14 Noviembre 2002
Nuestro columnista cuestiona a la conducción nacional de la DAIA por el rol jugado ante el ultraje sufrido por el fundador de una universidad privada en Mendoza por sectores del Opus Dei.
En todas las sociedades humanas hay, como componente natural de nuestro ser individual y social, un grado de discriminación. Esta discriminación puede y debe ser combatida. En lo individual, mediante la precaución y honrada conciencia de quien no quiere sentir este tipo de bajos sentimientos/pensamientos, y en lo social mediante la educación, prevención y castigo de las actitudes de discriminación.
El mayor o menor grado de libertad de que goza una sociedad se puede medir por la manera en que ésta trata a sus minorías. También el grado de educación y madurez. Y por último en la medida de la voluntad de hacer que la justicia exista y que los desvíos se corrijan, por parte de los afectados. No habría existido una mejora en la condición jurídica de los negros norteamericanos de no haber habido un Martin Luther King. Y una sociedad que se avergonzara mayoritariamente de la discriminación de que los negros eran objeto.
En la Argentina ha habido dirigentes de todas las minorías, sean étnicas, religiosas o sexuales, que han luchado por la igualdad, y ha habido una sociedad que llegado el caso se espanta de los hechos de discriminación, a pesar de existir siempre un "enano fascista" que puede brotar inopinadamente.
Tal fue el caso de los atentados a la Embajada de Israel y la AMIA, en que casi sin distinciones la sociedad argentina se impuso al horror y acompañó a sus víctimas, sabiéndose victimizada en su conjunto. La dirigencia judía argentina, salvo honrosas excepciones, no estuvo a la altura de las circunstancias, como lo sabemos hoy. En esta misma columna hemos explicado hace un tiempo lo que era (y es) un "Judenrat", en la Alemania Nazi y en la Argentina de hoy. No hubo un Martin Luther King, hubo un Beraja y sus secuaces que optaron por la cercanía al poder. Y hubo, afortunadamente, un grupo de gente que sí estuvo a la altura de las circunstancias, como Memoria Activa, y también hay colegas que son sus voceros. Voceros de algo que es inherente al "ser judío" que es una imperiosa racionalidad, un tremendo sentido común. Esa gente, que actuó y actúa con valentía, se ve amenazada, y menoscabada por quienes gozan de las mieles del "calor oficial". Pero no se rinden.
Nuestro colega Daniel Schnitman, director del periódico comunitario y del programa de televisión "La Voz y la opinión", de la Capital Federal, ha sufrido ya varios intentos de censura, velados y explícitos, cuyas pruebas obran en nuestro poder. Presiones al canal para que no se digan cosas que "ofenden" a la dirigencia comunitaria, por ejemplo. El caso es al revés, es el del espejo de Blancanieves. Enojarse con el espejo es triste, porque la propia imagen es, a veces, horrible.
Es horrible ver a Jaime Pompas haciendo bandera con su judaísmo cuando lo condenan por ladrón. Y es mucho peor porque lo primero que piensa el enano fascista es en su condición judía, no en su altura, o su profesión de abogado, o en el barrio en que vive. Y lo mismo sucede cuando se negocia con la condición de dirigente comunitario.
Sería ese el caso de José Hercman y Jorge Kirszenbaum, Presidente y Vice de la DAIA a nivel nacional quienes han sido recientemente denunciados ante el Tribunal de Ética Comunitaria por serios cargos en este sentido.
El doctor Oscar Klier, quien fue titular de una universidad privada en Mendoza -Universidad de Congreso- fue "apretado" por gente vinculada supuestamente al Opus Dei mendocino, como a los tristemente célebres menemistas Moneta, Manzano, Vila, etc. y finalmente desposeído de la Institución. La metodología parece haber sido de una base antisemita atroz, al punto de que luego de controlar la Universidad, se abrió su biblioteca virtual ofreciendo como uno de los primeros textos de referencia "Mi Lucha". Por reclamo del Centro Simón Wiesenthal, este texto fue retirado con posterioridad.
¿Que hicieron Hercman y Kirszenbaum ante tamaña calamidad? El primero habría derivado al señor Klier al estudio profesional del segundo, a fin de que éste, a título "particular" y no comunitario como hubiera correspondido, se hiciera cargo del patrocinio del afectado, por una módica cuota litis.
Como bien dice el colega Schnitman en su presentación, esta dirigencia es valerosa a la hora de hacer incomprensibles homenajes, no a las víctimas de los atentados, sino a la División Antiterrorismo de la Policía Federal, como ocurrió en noviembre del año pasado.
Si así hubieran sido los negros norteamericanos, Martin Luther King habría muerto cosechando algodón para la hilandería de su amo.
Arié Stern
Fuente: infocba.com
|
|
|
|
|
|
|
|
