Preliminar El autor, sostiene una investigación y causas penales a las que denomina La Triple T: terrorismo DE Estado o genocidio de los años 70, terrorismo AL Estado o vaciamiento del patrimonio nacional y terrorismo DE Estados o voladura de la embajada de Israel y la Amia. Hoy trataremos el diagnóstico y, en una segunda parte el tratamiento o armas strictu sensu.
Presas de Heidegger: un maquis y una doncella judìa El francés Jean Beaufret, cayó prisionero de los nazis en la segunda guerra, pero huyó e ingresó en la red Pericles de los maquis. Terminada la conflagración, -ya definido como gay-, fue cautivado por Heidegger, en momentos en que el filósofo superaba síntomas psicosomáticos secundarios a su expulsión de la universidad por los aliados. Durante este período, Lacan psicoanaliza al maquis y empieza un menaje a trois Heidegger, Beaufret, Lacan- que desarrollaremos en la segunda parte. Por su lado, Hanna Arendt es manipulada por Heidegger que se niega compulsivamente a leer el libro de ella sobre el genocidio, y la seduce para que lo ayude a publicar “Ser y Tiempo”, también usa el predicamento internacional de la militante judía, para obtener impunidad. Ella estaba enamorada del filósofo pero se dejó manipular por el nazi, quien burlando desconfianzas femeninas, le hizo sentir que en la divina humanidad de Heidegger, todo nazismo era Circunstancial. El filósofo juraba, lo suyo con Hitler fue un error ocasional, entonces la maldad de su adhesión al nazismo resultaba banal, error -como travesura de niños- que toda persona de bien debe perdonar.
Conquista de un héroe de la resistencia aliada El maquis Beaufret estaba seducido por los textos de Heidegger. Y sufría, por la pobreza con la que, Sartre combatía al filósofo nazi desde “Les Temps Modernes” Heidegger mató dos pájaros de un tiro: consiguió usar en su favor la honorabilidad del maquis Beaufret y atacó brillantemente a Sartre. ¿Si el maquis ya estaba fascinado por los textos, qué debía hacer Heidegger para hacerlo actuar en favor de su persona? El filósofo utilizó un arma similar a la que le había dado resultado con la militante judía: victimización, mas llanto culto de cocodrilo. Conciente de la fascinación de su filosofía, la manipulación de Heidegger consistió en garantizar que sus textos eran puros y toda contaminación, error y mal banal. Obtenida la primera victimización, pasaba el nazi a actuar la segunda. ¿Cómo? Jurando que primero fue víctima de tropiezo con los nazis y después de la persecución de los aliados. Gracias a Hanna Arendt, el filósofo conquistó al establishment judío y a la inteligencia norteamericana. Merced al maquis, aumentó su impunidad con los aliados y desembarcó en el paraíso del pensamiento francés de postguerra.
Banalizaciòn del Mal y fracaso confeso de Freud y Lacan ante la canalla. La Noción de Banalidad del Mal adoptó dos conceptos esenciales. El primero garantiza que la adhesión al nazismo se reduce a un error, sin consecuencia alguna en el núcleo de la filosofía heideggeriana. En segundo lugar, consagrando una falacia que anestesia hasta hoy a intelectuales, juristas y artistas, un nazi en el banquillo de Nuremberg es considerado un pobre idiota. ¡Los ingenuos piensan lo mismo de la mascarada de Bush! A la Banalidad del Mal, Freud y Lacan le pusieron sello científico, jurando que la canalla es inaccesible y un psicoanalista no deberìa perder el tiempo con la escoria. Freud basó lo que hoy es axioma sacrosanto, atribuyendo a los canallas, -a priori y sin la menor experiencia- , “maldad simple e inmoralidad directas, sin profundidad”, coincidiendo así, con la percepción de Hanna Arendt sobre los nazis. La barrera no es ética, por ende el canalla no es considerado un In-Digno de análisis dice el filósofo Zizek sino científica: el canalla, es en si mismo inanalizable. A su turno, Lacan recomienda negar el psicoanálisis a los canallas, entendiendo que se vuelven burros, metáfora para seguir creyendo en la pobreza franciscana de los hijos de puta respecto del Mal. No todo es dogma y prejuicio, algunos psicoanalistas empiezan a interrogarse, R Goldenberg, (“La Canallada”, Revista Conjetural) pone el dedo en la llaga preguntando a sus colegas: ¿Qué manual nos ayudará a diagnosticar a un canalla para sacarlo a patadas del consultorio? Le falta confesar que es imposible diagnosticar un canalla, mientas reine la inexperiencia, la sumisión y el terror. En los 70` algunos genocidas se camuflaron en los consultorios disfrazados de neuróticos comunes, actuando cual brillantes actores, culpas y angustias ante los psicoanalistas y ocultando con precisión suiza la fuente real de sus Tareas. Dentro de mi investigación en torno a los atentados a la Embajada y Amia, estoy tratando de determinar que psicoanalistas han colaborado, psicoanalizando a conspicuos representantes del encubrimiento y coadyuvando intelectual, cultural y artísticamente a la Historia Oficial de Encubrimiento.
