El juicio oral a los acusados de haber colaborado en el atentado contra la AMIA (la conexión local) llega a su fin. El reducidor de autos Carlos Telleldín ofreció devolver al Estado los 400 mil dólares que se le pagaron por haber declarado contra los ex policías bonaerenses presos desde 1996. El líder de ese grupo, el ex comisario Juan José Ribelli, denunció una "trama macabra". También hablaron otros nueve acusados. Para todos ellos fue una suerte de desahogo. Se sienten casi libres. Los detenidos por el atentado aseguraron ser inocentes y víctimas de una "conspiración" urdida, según declararon algunos de ellos, por el ex presidente Carlos Menem, el ex titular de la DAIA, Rubén Beraja, y el juez que inició la investigación, Juan José Galeano. Mientras tanto, en Pasteur 633, la querella unificada AMIA- DAIA percibe hoy más que nunca que la “Historia oficial” del encubrimiento se derrumba. La DAIA, con la abogada Marta Nercellas a la cabeza (también abogada del detenido Rubén Beraja) y el Dr. Avila, abogado de la AMIA, intentaron, descaradamente, condicionar al TOF3 pidiendo a gritos que quede alguien preso, aunque sea solamente en base a indicios, (¿y las pruebas doctora?) mientras que el titular de la AMIA, lic.Abraham Kaul, después de unas declaraciones muy desafortunadas, recuperó el sentido común y pidió a los jueces que decidan "con ecuanimidad y sapiencia", sin hacer caso a "presiones políticas", porque la entidad que preside no desea que "haya culpables a toda costa". Quien escribe esta columna, antes de conocerse el veredicto de los jueces (el 2 de setiembre) ve como ahora, después de 10 años de mentiras y encubrimientos, comienza a imponerse en los medios de prensa la inexistencia de la Trafic-bomba, algo que era impensable hace unas pocas semanas. En fin, ahora vamos a ver a decenas de conversos de último momento. “El tribunal considerará que ni siquiera está debidamente probado que una camioneta Traffic funcionó como coche bomba para la voladura" publicó a mediados de Agosto pasado el diario Infobae El autor de esa nota, un hombre cercano a la SIDE, dice que el TOF3 no consideraría probada la existencia de la (falsa) camioneta-bomba. Por otro lado, un despacho de la Agencia DyN critica el episodio de Adrian Suar en el film colectivo 18-J, titulado "Sorpresa" calificándolo como "un pobre relato con baches técnicos" y agrega que "abona la ahora discutida teoría de la Trafic blanca como elemento decisivo de la tragedia". Leyendo Clarín del domingo 15 de agosto, me sorprenden los artículos de Gerardo Young y de Lucio Fernández Moores, donde ambos ahora ponen en duda la existencia misma de la Traffic, piedra basal de la mentira de ese medio durante años. El juicio está terminando y no querrán quedar pegados a la mentira que se desmorona. … Y sigo con Clarín, del 23 de agosto :“El 2 de setiembre se conocerá el veredicto del juicio oral. Los pronósticos indican que los cinco detenidos serán absueltos. Ellos ya piensan en el día después: juicios al Estado y algunas sorpresas. El Ribelli del día después se imagina como dueño de un estudio jurídico, demandando al Estado en millones de pesos por sus ocho años de cárcel, e intentando llevar a la prisión al juez que lo investigó, Juan José Galeano”. Hace tres años, al comenzar el juicio, los fiscales aseguraban que las pruebas alcanzarían para condenar a los detenidos. Estaban juntos, unidos y seguros. Hoy, esa corporación está diezmada. Eamon Mullen renunció, José Barbaccia pasó al fuero penal tributario y ve amenazado su ascenso a juez. Miguel Ángel Romero acompaña, desde el silencio y sólo Alberto Nisman sigue en pie, aunque ha bajado su influencia. Julio Federik no es más el abogado de los Familiares de las Víctimas. Por ahora, pasa más tiempo en su provincia (Entre Ríos) y viene a la Capital de vez en cuando para atender la defensa del gobernador de San Luis, Alberto Rodríguez Saá. El ex comisario Juan José Ribelli se ve muy cerca de la libertad, absuelto por el caso AMIA y en libertad condicional en otros expedientes sin peso propio para retenerlo en prisión. ¿Irá contra la bonaerense? No se sabe, contra el Estado Nacional y el juez Galeano, seguro. Carlos Telleldín también acaricia la libertad. En los últimos meses, sus condiciones de detención se aflojaron y la tecnología lo mantiene algo más cerca de la luz, que no ve desde hace diez años y tres semanas: ahora tiene celular y computadora con conexión a Internet. La Mentira, por José Petrosino: La realidad nos indica que la incriminación de "participación necesaria" de los detenidos se arma alrededor de unos pocos y desmenuzados restos de difuso origen, de camioneta(s) Trafic(s), a los cuales a priori se les asignó: 'haber pertenecido al coche-bomba que voló el edificio'. Evitando analizar siquiera mínimamente, la posibilidad de que hubieran sido de una manera u otra "plantados" para desviar la investigación, a pesar de que a medida que se avanzaba en esta, esa eventualidad se perfilaba como la más probable. Uno de esos restos ha sido particularmente clave en el caso: el trozo del block motor con su N° intacto, que hallado en "confusas" circunstancias, "rápidamente" condujo al último propietario conocido del vehículo del que había formado parte: el inefable Telleldin. Este alegó que el motor de donde provenía el trozo de block de marras, había pertenecido a una camioneta siniestrada que había comprado a su nombre (a Monjo Automotores) para "mellizarla" con una similar que había hecho robar (al dick-jockey Sarapura). Esta, (carrocería de la robada y motor y papeles de la siniestrada) la había puesto en venta mediante un aviso clasificado de Clarín el sábado 9/7/94, vendiéndola y entregándola al otro día a un desconocido, siguiendo los procedimientos "de práctica" en ese tipo de "operaciones", que él mismo aceptó, realizaba con una cierta frecuencia. Para probar sus dichos mostró un boleto de venta firmado por él y por un tal Ramón Martínez (el desconocido comprador) por $ 11.500. Dio otras precisiones, como que su concubina misma había contado el dinero que había sido depositado en una inmobiliaria, y que a los 2 ó 3 días, como el comprador no pasó a buscar la Carta Verde como había convenido, trató de ubicarlo en el domicilio que había dado, el cual verificó era falso. Que a partir de ahí se desentendió de la compra, y como tenía muchos problemas con los policías de su jurisdicción que lo perseguían para extorsionarlo (según él) y ya habían detenido a uno de sus secuaces, unos días después viajó a Misiones, donde se enteró a través de policías "amigos" que la Trafic que había vendido "se había usado para volar la AMIA", y que ante la gravedad de ese hecho decidió volver para aclarar su situación. Hasta ahí no había elementos que hicieran sospechar que Telleldin pudiera tener algún vínculo con los terroristas, ni era razonable en lo más mínimo que los tuviera, pero quedó detenido por el robo de autos. A principio de 1996 la finada camarista Riva Aramayo, comisionada por Corach y en nombre del gobierno de Menen, maquinó una "historia" (traída de los pelos), que terminó siendo la base de las "novelas" acusatorias posteriores, esto es, que Telleldin no había 'vendido' a un desconocido su Trafic, sino que se la había 'entregado' a una patota policial bonaerense integrada por miembros de las brigadas de Vicente López y Lanús bajo la supervisión de un comisario de esta última, Ribelli, como pago de las extorsiones que estos le venían haciendo para "dejarlo trabajar". El desconocido ex-comprador, Ramón Martínez, pasó a ser así un "testaferro de los policías". Como era lógico, a pesar del empeño puesto no fue posible encontrar evidencias objetivas que refrendaran semejante engendro, sino todo lo contrario, ante lo cual se desarrolló una negociación entre el recientemente designado abogado de Telleldin, Stinfale y la SIDE, que con la anuencia de la DAIA (Beraja), culminó en el famoso pago y en la 'declaración' de aquel que Galeano utilizó para procesar a los policías bonaerenses en vísperas del 2do. aniversario. Telleldin permaneció como "testigo de cargo", hasta que poco después y ante su total (y desagradable) sorpresa, Galeano lo procesó también, introduciendo una modificación en la trama de la historieta previamente acordada: "la Trafic no le había sido arrebatada, sino que él la había entregado previa 'preparación especial por cuenta y a pedido' de los policías, a sabiendas que sería utilizada en algún atentado". Pero la "maldita" realidad se resistía a alinearse con este "libreto" pre-establecido. Por ejemplo, entre las ínfimas partes de Trafics colectadas no aparecían trazas de la carrocería de la de Sarapura en la que Telleldin juraba y perjuraba había hecho montar "su" motor antes de "entregarla"/venderla. Por el contrario había aparecido entre estas un trozo de cerradura de puerta lateral, pero la Trafic robada a Sarapura, no tenía puerta lateral, y la pintura de los pocos restos de chapas "encontrados", eran de un tipo utilizado varios años después de fabricada esta. Por lo tanto se hizo necesario un nuevo "retoque" en el libreto para adaptarlo a la realidad. Y así finalmente se llegó a la absurda trama sostenida en el juicio por la acusación: Telleldin habría armado 2 (dos!!!!!) camionetas Trafics: una con el chasis de la robada a Sarapura y un motor desconocido; y la otra con "su" motor y un chasis desconocido, cuyas partes serían las que aparecieron entre los escombros. Poniendo en venta la primera, clasificado de Clarín mediante, y entregando la 2da. 