Con anterioridad, hemos escrito una serie de artículos críticos vinculados con el Banco Mayo y todos los temas atinentes a la situación comunitaria creada. Ahora no nos regocijamos con la prisión preventiva y con las acusaciones de de-fraudación, asociación ilícita, malversación de caudales públicos y otras figuras penales, publicadas últimamente en los diarios, que además de nombrar a los imputados, hacen mención a los cargos que desempeñaron en distintas instituciones de la comunidad judía. Lamentamos que la co-munidad se vea involuntariamente, involucrada en el accionar de quienes aparecen como autores de semejantes tropelías. Ello nunca debió haber ocurrido. Nos duele que en momentos de crisis como los actuales, tantos damnificados que confiaron sus ahorros en un hombre y en su banco (co-munitario), se vean perjudicados, sus ahorros perdidos y sin solución posible. Acompañamos a quienes esto sufren, independientemente de la fe religiosa y/o de la condición racial que tuvieran. Nos duele y al mismo tiempo nos asombra, la cantidad de dirigentes comunitarios defraudados, que de buena fe y por complacencia, firmaron documentos por las instituciones que representaban, convencidos de la buena fe de quien les solicitó la firma asegurando que nunca deberían afrontar esos pagos, y hoy se en-cuentran ante ejecuciones del COMAFI, que a muchos ha arruinado, y que son sólo una muestra de la mala fe con que actuaron todos y cada uno de los múltiples procesados. No es nuestra intención, escribir un largo artículo sobre este trillado y escabroso tema, todos sabemos que en el mundo actual y en la comunidad judía en especial, se viven problemas de una magnitud que en parte ya han dejado atrás y hasta superado el tema del Banco Mayo. Lo que queremos, es que tomemos las previsiones, para que esto no vuelva a repetirse. Todos los argentinos de-bemos afrontar y dar solidaridad a la infinita cantidad de gente que hoy vive el drama del hambre, la desocupación, no podemos to-lerar la indigencia infantil, la carencia de remedios, en definitiva la desesperación que ha abarcado a muchos habitantes de la Argentina que viven con ingresos inferiores a los niveles de subsistencia. No podemos ignorar y no buscar resolver los problemas que también atañen a la comunidad judía, la deserción escolar, la necesidad de proveer alimentos, remedios, asistencia médica, religiosa, apuntalar la fe en nuestras tradiciones, evitar la asimilación, mantener siempre viva nuestra solidaridad con el ESTADO DE ISRAEL, todo ello en medio de la crisis parcial o total que viven un montón de instituciones comunitarias. Ese es el verdadero problema. Lo ocurrido a consecuencia del Banco Mayo, es muy grave, significa también un llamado de atención muy duro para que ello no vuelva a repetirse. Acepto haber sido severo en las críticas que formulé a quienes acordaron y acompañaron a los directivos del hoy ex banco. Cuando uno escribe algunas veces se deja llevar por la pasión y/o por la indignación. He sido duro pero considero que no falté a la verdad y que lo que he narrado en esos artículos era fiel reflejo de lo que yo entendía, estaba sucediendo. Formulo esta manifestación por cuanto no quiero ser indiferente a la molestia que pude ocasionar a quienes eran ajenos a los he-chos, pero reitero las calificaciones que hice para con todos los responsables, la narración de los hechos fue correcta y me reconfortan en mi sentido ético de la vida. Creo que es hora de que todos, pero todos, sin excepción, empecemos a preocuparnos con prioridad absoluta, por la unidad y la transparencia comunitaria a fin de poder seguir resolviendo los graves problemas señalados. Dejemos de dividirnos entre los que si apoyaron y los que no apoyaron. El único que no tiene lugar en nuestro trabajo comunitario es el que ha lucrado o quiere lucrar de alguna manera, con la tarea emprendida. Los judíos debemos seguir trabajando con nivel altruista para levantar cada vez más el nivel ético, la transparencia y el prestigio de ser dirigente comunitario y de pertenecer a una institución de la comunidad judía. Pero, cuidado. Habrá que tomar todas la medidas y todos los recaudos para que nunca más los dirigentes de la comunidad judía, que presiden y/o dirigen las instituciones más importantes, tengan relación directa o indirecta con el negocio financiero. Lo ocurrido no puede repetirse. Y quiero señalar, sin ánimo de aparecer en una actitud obsecuente, que las elecciones de Abrahan Ka-úl al frente de la AMIA y últimamente la de Gilbert Lewi al frente de la DAIA, parecerían estar indicando que hemos aprendido la lección y que de aquí en más, recorreremos el sendero adecuado.•
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