jabad responder públicamente a ataques maliciosos. Y esto se hace de manera excepcional para informar a nuestros amigos y en carácter de ejemplo, para no dejarse confundir en situaciones que puedan ocurrir en el futuro.
Directora Programa Ieladeinu Lic. Karina Pincever
Director Jabad Argentina Rabino Tzví Grunblatt
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