Los cables internacionales trajeron la triste noticia, el 30 de enero de este año falleció en Suiza, de un ataque al corazón el escritor Efraim Kishón , una personalidad central de la cultura del renacido Estado judío.
Había nacido en Budapest, Hungría hace 80 años. Sobreviviente de la Shoá, llegó a Israel como olé jadash – inmigrante nuevo – en 1949. Cuando la mediná daba sus primeros pasos, como Estado soberano, se puso a estudiar hebreo en ulpanim, para lograr en poco tiempo tener un dominio sobre el idioma, envidiado por muchos israelíes nativos.
El ulpán Etzión fue testigo de su contracción al estudio del idioma bíblico – Kishón, que ya había comenzado a escribir en Europa, quería desarrollarse como escritor en su nueva tierra de adopción: Israel.
Salaj Shabati – Un personaje entrañable
Efraim Kishón gravitó por más de medio siglo en el desarrollo de la cultura de un país renacido, que forjaba si identidad – Fue contemporáneo en los primeros años del Estado, de la aliá masiva de los judíos del Yemen- Su entrañable personaje Salaj Shabatí, resume en sí mismo, en su esencia y entorno, la idiosincrasia de esta masiva aliá, llegada de un país oriental, ubicada, en los primeros años en Maabarot- Barrios de transición _ Las aventuras de este personaje, dieron pie a una serie de películas que marcaron el inicio de la industria cinematográfica israelí . Con magistral humor y sátira, describía las aventuras, las desazones y los choques culturales que esta ola inmigratoria vivía en el entorno de su nueva cultura.
Lo cotidiano – Material para el arte
La cambiante realidad israelí, su vida cotidiana, los avatares, las distintas olas inmigratorias, la burocracia incipiente. Todo era material que en la pluma del magistral escritor, se volvían obras de teatro, representadas por círculos teatrales. Desde el Teatro Nacional Habima de Tel- Aviv, hasta grupos amateurs en escuelas, centros comunitarios, distintos escenarios, para representar obras y personajes inolvidables. “Zigi y Jabuba”, una de sus obras mas conocidas, muestra y describe la peculiaridad del kibutz – Granja colectiva – a la que dedicará otras obras a lo largo de su vida. “El policía azulai” y “El canal Blaumil”, forman parte de esa galería de hechos, situaciones, muchas veces desopilantes, que pueblan sus inolvidables obras.
“La pava hierve” – “Ruido” (Raash) - El arte en la mira
En estas obras teatrales llega E. K. a la cima de la denuncia sobre el arte: la obra en sí no es importante, ni siquiera merece la lectura del editor, lo importante es cuanto ruido se puede hacer alrededor de ella. Si el escritor es bígamo se venderá más su obra, y si se le ocurre pasearse desnudo por la playa del Tel -Aviv, la venta de su obra está garantizada.
1959 salto a la fama internacional
Hacía ya algunos años que E. K. Era muy conocido en Israel. Todos admiraban su conocimiento del idioma hebreo, cuyos giros bíblicos y talmúdicos dominaba a la perfección. El amplio público leía sus artículos diarios. En el diario “Maariv”, con el cual colaboró por 33 años consecutivos.
Pero va a saltar a la fama internacional con su obra “Mire hacia atrás, señora Lot”. EN 1959, el diario New York Times elige ese libro como el libro del año. De allí en más, sus obras -más de 50 libros- se irán traduciendo a 37 idiomas, serán leídas, representadas y disfrutadas en recónditos lugares y países. Con haber logrado esto, la sociedad de escritores en Israel lo consideraba una personalidad controvertida, no lo veía como a uno de los suyos.
Premio Israel en el 2002
El premio más importante que el Estado de Israel otorga a la cultura, le fue dado a Efraim Kishón en el 2002, por su trayectoria y su aporte a la cultura del país.
Esto fue un hecho más que justo para alguien, que tuvo tanto mérito en el desarrollo y formación de la identidad israelí.
EL pueblo israelí, grandes, chicos, jóvenes y mayores, ya lo habían consagrado. El premio legitimó una posición que ya hace décadas había logrado.
Efraim Kishón –que había nacido en 1924, como Ferene Hoffman- siempre se consideró a si mismo como un “Ole Jadash”, un inmigrante.
Sus sátiras sobre la vida militar “secreto militar”, su mirada entre crítica y risueña sobre la realidad israelí, su defensa al Estado de Israel, en círculos internacionales, pero sobre todo, haberse ganado el interés de amplios sectores de lectores, hacen de Efraim Kishón un referente único, ineludible de la vida israelí, con sus claro-oscuros, sus logros y fracasos, mostrando al mundo judío y gentil una Israel con pinceladas de humor inolvidables, Lo sobreviven sus tres hijos y cinco nietos. Se nos fue un Grande. Cuando lo mencionemos y recordemos, no podremos evitar que se nos dibuje una sonrisa.
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