Presente. Presente. Presente. El domingo 18 de Julio, decenas de miles de personas se reunieron en la puerta del Centro Comunitario Judío de la AMIA en Buenos Aires para conmemorar el décimo aniversario del ataque terrorista que dejó 85 muertos y 300 heridos. A medida que los nombres de cada una de las víctimas eran nombrados en voz alta, la multitud respetuosa, pero firmemente contestaba Presente. Los muertos estaban presentes en nuestros corazones, en nuestras almas. Ellos siguen inspirándonos, siguen contando. Nombrando a viva voz a los muertos desde el escenario estaba Jonathan Averbuch. Cuando conocí por primera vez a Jonathan, el era un niño de doce años sentado junto a sus padres en los cuarteles provisorios que se armaron a unas cuadras del destrozado edificio de la AMIA. El estaba esperando noticias de su hermana, Yanina, quién estaba en el edificio de la AMIA. Cuando las noticias llegaron, estábamos sentados uno al lado del otro. En ese instante todo lo que pudimos hacer fue abrazarnos por lo que pareció una eternidad. Siempre me pregunté que había sucedido con Jonathan, y ahí estaba, ya no más un niño, pero un joven muchacho cuya voz se quebró al leer el nombre de su hermana Parado a sólo unos cuantos pasos de Jonathan se encontraba el Presidente Argentino Nestor Kirchner. Los ojos del mundo lo están observando, gritaron algunas personas. Durante el acto, orador tras orador condenó la actuación del gobierno Argentino por el mal manejo que hicieron durante la investigación del ataque a la AMIA. Tres de las principales figuras de la investigación fueron abucheadas cuando sus nombres fueron mencionados. A decir verdad, las tres han sido condenadas públicamente desde entonces. El entonces presidente Carlos Menem, durante cuyo mandato fue destruida la AMIA y dos años antes la Embajada de Israel fue bombardeada se encuentra exiliado en Chile. El Juez de la causa, José Galeano, fue removido de su cargo y actualmente se encuentra a la espera de su propio juicio. Y el líder de la Comunidad Judía cuya tarea era presionar al gobierno para propender una completa investigación de ataque a la AMIA, está preso. Argentina es probablemente el ejemplo más claro de una democracia occidental que ha fallado miserablemente en poder montar una investigación seria luego de un ataque terrorista. El resultado: los terroristas se sintieron lo suficientemente seguros como para cometer más atrocidades ?en Europa, Medio Oriente y, por supuesto, los Estados Unidos de América. Desde el ataque a la AMIA, he visitado Buenos Aires en tres oportunidades. En cada una de estas visitas he sumado el activismo político con expresiones de soporte espiritual y emocional. La política ha sido invariablemente desagradable. Cuando conocí a Menem por primera vez, en una audiencia privada que me concedieron, tuve la certeza de que él estaba ocultando información y que una investigación profunda hubiera revelado que los altos mandos del gobierno, así como Menem mismo se encontraban implicados. Él me llamó delirante, loco. El representante principal de la Comunidad Judía Argentina declaró que él rechazaba de manera categórica las acusaciones [de encubrimiento], y Galeano, en efecto, me arrestó, arrastrándome a su oficina donde me retuvo por 6 horas. Todo esto fue nada menos que una advertencia: no debía continuar acusando a Menem de encubrimiento. La dirigencia Judía en los Estados Unidos se mostraba igualmente dubitativa a la hora de criticar a Menem. Sólo dos meses después del ataque a la AMIA, Menem fue honrado por la Fundación Appeal of Conscience por estar hombro a hombro con la Comunidad Judía luego del ataque de AMIA. Todo quién era alguien en la sociedad norteamericana judía estaba presente en ésta gala. Los líderes de las agencias de defensa judías más importantes estaban presentes. Él realizó conmovedoras declaraciones, relató uno de los presentes. Dijo que su gobierno estaba comprometido a proteger las instituciones judías. Cuando mi colega, el Rabino David Kalb, y yo ingresamos al evento con el fin de confrontar a Menem, se nos pidió que nos retirásemos. Determinados a quedarnos, gritamos a viva voz, “En nombre de todas las víctimas y sus familias, Ustedes no pueden honrar a éste hombre.” La gente nos gritaba: “Ustedes están equivocados, completamente equivocados! Ustedes están deshonrando a la gente judía!” Al final, el Rabino Kalb y yo fuimos arrastrados tres pisos por las escaleras y arrestados mientras la multitud observaba. Hoy, todos saben que no se ha hecho justicia. Mientras el Presidente Kirchner ha liberado los archivos de inteligencia de la SIDE al público, la mayor parte de la información realmente importante ha sido destruida. La comunidad Judía debe estar atenta. Deberá juzgar a Kirchner no por sus expresiones de buena voluntad sino por sus acciones y los resultados que consiga a partir de estas. Al