Cuando el opusdeísta Gustavo Béliz mostró la foto de Jaime Stiusso por televisión hace pocos días, no tenía la más absoluta idea de lo que estaba por provocar. Pocos saben que Stiusso es un protegido del Gobierno y un hombre muy precavido a la hora de cuidar sus propias espaldas y que es eso lo que produjo finalmente la renuncia del ministro del Interior. Recordemos que Beliz, aparte de mostrar su foto, denunció que Stiusso le había montado una especie de “ministerio de seguridad paralelo” y había convertido a la secretaría de Inteligencia en una “policía secreta sin control”, “una gestapo”. Según voceros del Gobierno, Beliz “compró” la interna que se había abierto en los últimos tiempos entre el ex hombre fuerte de la Policía Federal, Jorge “Fino” Palacios, y la SIDE. La verdad es que la interna está en otro lado y tiene que ver con Kirchner y sus oscuros secretos.
Jaimito el terrible Antonio Stiusso -o "Jaime" como se lo llama en el entorno de la Rosada- es un experto en informática y en "escuchas telefónicas" y actúa al frente del departamento de Contrainteligencia (División 85), a cargo de controlar la prevención de delitos contra el Estado, desde cuya área monitorea ilegalmente el desempeño de los ministros y principales funcionarios, hurgando en sus vidas, antecedentes, relaciones e interceptando sus teléfonos. Esto le granjeó la enemistad y el odio de la mayoría, incluido Béliz, con quien mantenía además un roce de competencias dado que el ministerio de Justicia y Seguridad controla la Policía Federal y por ende la inteligencia de esa institución tradicionalmente enfrentada a la SIDE y a sus procedimientos. Quienes lo conocen aseguran que Antonio Stiusso es inteligente al extremo, calculador, frío y eficaz. Obviamente producto de sus 31 años en la SIDE, 24 de los cuales fueron en el área de Contrainteligencia. Tristemente célebre por “bastardear” a más no poder la causa AMIA, Stiusso ha logrado que servicios de inteligencia extranjeros, como la CIA y el Mossad lo tengan conceptuado como un excelente agente. Y no porque sea eficiente en su trabajo, sino porque fue el encargado de imponer el inconsistente libreto impuesto por los citados organismos de inteligencia respecto a la culpabilidad de Irán en el atentado de la mano del corrupto Miguel Angel Toma, entonces jefe de la SIDE. En la misma causa, Stiusso ofició de contacto para lograr la declaración del medaz “testigo C”, que había asegurado que el ex presidente Carlos Menem cobró dinero para encubrir a los autores del ataque. Hoy Stiusso es temido dentro y fuera de la SIDE. Abogados relacionados con la causa AMIA incluso prefieren que no esté presente en sus encuentros en la secretaría cuando consultan documentación reservada.
El superagente "85"
Para profundizar el conocimiento sobre su persona, este periodista se entrevistó con varias personas que conocen íntimamente la vida de Stiusso. Uno de ellos es el periodista Jorge Boimvasser, muy cercano a fuentes de Inteligencia y conocedor como pocos de las internas de algunos de sus espías. De su boca pude escuchar algunas de las definiciones más elocuentes de lo que representa Stiusso: “es un genio de la tecnología. Capaz de jugar al metegol con una mano y hackear a Bill Gates con la otra”. Frente a mi espontáneo asombro, Boimvasser agrega que Stiusso “tiene el ‘Musimundo’ de la información, creéme que la tiene grabada hasta a Lilita (Carrió)”. Yo le creo, no cabe duda, pero mi real interés está centrado en saber cuáles han sido los comienzos del poder del jefe de contrainteligencia. Boimvasser intuye mi curiosidad y, mientras mira con desconfianza a su alrededor, me cuenta que Stiusso hizo guita de la mano de Raúl Martins, ex agente de la SIDE, con quien abrieron un ‘sauna’ de primer nivel llamado ‘The one’, donde iban políticos sin saber que había cámaras ocultas. Stiusso les vendía a estos tipos sus propios videos”. El asombro de mi rostro genera tal confianza en mi interlocutor, que sus palabras van más allá: “otro de los lugares en los que Stiusso filmó a políticos es el hotel Horizonte, ubicado en Pasaje 3 Sargentos y San Martín. Allí obtuvo imágenes inequívocas de personajes públicos consumiendo drogas”. Mientras Boimvasser hace una pausa para prender un cigarrillo, aprovecho para preguntarle por algún caso puntual de alguien que haya caído en las garras de Stiusso. El periodista piensa unos segundos y me regala dos nombres harto conocidos: “Luis Macaya y (José María) Tati Vernet, ex gobernador de Santa Fe”. Antes de finalizar la entrevista, mi colega me comenta que uno de los que banca al super espía es el siempre sospechado ex comisario Mario Naldi. “Vaya joyita”, digo para mis adentros y me dirijo a mi casa. Otro sí digo
