En este 65 aniversario de la Independencia del Estado de Israel no voy a escribir sobre la historia del 14 de mayo de 1948. En cambio deseo realizar una reseña sobre hechos que suceden hoy a sesenta y cinco años del día que nacimos como Estado libre e independiente.
Varias guerras sobre nuestras espaldas nos enseñaron a hacernos duros, pero sin perder la sensibilidad que permite a los israelíes tender una mano a quien lo necesite. (*)
Los israelíes inflamos nuestro pecho por el país que tenemos. Estamos entre los Estados de elite en tecnología, ciencia y medicina, el desarrollo se exporta a todo el mundo, el riego por goteo que permite el cultivo en zonas desérticas se usa en muchos otros países. Enfermedades que dejaron de ser mortales gracias a medicamentos e investigaciones de expertos israelíes.
En la industria automotor, donde la producción de autos con propulsión a electricidad es una invitación a la independencia de los vehículos que funcionan a petróleo que dejarían de estar en manos de las naciones petroleras.
Pero, lamentablemente, hay otros puntos que deben corregirse. Antaño para ganar las glorias que nos enorgullecen hubo líderes destacados, como David Ben Gurión, Golda Meir o Moshé Dayan, sin ánimo de desmerecer a los actuales, ninguno de nuestros políticos contemporáneos está a la altura de la historia, permitiendo a nuestros enemigos arrojar decenas de miles de misiles en los últimos años. Nos secuestraron tres soldados de los cuales dos de ellos volvieron en ataúdes, mientras el tercero estuvo casi seis años en manos de sus captores.
Una guerra en el norte contra Hezbollah y otras dos en Gaza que traían esperanza a la población con acabar de una vez para siempre con el terror. Lamentablemente el resultado de las mismas fue idéntico: retirada y fin de las acciones, dejando una sensación triunfante al enemigo y de impotencia entre todos los ciudadanos israelíes.
También en estos sesenta y cinco años hemos vivido de acuerdo a normas impuestas por la minoría religiosa, estamos supeditados a que en las fiestas y sábados no podamos contar con transporte público, tampoco se les permite a los dueños de los comercios privados decidir cuándo abrir y que vender, por ejemplo las comidas no casher (1) y todavía se sigue discutiendo la participación de la población observante de los preceptos religiosos en el ejército y agregar materias básicas de estudio como matemáticas o lengua en los planes de estudios e igualarlas con las escuelas seculares.
Muchos de ellos (los haredím o religiosos) dedican la mayoría de su tiempo al estudio de la Torá, no trabajan, pero reciben asignaciones que suplen al salario para sustentarse. Si queremos seguir creciendo como país debemos ajustar e igualar los derechos y obligaciones de sus ciudadanos.
En este año 2013 hubo elecciones, el resultado de las mismas son una coalición sin la participación de estos grupos ortodoxos, puede llegar a ser el comienzo de un cambio para modernizar al estado desde el punto de vista político.
También hemos recibido la visita de Barak Obama, presidente de los Estados Unidos, socio histórico de Israel, no hemos oído de su boca un nítido apoyo en la lucha contra el terrorismo, sino una suave frase sobre impedir que Irán produzca armas nucleares, cosa que por ahora son solamente palabras, mientras que Ahmadinejad y compañía, siguen trabajando a ritmo acelerado en el enriquecimiento de uranio; otro regalo que nos dejó esa visita fue la obligación de retomar las relaciones con Turquía, su presidente, Erdoán, exhibe las disculpas israelíes como un trofeo y todavía no están claros cuales son los beneficios esta iniciativa para Israel.
Hace poco celebramos Pesaj, cuando el pueblo hebreo festejó su libertad de los egipcios, y en breve conmemoramos que somos un país independiente y que podemos gozar de nuestra tierra, pero aún hay mucho para pelear. Días atrás un misil asesino de los terroristas de Gaza fue arrojado sobre un jardín de infantes justo en el comienzo de las clases.
Que el espíritu de Golda, Moshé y David nos guíen para que la libertad que tenemos sea eterna y sigamos festejando para siempre el día de la Independencia del Estado de Israel; que estos sesenta y cinco años sigan siendo un aprendizaje y no volvamos a repetir errores en el futuro. Amén.
Ashdod. Israel
(*)http://www.theisraelproject.org/site/
(1) Alimento permitido por las leyes judaicas.
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