La ominosa estructura de falsificaciones y mentiras construida durante 12 años, con la complicidad de una parte del establishment criollo se está desmoronando. Estos últimos días han sido letales para los "señores de las tinieblas" y para sus pocos pero bien posicionados amanuenses. La debacle comenzó la semana pasada con la mistonga declaración por vídeo-conferencia del llamado, testigo C, al que se intentó hacer pasar por "testigo creíble" pero mostró la hilacha, dejando descolocados a sus sponsors que, avergonzados, hicieron mutis por el foro. Continuó con la comunicación de la jueza suiza Junod encargada de verificar uno de los bolazos más fáciles de verificar de dicho "testigo": el supuesto chantaje de Menen a los iraníes. Durante dos largos años esta especie inverosímil preocupó y ocupó el centro de la "investigación" y de la atención de los periodistas que con superficialidad culposa siguen el caso. No existió el pago, no existieron las cuentas, no existió el Banco, no existió el emisario. El mitómano desertor, se negó ir a Suiza a aclarar sus confusas y contradictorias declaraciones al respecto. Sólo declara si le pagan. Que es a todas luces lo que consiguió de los "investigadores" criollos. Y ayer fue el golpe de gracia: El gobierno británico rechazó "in límine" la extradición del ex embajador Soleimpanpour. Acá el bochorno ya al-canza proporciones de es-cándalo internacional. El gobierno británico ha dejado claro las razones del rechazo: no existen evidencias, que puedan ser consideradas como tales, de la vinculación del embajador, y del gobierno de Irán a la época, con la voladura de la AMIA. No existen pruebas (ni van a existir nunca) de que Irán haya sido, simplemente porque Irán no fue. El libreto acusatorio (el malhadado "informe" Duhal-de/Toma), que le fue im-puesto a Galeano, fue "ar-mado" por el espía Stiusso y el testigo C, bajo la su- pervisión del Mossad. Editada como novela del género "espionaje" podría haber tenido algún éxito de venta, pero como pieza probatoria su valor es nulo, como lo ha dejado claro la Justicia y gobierno británicos. Así, hemos tenido la participación en el caso de un tercer país, lo que era muy anhelado por nuestro Canciller para determinar el grado de responsabilidad de los iraníes. Los resultados están a la vista. •
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