¿Qué dinero de Judas se cobra rechazando el encuentro real con la canalla? Complacencia y contubernio intelectual, falta de encuentro combatiente, pobreza de aporte a la cultura y los procesos de justicia: este es el precio, de jugar fuera del campo de lucha, en lo recóndito de la retaguardia o en el contubernio. Los militares infiltraron Un Angel Azul entre las Madres de Plaza de Mayo, previa preparación actoral, política y psicológica de Astiz haciendo intervenir a la psicología en vanguardia. La CIA ?apoyada en el psicoanálisis- refriega homosexualidad a iraquíes homo fóbicos obligándolos a fornicar entre hombres y duplicando humillación, con la presencia de gringas bonitas. Nuestros psicoanalistas, amparados en reacciones histéricas de asco ante los genocidas, se circunscribieron a la retaguardia, psicoanalizando intelectualmente y a mil millas a los militares. En el mejor de los casos ayudaron a las Guerreras de Plaza de Mayo y dieron una mano en la restitución de bebés secuestrados. ¡No hay ataraxia neutral psicoanalítica ni indiferencia sino exceso de goce, en esta sumisión subjetiva, pasión siniestra y claudicación epistemológica ante la canalla!
La abstención criminal de mis pacientes: Gral. Julio Alsogaray,Comisario Osvaldo Etchecolatz, Almirante Eduardo Massera y presidente Carlos Memen Las películas Analízame y Analiza esto, protagonizada por Roberto De Niro como mafioso y Billy Cristal como psicoanalista, muestran que con la canalla uno puede terminar muerto o involucrado en delitos. A Etchecolatz y Massera les dediqué capítulos de mi libro “Elogio del Genocidio”, y es justo reconocer que entendí cosas de Menem gracias al almirante Massera y de este gracias al ex presidente. La más perfecta distancia y excelsa manipulación que esta gente tiene con la verdad convencional, no los protege del retorno de su propia Realidad Conciente e Inconsciente. Bien dice el yerno de Lacan (J.A.Miller) que la canalla, a veces necesita testimoniar sobre la ?Obra Realizada? con alguien que no sea un vulgar acólito, ni periodista tibio, pusilánime o cómplice. En el buscador Google bajo los ítems la película de Carlos Abudara Bini y Alberto Kohan, se tendrá noticias del reciente fallo de la cámara federal, sucedido en el Teatro de Operaciones, donde Carlos (Menem) y Alberto (Kohan) discurren con este psicoanalista. Mi tete a tete con don Carlos Saúl ha sido breve y esporádico, no así con su ex esposa doña Zulema (Google: oscar abudara bini+zulema yoma). La mayoría de los periodistas argentinos continúan negándose a favorecer un diálogo público entre este psicoanalista y don Carlos Saúl. Los miembros del Ejecutivo del Presidente Kirchner, han recibido recientemente mi pedido de no privar a Menem de este encuentro, pronto conoceremos si deciden apoyar a Menem y Kohan para que don Carlos y don Alberto dejen de evitar fóbicamente a este psicoanalista.
Una clave para evitar la banalización del mal. Como documentalista, trabajando en la aldea bahiana de Jiquiriçá, observé que unos chiquillos jugaban con un gran pez, al que tenían atado a una cuerda. Seguro que es una tortuga, pensé mientras me arrojaba al agua con mi cámara submarina en poca profundidad y agua turbia. Me topé con el pez de sopetón: era un tiburón de dos metros de largo. Los pescadores lo mantenían vivo para venderlo como carne fresca, lo compré por poco dinero y lo llevamos mar adentro para soltarlo, previa filiación, rogando que sobreviviera pues estaba semiasfixiado. Ese pobre animal, no era un Tiburón sino un escualo moribundo, apto para juguete de niños o realización estética de documentalista argentino Un tiburón Real, es una máquina de matar que nos enfrenta, mar adentro, estando nosotros en inerme soledad. Un nazi -militarmente derrotado- puesto en el banquillo, entrenado por su abogado para alegar obediencia debida, desconocimiento de la complejidad, inocencia de responsabilidad jerárquicas y actuando a la perfección....¡No es un Nazi, sino Arendt dixit- un asesino banal candidato a la horca. Si Dios me permitiera regresar a aquellos años en una Máquina del Tiempo, con gusto psicoanalizaría a Hanna Aarend y a Beaufret para que rompan con la fascinación sumisa, acorralen y tomen a Heidegger de las pestañas hasta que explique la Suprema Complejidad de la máquina, la ideología, las relaciones de poder y el apoyo de su gran personalidad al Tercer Reich. Impediría que Hanna se embarque en la puerilidad psicológica de creer que ayudar a Heidegger a publicar sus libros es una banal inversión de la relación amo esclavo, tal como algunos suponen. Por último, la ayudarìa a ver que su falta de perspicacia con Eichman es Suprema Complacencia y caída en el Síndrome de Estocolmo, presa de Heidegger. En el caso de que a ella la abrumara un exceso de responsabilidad, me cuidaría de decirle que no estuvo sola. El èxito del contubernio con Heidegger contó con el apoyo de Karl Jaspers, el maquis Beaufret, la debilidad de Sartre, un OK de los aliados y la vista gorda de Jacques Lacan.
* * * En la segunda parte : Manipulaciones entre Heidegger y Lacan, Encontronazos de la esposa de Heidegger con la de Claude Levy Strauss, armas para un contrataque en la masacre Amia, Banalidad de Beraja, Psicoanálisis de Galeano, conductas del Chacho, Carriò , Alfonsìn y Decisión del gobierno de Kichner ante la causa Amia paralela en la que soy parte querellante.
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