Los contribuyentes de EE.UU. y la UE deberían preguntarles a sus gobiernos por qué continúan financiando y entrenando fuerzas de seguridad palestinas que hostigan e intimidan a mujeres. Y también deberían preguntarles a los representantes de los medios de comunicación por qué no se molestan en informar acerca de las violaciones de derechos humanos cometidas por las diversas ramas de los servicios de seguridad palestinos financiados por Occidente.
Las mujeres palestinas se han convertido en las más recientes víctimas de una campaña de seguridad lanzada por las fuerzas de seguridad de la Autoridad Palestina, que son financiadas, equipadas y entrenadas por estadounidenses y europeos.
Son tales medidas represivas las que vuelven a los palestinos en contra de la Autoridad Palestina y conducen a muchos de ellos hacia los brazos abiertos de Hamas.
En las últimas semanas, por lo menos cinco mujeres de la Margen Occidental han sido detenidas, golpeadas o citadas para ser interrogadas por el Servicio General de Inteligencia de la Autoridad Palestina y la Fuerza de Seguridad Preventiva.
Se podría entender si tales prácticas tuvieran lugar por parte de Hamas en la Franja de Gaza.
Pero ¿por qué el hecho de que la galardonada periodista Majdoleen Hassouneh tenga que pasar a la clandestinidad para evitar ser detenida por la Fuerza de Seguridad Preventiva de Nablus, no parece molestar a ninguno de sus colegas extranjeros u organizaciones internacionales de derechos humanos?
Hassouneh, galardonada con el Premio Thomson por su periodismo de investigación, es buscada por las fuerzas de seguridad palestinas por atreverse a cubrir una huelga de sentada por parte de familiares de palestinos que están detenidos en prisiones palestinas en la Margen Occidental.
Dado que se negó a presentarse para ser interrogada, las fuerzas de seguridad arrestaron a sus dos hermanos como un medio de presión para obligarla a entregarse.
Las fuerzas de seguridad palestinas, mientras tanto, advirtieron a los periodistas palestinos que no informen sobre el caso Hassouneh.
Hace unas semanas, otra periodista de Nablus, Ibtihal Mansour, fue golpeada por mujeres policías, cuando cubría la huelga semanal de sentada, que se lleva a cabo fuera de la prisión Jneid administrada por los palestinos.
Las dos periodistas no son las únicas mujeres que son objetivo de los servicios de seguridad palestinos en la Margen Occidental.
En los últimos días, las esposas de dos palestinos que se encuentran detenidos sin juicio en una prisión palestina en Hebron, Zein al-Din Shabaneh y Anas Rasras, fueron detenidas para ser interrogadas acerca de las actividades de sus maridos. Las dos esposas, más tarde, se quejaron de que los interrogadores palestinos las humillaron, pero no dieron más detalles.
En un caso más reciente, las fuerzas de seguridad palestinas convocaron a Rusaila al-Titi, de 50 años de edad, desde el campamento de refugiados de Fawwar, para ser interrogada. Pero, al igual que Hassouneh, ha anunciado su negativa a comparecer para ser interrogada. Ahora al-Titi también se enfrenta a ser detenida por desafiar la citación.
Por supuesto, las historias de estas mujeres no han llegado a los medios de comunicación occidentales, que tienen cientos de representantes en esta región. Organizaciones de derechos humanos, grupos que dicen defender la libertad de expresión y los medios de comunicación, no han mostrado casi ningún interés en las medidas adoptadas contra las mujeres por las fuerzas de seguridad leales a Mahmoud Abbas y Salam Fayyad.
Los medios de comunicación y los grupos de derechos humanos, aparentemente, ignoran esas historias, porque carecen de un elemento anti-Israel.
Autoridades de seguridad palestinas intimidando a una periodista palestina, obviamente, no es una historia en lo que concierne a la mayoría de los editores de Medio Oriente.
Pero un soldado israelí gritándole a un camarógrafo palestino en un puesto de control es una gran historia, una que debe ser cubierta desde todos los ángulos.
La Autoridad Palestina tiene como blancos a las mujeres porque son presa fácil - y como un medio para intimidar a otros.
Traducido para porisrael.org por José Blumenfeld
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