Escribo este comentario el día en que cumplo cuatro años de mi aliah. Fecha que podría soslayarse, ser sólo una marca en un documento, pero que para mí es muy trascendente. Como chico de cuatro años, estoy aprendiendo de los israelíes día a día en mi esfuerzo por entenderlos y ser uno de ellos...
Por eso, no quiero en este comentario hablarles de la guerra ni de las mentiras que se escriben acerca de la guerra. Leerán comentarios mucho más sesudos en este periódico y en otros. Prefiero referirme a algunas otras cosas que trascienden la guerra y que me vuelven más orgulloso de ser israelí aunque sienta que me falta tanto...
Este es un país de héroes, y no héroes de cartón... Veteranos de guerras reales, chicos de veinte años uniformados que se juegan todos los días la vida... No hay resistencias a participar de la Tzahal cuando el país lo requiere. El gordito más tranquilo de la cuadra puede faltar un día al trabajo y ausentarse de su hogar para hacer sus miluim (ir a la reserva). Y todo se vive con una naturalidad increíble, porque desde luego que si el país te necesita respondés sin resistirte o hacer cuestiones.
Hasta el estallido del conflicto, estaba viniendo una nueva aliah, muy fuerte. Hoy posiblemente se haya postergado en parte, pero que Israel sea atractivo para franceses, norteamericanos, ingleses y gente de otros países que no están "en situación económica desesperante" (léase Argentina 2001/2), cuando se trata de un país de 60 años rodeado de conflictos, es llamativo, estimulante.
Las diferencias con respecto a la política efectuada por Olmert desaparecieron. La oposición se alineó detrás del gobierno, y el gobierno, detrás de los cuadros técnicos del ejército, como debe ser. Después vendrán las críticas (por ejemplo, esta semana cayeron misiles en Haifa porque los Patriot no los pudieron detener, algo que podría haberse previsto mejor); pero ahora todo el país está unido para resolver la crisis. La gente de la calle, pobre o rica, culta o poco ilustrada, muestra esa unidad. Están todos pendientes, intentando informarse, preocupándose aunque por la superficie parezcan indiferentes. Ah! y la vida cotidiana continúa "lo más normal que se puede", sin inventar manifestaciones reales o simbólicas, sin sobreactuar como le gustaría que se hiciera a algún gobernante de un país latinoamericano.
Las manifestaciones culturales también continúan. Se habían previsto antes de la guerra y no se suspendieron, "cuál sería el justificativo?" me preguntó, asombrado por mi pregunta un organizador de conciertos en español en un importante teatro de Tel Aviv.
Podría continuar pero no quiero parecer soberbio como lo son los sabras. Una forma de ser que puede ser chocante pero que está enteramente justificada. Una forma de ser de la que podrían tomar nota también los argentinos, que también somos soberbios y todavía no sabemos por qué.
Ariel Masovetzky
Al margen
K el incomprensible: quién entiende el voto de condena a Israel de la Argentina por enfrentar al Hezbollah en el Libano? Era necesario o es un gestito de sometimiento al antisemita Hugo Chavez?
K el incomprensible II: quién entiende el duelo que propone K por el aniversario del atentado? Cuando me hacen un atentado, en vez de buscar a los culpables hago duelo? Eso es política de Estado?
Otro papelón de la dirigencia judía: Iban a manifestar a la embajada de Siria. Una marcha de los árabes con Quebracho (glup) los asustó. Muy bueno el gesto de anular la manifestación (doble glup). Después no pidan reconocimiento a Israel, que sólo identifica a Argentina por los buenos bifes y las bellas señoritas.
Nos vamos borrando: Entre Bush, que defiende a Israel de manera más que explícita; Solana de la Unión Europea que lo ataca de una forma más que vergonzosa, Kofi Annan (ONU) que no sabe qué decir y dice perogrulladas; Zapatero (España) que sigue haciendo su Master de Sinverguenza, cuando haya que conseguir un mediador para ir cerrando los conflictos "por la vía diplomática" como ya lo anunció Olmert habrá que buscarlo en algún otro planeta. De acá se borraron todos.
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