Mi segundo entrevistado prefiere el anonimato y respeto su decisión. Es un hombre que sabe demasiado y estuvo muy cerca del poder en épocas del menemismo. Su voz es ronca y sus palabras más que claras. Para él, Stiusso no tiene límites y se ha animado a enfrentar a verdaderos pesos pesados de la política vernácula: “Stiusso filmó en su momento a Carlos Corach (ex ministro del Interior) entrando con su secretaria Bettina Guardia a una suite del Hotel Alvear. Cuando Carlos Vladimiro (Corach) lo quiso apretar a Huguito Anzorreguy (ex jefe de la SIDE) éste le sacó fotogramas de la secuencia filmada y ahí Corach no jodió más”. Mi interlocutor coincide con Boimvasser respecto a uno de los lugares de operaciones de Stiusso: “el albergue donde este personaje jugaba de local era ‘Horizonte’, en el Pasaje 3 Sargentos, a la vuelta de Orleans (Av. Córdoba y San Martín)... lugar que frecuentaba medio gabinete de Menem”. Mientras intento meter bocado, este poderoso hombre me cuenta algo increíble: “parece que ahora Jaime también tiene alguna ‘chilindrada’ de la esposa de Béliz. Y es que su mujercita no corre, vuela”. Para aligerar un poco la charla se me ocurre preguntar si la presión de Stiusso afecta también a los hombres de prensa. Vuelvo a sorprenderme: “A fines de los años 80 Joaquín Morales Solá hacía una columna semanal en diario Clarín. Coty Nosiglia, que se sentía afectado por las palabras semanales del citado periodista y que tenía un enfrentamiento personal con él, llamó a Stiusso y le pidió que le ponga freno a la situación. Al poco tiempo Morales Solá recibió con desagrado un par de fotos sacadas en una quinta que revelaban su promiscua intimidad. El periodista entendió el mensaje y sus columnas fueron más livianas a partir de ese día”. Sin dejar de lado mi asombro, me despido de mi segundo entrevistado y me dirijo a mi computadora personal. Luego de buscar un buen rato encuentro el mail de un ex diputado radicado actualmente en otro país que me aporta la parte final de los datos que necesito: “Uno de los mayores protectores de Stiusso ha sido el corrupto Miguel Angel Toma. No olvides que Toma es el mismo que presidía la Comisión de Defensa y que cobró 4 millones de dólares de ‘cometa’ por la compra de armas para la policía y que operaba oportunamente para Alfredo Yabran. Es el mismo que mandó dos veces a su esposa a Kuwait a dejar plata en unas cuentas numeradas y que usaba los favores del juez Urso para sacarse la competencia de encima en la interna del PJ para llegar a ser diputado”. Más que elocuente. El intocable
Stiusso es un verdadero intocable, no sólo porque conoce secretos incontables del presidente Kirchner y su gente, sino porque manejó dinero “por izquierda” de la campaña a Presidente del santacruceño. Entre las fotos de personalidades públicas que maneja, se comenta que Stiusso es poseedor de las conocidas (en medios de prensa, obvio) pero siempre acalladas fotografías del Cristina Fernández de Kirchner en medio de un affaire con un conocido senador de la Nación. Son las mismas tomas que habría utilizado en su momento Luis Barrionuevo para frenar los embates de la actual primera dama y entonces senadora en el Congreso Nacional. Estos y otros motivos hacen de Stiusso una persona con inmunidad total. Pero no es el único, como ñel hay otros amparados por el anonimato de la SIDE. Son intocables y manejan un estado paralelo, con fondos millonarios y licencia para hacer lo que les venga en gana. Ahí es donde aparece, sumado al apriete tarifado, el negocio de la droga, que los muchachos de la SIDE saben manejar mejor que la policía. Pero ese... es tema para otra nota.
Christian Sanz www.periodicotribuna.com.ar
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