Por estos días, en el circuito comercial de los cines de Buenos Aires, se esta proyectando la película "El árbol de lima", del director israelí Erán Riklis. Dueño de una mirada original sobre el dramático conflicto palestino-israelí, este joven director basa su obra, y su mirada crítica, en pequeñas historias de la vida cotidiana, que son todo un ejemplo de la problemática política de la región. A continuación, la autora del siguiente artículo plantea un recorrido por su filmografía y adelanta, el que será su próximo film, que se basará en una novela del escritor A. B. Yehoshúa.
Recientemente se estrenó en Buenos Aires, la película "El árbol de lima", del director israelí Erán Riklis. Esta película realizada en 2008 relata la historia de Salma, una viuda palestina de 45 años residente en un pequeño pueblo de Cisjordania que trabaja cuidando su campo de limones, plantados por su padre hace cincuenta años. Los limoneros de Salma lindan con la casa del Ministro de Defensa de Israel, en la línea verde que divide a Israel de los territorios ocupados. El ejército israelí no tarda en declarar que los árboles ponen en peligro la seguridad del ministro y ordena que sean arrancados. La protagonista no se queda con los brazos cruzados y se embarca, con un joven letrado palestino, en una travesía legal que la llevará hasta el Tribunal Supremo de Israel. Del otro lado del campo de limoneros, Mira Navon, la esposa del ministro, también ve modificada su vida: la lucha que lleva a cabo su vecina le obliga a ver a su marido bajo una nueva luz y, por primera vez, no reacciona como se espera.
No es la primera película que Erán Riklis realiza sobre los conflictos sociopolíticos de Medio Oriente, más específicamente en alguno de sus límites, en la línea que separa y divide. Tal es el caso de "La novia siria", de 2004. En ese film el director aborda la problemática del pueblo druso de Mashdel Champs, ubicado en las Alturas del Golán, territorio originalmente sirio pero ocupado por Israel desde 1967. Esta población carece de nacionalidad propia a causa del litigio, y en su documento de identidad están inscriptos con "nacionalidad indefinida". Este mundo fracturado se refleja en la historia de una familia cuya hija menor, Mona, va a casarse con su primo Tallel, que vive en Siria y a quien no conoce. A la alegría de Mona por el enlace acompaña el dolor de saber que, una vez que pase a Siria, jamás podrá volver al hogar de sus padres. Para festejar la boda y despedir a la novia llegan familiares de diferentes lugares, y a lo largo de esa jornada se desgrana el sinsentido de la burocracia, la penosa rutina de las esperas en los puestos fronterizos, la imposibilidad de poder llevar una vida que se pueda definir como "normal".
Al igual que en "El árbol de lima", en este film la vida se desenvuelve a ambos lados de alambres de púa, en diversos idiomas, entre enemigos que se comunican de alguna manera: en una lengua chapuceada, con una mirada, algún gesto. Más lejos en el tiempo, Erán Riklis también encaró esta temática en un film estrenado en 1991: "Copa del mundo". En este caso, Cohen, el protagonista, espera ansiosamente su viaje al mundial de España de 1982, pero en junio de ese año comienza la Guerra del Líbano, es movilizado y tomado prisionero por un grupo perteneciente a la OLP. La afición al fútbol y la preferencia por la selección italiana son compartidos también por sus captores y así, durante las semanas que dura el cautiverio, se entremezclan los momentos de tensión y peligro con otros en los que el fútbol es el lenguaje común que conecta a los enemigos.
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