En medio de la crisis de Medio Oriente, la candidatura del general Amram Mitzna, que pertenece a las fuerzas laboristas, abre la posibilidad de diálogo. Si predominan los halcones no habrá paz posible. La estruendosa entrada en la política israelí del general Amram Mitzna, quien arrasó en las internas del Partido Laborista, parecen abrir una luz de esperanza en el conflicto que desangra a israelíes y palestinos. Mitzna llegará a las elecciones generales en una situación de debilidad frente a la derecha de Sharón. Le aguarda una ardua tarea, si pretende acceder al cargo de primer ministro: persuadir de su proyecto al electorado progresista de Israel y ganarse el favor de los votantes árabes, que representan el 19 por ciento del electorado. Con esos apoyos, puede hacer peligrar la continuidad del Likud en el poder. El general de reserva Amram Mitzna, actual alcalde de Haifa, norte de Israel, efectuó una estruendosa entrada en la política israelí, al imponerse por abrumadora mayoría en las elecciones internas del Partido Laborista, destronando del liderazgo partidario al ex ministro de Defensa Benjamin Ben Eliezer, considerado un 'halcón', y al diputado Haim Ramon. Su nombramiento llega en un momento de crisis sin precedente del Laborismo, que debe enfrentarse en los comicios generales en una situación de pronunciada debilidad, en gran parte atribuida a la errada estrategia política de su agrupación de asociarse con el gobierno derechista de Ariel Sharón. Mitzna, nacido en 1945 en un kibbutz de Daverat (norte de Israel), pasó 30 años en las fuerzas armadas tras egresar de las universidades de Haifa y de Harvard. Durante la invasión de Líbano, en 1982, estuvo al mando de las tropas que hicieron frente al ejército sirio. Al día siguiente de las masacres en los campos de refugiados palestinos de Sabra y Shatila en Beirut, amenazó públicamente con retirarse del ejército si Ariel Sharón, entonces ministro de Defensa, no dimitía. Abandonó el ejército en 1993 y fue elegido alcalde de Haifa, donde fue reelegido por mayoría aplastante en 1998. En agosto de este año, el periodista argentino-israelí Shlomo Slutzky se entrevistó con el ahora presidente del laborismo, uno de los escasos dirigentes que se mantuvo alejado de la represión. Estos son los pasajes más significativos del reportaje: Mitzna: -Sharón nos arrastra a una tragedia. Su decisión de negarse a todo diálogo político hasta un total cese de fuego se demostró como una estrategia errada, cuyos resultados los hemos pagado -israelíes y palestinos- con sangre. -¿Está dispuesto a retornar a la mesa de negociaciones inmediatamente? -Es nuestro deber hacerlo, para dar un horizonte político a los palestinos, además de la imprescindible batalla contra el terrorismo, que no dará resultados de no realizarse en cooperación con nuestros interlocutores palestinos. Y nuestros interlocutores serán quienes ellos elijan, ya que nosotros no podemos nombrar ni reemplazar a sus representantes. -Sharon niega la posibilidad de diálogo con Yasser Arafat, a quien considera entre 'irrelevante' y enemigo. -No hace falta ser un simpatizante de Arafat -a quien hoy muchos palestinos ven como responsable de la situación en la que se hallan después de dos años de Intifada- para entender que hoy por hoy sigue siendo una figura de importancia para los palestinos y nada se puede hacer a sus espaldas. Debemos volver a la mesa de negociaciones sin condiciones previas de ambas partes, aprendiendo unos y otros de nuestros errores en estos años de enfrentamiento violento sin resultados. -¿Qué está dispuesto a ofrecerles? -Mi programa político es claro: Israel deber retirarse de más del 90 por ciento de Cisjordania y Gaza. Una parte de las colonias judías en la zona deben concentrarse sobre un territorio limitado a cambio del cual los palestinos recibirán otras tierras. El Golán será devuelto a Siria a cambio de un acuerdo de paz con seguridad y habrán de encontrarse acuerdos que aseguren que las zonas judías de Jerusalén sigan en manos de Israel, mientras que las zonas musulmanas pasen a manos palestinas. Los palestinos deben saber que esto es lo que conseguirán de llegar a un acuerdo con nosotros. -Haifa fue la única ciudad de población árabe en la que no hubo choques con la policía en medio de las manifestaciones en solidaridad con la nueva Intifada. ¿Ve alguna relación entre su conducta en octubre de 2000 y el apoyo árabe a su candidatura? -Al estallar los disturbios de octubre de 2000 en los que cayeron muertos 13 ciudadanos árabes israelíes, decidí -contrariando la recomendación de la policía y los servicios de seguridad- salir personalmente al barrio árabe de Wadi Nisnas e impedir con mi propio cuerpo el enfrentamiento entre árabes y judíos. Unos y otros son ciudadanos israelíes, ambas comunidades habitan Haifa y yo soy el responsable por ambas y mi mayor satisfacción fue que nadie resultara herido ni muerto en mi ciudad. Mitzna, cuya exitosa acción en la intendencia de Haifa se explica también por la buena relación con inversores que dieron un empuje al comercio, la hotelería y el turismo, sostiene no haber abandonado sus raíces socialdemócratas, adquiridas en el kibutz Dobrat, en el que nació, y en el kibutz Ein Guev, donde vivió largos años. Finaliza diciendo: 'La paz nos permitirá dedicar esfuerzos y fondos a la atención de los problemas sociales que han empeorado en estos años, cuando la educación es una importante palanca para permitir movilidad e igualdad de oportunidades. Creo en la necesidad de la intervención del Estado en la reducción de las diferencias sociales, estándonos prohibido dejar esto al libre juego del mercado.n Fuente: elcorresponsal.com
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