El Presidente de la Nación, Dr. Néstor Kirchner, concurrió junto con altas autoridades gubernamentales al acto realizado en la reconstruida sede de la AMIA, en el cual fue inaugurada una placa en memoria de unos 1.900 judíos “desaparecidos” por la dictadura miliar que rigió Argentina entre los años 1976 y 1983, calculándose que el total de asesinados sumó 30.000. Los detenidos-desaparecidos judíos fueron torturados con especial saña y reminiscencias nazis por su mera condición de judíos. Habiendo coincidido esa noche con la primera de Janucá, el presidente de AMIA, Abraham Kaul, invitó al Presidente Kirchner a encender la primera luminaria de dicha solemnidad, lo que así hizo, cubierta su cabeza con una “kipá” blanca. El jefe del Estado dijo en la ocasión que “como Presidente, es una obligación estar acá, una obligación moral, política e institucional. Yo tengo fe en el futuro y sé que los próximos presidentes van a consolidar todo esto que estamos haciendo entre todos nosotros, y definitivamente la Argentina se va a convertir en una abanderada de los derechos humanos, de la justicia y de la lucha contra la impunidad. “Estoy como amigo, como hermano y como hijo – dijo el primer mandatario en otra fase de su alocución -, los abrazo fuertemente y realmente felicito a las autoridades de la AMIA por este reconocimiento”. Agregó su anhelo de que “pronto avancen decididamente todas las causas judiciales y en la Argentina podamos decir que ya no quedan rastros ni senderos de aquellos instrumentos que hicieron consolidar la impunidad”. Hicieron además uso de la palabra el jefe de Gobierno de la Cioudad Autónoma de Buenos Aires, Néstor Ibarra; el presidente de la Asociación de Familiares de Desaparecidos Judíos en Argentina, Marcos Weinstein; la vicepresidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo, Rosa Tarlovsky de Roisinblit; y la autora del altorrelieve de bronce inaugurado en esta circunstancia, titulado “Ellos Están”, Sara Brodsky, madre de un desaparecido y miembro de las Madres de la Plaza de Mayo. Entonaron canciones alusivas los trovadores populares León Gieco y Víctor Heredia. Entre las autoridades asistentes se hallaban la senadora Cristina Fernández de Kirchner, esposa del presidente de la República; el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Felipe Solá ; el ministro nacional de Educación, Daniel Filmus; y el secretario nacional de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde. El presidente de la AMIA, Abraham Kaul, reflexionó por su parte que este acto constituía “una reparación tardía” por parte de la dirigencia comunitaria judía. Señaló al respecto que este homenaje era para todos los desaparecidos por la dictadura, aunque enfatizó que las víctimas de origen judío recibieron castigo y tortura más vesánicos todavía, precisamente por ser judías. En ese recinto reconstruido de la AMIA, el 18 de julio de 1994 fue perpetrado el peor atentado terrorista de la historia argentina, con un saldo de 85 muertos, más de 300 heridos y la total destrucción edilicia de la sede judía.
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