'especialmente preparada'. Esta enrevesada versión que pretende justificar la archiprobada presencia de partes de varias Trafics (pero todas ellas fabricadas después del '89 mientras que la de Sarupura era modelo '87) entre los pocos restos presuntamente colectados entre los escombros se apoya en una declaración del mecánico Nitzcaner, que había mellizado para la venta la Trafic de Telleldin. Éste dijo: "que el motor que él montó no estaba quemado", pero como el de la siniestrada procedía de una destrucción total por incendio, si el mecánico no mentía, resultaría que Telleldin tendría que haberle llevado otro motor para instalar en la carrocería robada. En los alegatos acusatorios finales la fábula se bifurca: Versión #1: la de Galeano, fiscales, y la querella AMIA/DAIA/Familiares, para los cuales la camioneta de carrocería desconocida con el motor de Telleldin, 'especialmente preparada', le fue entregada a los policías procesados, que a su vez se la entregaron a los "terroristas musulmanes" para volar la AMIA. Versión #2: la de la querella Memoria Activa, que alega que esta fue 'entregada' para el mismo fin, pero a otra "conexión local" todavía desconocida. Según los "imaginativos" acusadores, la razón por la cual Telleldin armó las 2 camionetas, poniendo el motor comprado a 'su' nombre en la que iba a aparecer entre los escombros, en lugar de usar en 'esa' Trafic alguno robado, era porque quería d-e-s-p-i-s-t-a-r. Sin palabras!!!!. Este desaguisado está en línea con el sostenido por la abogada Nercellas en la radio hace poco (que ahora pretende condenas contra derecho mediante 'presión política' - ver P12 del 12/8/4: La DAIA necesita un culpable). Ante el planteo de que era extraño que Telleldin, (o los policías, o los mismos terroristas) no hubieran borrado o intentado borrar, el N° de motor de la camioneta, replicó que "no lo hicieron" (así textual, porque ella lo sabe todo) porque los números no se pueden borrar de ninguna manera, ya que al haber sido punzoneados sobre el block, en un análisis metalográfico se los pueden revenir. Lo cual es falso, porque si luego de un borrado superficial se punzonea arriba otro N° es imposible distinguir el original. Pero se cuidó bien de explicar porque disponiendo de motores robados hizo poner, justamente, el comprado a su nombre en la camioneta que 'él sabría' (según la acusación) iba a explotar en algún atentado. Increíblemente, el abogado Valle defensor oficial del ex policía Raúl Ibarra y los acusados Cayetano Lasala y Juan Alberto Bottegal, adhirió a la versión Memoria Activa en su dúplica de los alegatos (ver art. de Diario Judicial.com del 21/7/94: Vehículo fantasmal) postulando para defender a sus clientes: "que como la Trafic que se llevaron de la puerta de la casa de Telleldin el domingo 10/7/94, no fue la que usaron los terroristas, sus defendidos no pueden tener vinculación con estos, aún si hubieran estado entre los que se llevaron la camioneta", y en consecuencia solicitó al TOF3 que rechace el pedido de nulidad de la declaración de Nitzcaner que habían formulado los defensores de Telleldin, alegando a su vez que esta había sido 'arreglada' bajo presión por los fiscales para falsamente incriminar a su cliente. Valle también atacó la única evidencia que les queda a los acusadores para intentar sostener la existencia del elusivo coche-bomba: el amortiguador que presuntamente se clavó en el cuerpo del portero de edificio de enfrente. Alegó que una pericia indica que el tal amortiguador mostrado en la sala no estuvo en contacto con explosivos, y que el cuerpo del infortunado portero estuvo 7 días "desaparecido". Por otro lado, un perito de Renault declaró que por pertenecer a una Trafic chasis largo, por su tamaño no podría haber sido montado en una de chasis corto como la de Sarapura. Habría que agregar que, aún si realmente el tal amortiguador hubiera impactado en el cuerpo del portero, bien podría haber sido plantado con los explosivos en el interior del edificio, como efectivamente lo fueron el trozo de block y algunas otras partes. Sólo en una sociedad careta sin remedio como la de la-Argentina-que-hemos-sabido-conseguir, puede pretenderse que tamaña perversión jurídica sea refrendada en sede judicial alguna. Les corresponde por lo tanto a los jueces Gordo, Larrambebere y Pons, la tremenda responsabilidad (y obligación) de sobreponerse a las presiones y empezar a poner las cosas en su lugar. Particularmente en lo que respecta a la probada inexistencia del coche-bomba/conductor suicida, la cual una vez que sea establecida taxativa en el fallo implicará necesariamente el inicio de una nueva investigación, que a diferencia de lo ocurrido hasta ahora, nos permitirá acercarnos a la Verdad de lo ocurrido y a la identificación de los verdaderos perpetradores, sus instigadores y sus cómplices.. La luz de la verdad llegará también para los familiares de las víctimas. Hace tres años fue expectativa y esperanza, esta vez llegará con renovada desazón. ¿Les quedará fuerza para seguir? Seguro que sí.
|
|
|
|
|
|