regresar a Buenos Aires diez años después del ataque a la AMIA, me conmovió profundamente el coraje y la persistencia de los sobrevivientes. Rosa Barreiro: Visité a Rosa en la unidad de cuidados intensivos unos pocos días después del ataque a la AMIA. Ella parecía estar bien; Yo pregunté porque estaba hospitalizada. El doctor explicó que Rosa estaba caminando frente al edificio de la AMIA con Sebastián, su hijo de cinco años. Un fragmento de la explosión penetró el cerebro del niño y murió instantáneamente. La víctima más joven de la AMIA. Rosa estaba en la Unidad de Cuidados Intensivos, incapaz de poder hablar. Hoy, uno puede ver el dolor en sus ojos, pero sigue luchando. De hecho, los terroristas tuvieron como objetivo un edificio judío, pero Sebastián, como muchas otras víctimas de la explosión de la AMIA, no eran judías. Luis Czyzewsky: Junto a otros rabinos estuve sentado con su esposa, Ana, mientras esperábamos noticias de su hija, Paola. Un doctor vino a informarnos que la mujer que acababan de encontrar entre los escombros no era Paola; las huellas dactilares eran distintas. La familia respiró con alivio, pero su alivio fue breve. Hoy, Luis se ve elegante, pero un aura de tristeza lo rodea. “La extraño profundamente”, me dijo, “pero debemos continuar.” Rabino Ángel Kreiman: La esposa del Rabino Kreiman, Susy, estaba en su escritorio de la AMIA, ayudando personas a conseguir trabajo. Cuando me fui de Buenos Aires, una semana después del ataque sus hijas continuaban esperando noticias en el cuartel provisorio. Al llegar a casa, llamé a Ángel: “¿Cómo están las cosas?” le pregunté. “estamos en el templo. Encontraron a Susy”. Hoy, diez años después, antes de que comenzara el acto de conmemoración el Rabino Kreiman estaba compartiendo pensamientos de la Torácon aquellos a su alrededor. Damián Goldenberg: Estaba con Damián y su familia esperando noticias de su hermana, Cyntia Verónica. Cuando nos enteramos, Damián, dulce y gentilmente, gritó: “Dónde está Dios?”. A través de los años mantuve contacto con Damián. Su padre, Luis, ahora trabaja como un alto ejecutivo en la oficina de IDT en Buenos Aires. Damián sabía que yo venía y me prometió una sorpresa. Cuando me vio, hubo lágrimas mientras el me presentaba a su novia Jazmín. “Estás invitado a nuestra boda” me dijo Damián. Nos abrazamos, y ofrecí una plegaria silenciosa de que siempre nos abrazáramos con alegría y sin lágrimas. Bendije a los padres de Damián y pedí que Jazmín fuera como una nueva hija para ellos. Conmigo estaban nuevamente los rabinos con quienes había estado diez años antes ofreciendo aliento y consuelo a los familiares. El Rabino Daniel Goldman de la Comunidad Conservadora de Beth El me recordó como nos habíamos sentado con Jonathan esperando noticias; el rabino conservador Abraham Skorka, quién había estado conmigo cuando Damián fue notificado queridos amigos y colegas, de quién Yo, un Rabino Ortodoxo he aprendido tanto. El Rabino de Jabad Avraham Benschimol, quién en todo momento estuvo a mi lado mientras tratábamos de consolar y dar aliento a las familias de las víctimas, me dio la bienvenida diez años después. Nunca olvidaremos esos terribles momentos que unieron nuestras vidas, cuando estuvimos unidos con un propósito, esos momentos nos unirán por siempre. Después del Sabbath, la noche previa a la gran ceremonia de conmemoración, diez personas tocaron diez Sofás por olas, tan similares a gritos desde lo más profundo del alma... Llevando antorchas marchamos desde la Suprema Corte hasta la sede del AMIA. Entonces, la gente joven se reunió para presentar una conmovedora presentación de canto, danza, drama y video. Muchos apenas caminaban cuando el ataque a la AMIA ocurrió? pero aún recuerdan y nos compelen a nunca olvidar. La mañana siguiente, durante la conmemoración oficial, se hizo silencio mientras sonaba la sirena. Todo lo que se podía escuchar era la sirena y los sollozos de la gente. La Humanidad se conecta de Este a Oeste, pero no de Norte a Sur. La verdad es que los actos en Norteamérica para recordar la AMIA contará con muy pocos, a pesar de que el ataque a la AMIA fue el ataque más grande en contra de la Comunidad Judía en la Diáspora desde la Shoah. Para la mayoría de los judíos, los muertos de AMIA ya no están Presentes. Hay una pared frente al nuevo edificio de la AMIA donde los nombres de las víctimas están escritos. Frente a la pared hay sillas vacías, cada una inscripta con el nombre de una víctima. Encendí una vela por Cyntia Verónica Goldenberg, la coloqué sobre su silla y dije una plegaria. El Rabino Avi Weiss es el Presidente Nacional de Amcha-The Coalition for Jewish Concerns (La Coalición para Asuntos Judíos) y Rabino Senior del Instituto Hebreo de Riverdale. Por favor divulgarlo, para no perder la memoria del atentado que paso en la Argentina.
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