El inicuo juez Juan José Galeano tiene mis líneas telefónicas intervenidas des-de hace mucho tiempo. ¿Mi pecado? Haber estado contratado como investigador por la AMIA, haber publicado en 1997 el libro AMIA. El atentado.
Quiénes son los autores y por qué no están presos y haber presentado posteriormente en su juzgado voluminosos informes acerca de la relación entre el tráfico de armas a Croacia y el ataque a la mutual judía; entre sus autores y la organización que entonces dirigía entre las sombras Alfredo Yabrán; sobre quienes dejaron una Trafic en un estacionamiento aledaño a la mutual hebrea 62 horas antes del ataque; sobre la responsabilidad que le cupo a los dueños de la empresa que dejó un volquete frente a la puerta de la AMIA escasos minutos antes de las explosiones que la demolieron y, sobre todo, sobre el involucramiento entre los terroristas de un estrecho allegado al entonces presidente Menem que gozaba del rango de secretario de Estado.
Galeano, que siempre se cuidó de NO perseguir a los autores del crimen más cruento de la historia sudamericana, me intervino los teléfonos, tal como se me informó hace dos meses cuando declaré como testigo ante el Tribunal Federal nº 3, que sustancia el proceso oral y público a Carlos Telleldín y un grupo de policías a quienes se acusa de haber tenido en su poder una camioneta Trafic de cuyo block de motor se habría encontrado un pedazo encontró entre los escombros de la AMIA pasada más de una semana del ataque.
Denuncié hace cosa de un mes esta situación ante la secretaria administrativa de la ASOCIACION PE-RIODISTAS, Mabel Mora-lejo, y en los próximos días querellaré al juez Galeano por los innumerables perjuicios que me ha causado y me causa. Entre ellos: que se me aparezcan como "mensajes" en mi contestador telefónico fragmentos de conversaciones que yo mismo o mis allegados hemos mantenido por teléfono y la recurrente desaparición de e-mails, tanto que yo envío como que me son enviados (Según el programa "firewall" que utilizo, las "intrusiones" en mi computadora se producen sistemáticamente desde las viejas oficinas de Telintar, en Tucumán casi Leandro N. Alem).
Como todos ustedes saben, el único organismo que está legalmente habilitado para ejecutar las intercepciones telefónicas ordenadas por un juez es la SIDE, quien las ejecuta a través de su Oficina de Observaciones Judiciales, vulgarmente conocida como "La Ojota".
Ahora bien: cuando De la Rúa se hizo cargo de la presidencia y fueron exonerados más de mil agentes de la SIDE, muchos de ellos fundaron una página web llamada "Seprin", que ellos mismo aclaraban quería decir "Servicios Privados de Inteligencia".
A principios del año 2000 SEPRIN puso en circulación un "informe" sobre mi persona en el que entre otras lindezas, me acusaban de cocainómano y depravado sexual; de ser distribuidor mayorista de clorhidrato de cocaína desde el que era entonces mi empleo (en la sección Economía de la agencia TELAM), de estar siempre acompañado por adolescentes (femeninas) de 13 y 14 años; de extorsionar a un industrial textil sexagenario y homosexual con el cual, decían, mantenía relaciones sexuales; y de haber sido detenido-desaparecido en la ESMA que había delatado a mis ex compañero montoneros, por lo que habría sido liberado y pasado a trabajar para el Servicio de Información Naval.
Si algo me quedó claro es que, fueren quienes fueren, los de SEPRIN no me querían ni un poquito.
Al parecer, los muchachos de SEPRIN tienen gente que permanece en la SIDE. Y entre ellos algunos de los encargados de "pincharme" los teléfonos y hurgar en mi computadora.
Porque hoy me ha llegado una bonita página, que los muchachos me adjudican (se ve que están peleados con Alberto Kohan). En su 90 por ciento, el informe que publican es, efectivamente, de mi autoría. Es cierto que tengo en mi computadora un voluminoso informe sobre el señor Daniel Egea. Pero, no es un dato menor, se trata de un informe que jamás he publicado, ni ha publicado "Al Sur del sur", una organización de DDHH con sede en Sevilla, España, con la que suelo colaborar.
Los traviesos muchachos de la SIDE y de SEPRIN, se ve, han hurgueteado en mi computadora, deben estar peleados váyase a saber por qué con Kohan y con Egea, y han decidido publicar el informe inédito, con añadidos que no son de mi autoría, sino de la suya, presumo que con el obvio ánimo de crearme nuevas dificultades, como si haberme acusado de cocainómano y dado al estupro, la pederastia y a la extorsión no hubiera sido suficiente.
Conclusión: el juez Galeano y los muchachos de la SIDE-SEPRIN son unos delincuentes impunes.
Quien quiera leer el informe original sobre Egea que está en mi computadora, no tiene más que pedírmelo. Y si la curiosidad es tanta que desea leer el cúmulo de calumnias que SEPRIN me ha dedicado anteriormente, también puede pedírmelo, que se lo remitiré por esta vía
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