Disputa por una tenencia: la madre se llevó a dos de sus hijos a Nueva York. Tienen 8 y 10 años, y hay uno de 13 del que "nada se sabe", dijo la madre. En 2002 la pareja se separó en EE.UU. En 2003 vinieron para Pascuas. El padre se quedó con los chicos. Y ella inició juicio.
LA PELEA DE UNA MADRE "Los chicos están felices de irse conmigo", aseguró. Confusión. Oscuridad. Contradicciones varias. Graves acusaciones recíprocas... Palabras como éstas describen la batalla judicial y religiosa que una ex pareja arrastra desde hace años y que acaba de asestar a las verdaderas víctimas de esta historia, sus hijos de 8, 10 y 13 años. El golpe más duro de sus vidas: a la separación de uno de los padres los adultos acaban de sumarle una distancia entre ellos. Los dos hermanos menores viajaron hace unos días a Nueva York junto a su mamá y, del tercero, "nada se sabe". El papá dice desconocer su paradero y la mamá aseguró que "su padre lo desapareció". Esta triste historia familiar ganó estado público el jueves, cuando dos de los chicos fueron arrancados por una decena de policías y tres patrulleros del colegio al que asistían, en el barrio de Once, y trasladados luego a un juzgado porteño. La jueza Irene Martínez Alcorta había dispuesto ese operativo en cumplimiento de un fallo a favor de la restitución que había iniciado la mamá de los chicos y confirmado la Cámara. "No entiendo por qué lo hicieron de esa manera, sin dejarme siquiera despedirme de ellos. Lo único que pido es que escuchen a los chicos, ellos se quieren quedar en el
país", dijo ese mismo día el papá de los niños, Moisés Dayan. La historia, según este hombre, es más o menos así: un matrimonio con tres hijos, todos judíos ortodoxos, deciden en 1999 irse a vivir a Nueva York. La pareja empieza con problemas y se separan en 2002. Para Pascuas del año siguiente, ambos deciden volver a celebrar esa festividad en Buenos Aires. El asegura que había vuelto para quedarse y que los chicos manifestaron en ese momento que querían vivir con él. Hubo una mediación que no prosperó y la mamá terminó volviendo a Estados Unidos tras iniciar un juicio de restitución. Ayer, en una entrevista exclusiva con Clarín, Noemí Ergas, la mamá de los chicos, contó otra historia: "Nos habíamos divorciado legalmente en Nueva York. Yo decidí separarme porque él me agredía física y verbalmente, aun delante de los chicos. El problema es que él siempre me negó el divorcio judío, muy importante para nuestra religión, con lo cual me tiene encarcelada. Es mentira que tengo otra pareja, como ha dicho él, jamás lo haría sin tener el divorcio, y tampoco es verdad que haya abandonado mis creencias religiosas", comentó, a un par de horas de partir en avión con dos de sus hijos. Hay muchas cosas incomprensibles y francamente contradictorias. Dayan tuvo permiso legal para vivir en Argentina durante tres años con los hijos y, desde el jueves, tiene prohibido acercarse a más de 500 metros. "Cuando vinimos para Pascuas en 2003 él había firmado un convenio judicial por el cual no podía retener a los chicos acá y lo incumplió. Por eso a los dos meses yo me volví a Estados Unidos para buscar justicia. Estuve tres años peleando, viviendo un dolor terrible, viéndolos apenas unas cuantas veces. El nunca aceptó que yo quisiera separarme y decidió castigarme usando a los chicos. Un hombre que quiere a sus hijos no puede separarlos de la mamá",
lagrimeó ella ayer, nerviosa. Varios rabinos han intervenido en el caso y los abogados que representan a los chicos a través del padre aseguran que entienden que hay zonas oscuras y confusas y que sólo piden que "se escuche a los chicos. ¿Si hubo episodios de violencia, por qué un juez dejó a los chicos acá con él? ¿Por qué los chicos quieren quedarse?", expresó el abogado Alfredo Belasio. "Los chicos no quieren quedarse, están felices de irse conmigo. ¿El mayor? No sé, el padre lo desapareció, no sé dónde está. El papá le lavó la cabeza y le dice ahora que me voy porque no lo quiero. Y es mentira. Ese hombre es un espanto", respondió ella a Clarín. La guerra continúa. Y en tanto un hombre y una mujer desnudan miserias adultas y se tiran con lo que pueden, unos 18.000 kilómetros suman un nuevo dolor a tres niños que nada hicieron para vivir este infierno. Pero ahí están.
fte serv de Prensa
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